Sebastián
Cuatro semanas y ya tenía el regalo perfecto. Nunca me había puesto tan nervioso cuando se trataba de declararme a alguien.
Con ella todo era diferente
Tomamos las maletas que se encontraban sobre la cama
- ¿Por qué tenemos que salir? - notaba si rostro cansado. Era obvio que no le arruinaría la sorpresa
- Porque es una urgencia - besé su nariz causando que una sonrisa apareciera en su cara
- ¿Es una sorpresa? -
- Tal vez -
- Eso es sospechoso -
- No es verdad - caminé hasta la sala y ella me siguió
- ¿Sabes que si es sospechoso? - ahora se encontraba en la cocina. Abrió el refrigerador - Anoche había una caja con dos sobres de galletas y una de grasitos ¿dónde estarán? -Reí tomando su cintura por detrás acomodando mi barbilla en su hombro
- Mi estómago puede contestar -
Sonrió cerrando la puerta blanca para voltear y besarme.
- Ya dime a donde iremos -
- Ah, ¿no puedo darte una sorpresa? -
- Quiero saber -
- Vamos a escaparnos. Samuel y Jimena lo hicieron así que ¿por qué nosotros no? -Tomé su mano y salimos de la habitación con dos maletas, una cada uno.
Después de tiempo nos encontrábamos en la playa. La había llevado al lugar más lindo que pude encontrar.
Se merecía eso y más
- Esto es hermoso - llevaba puesto un short color vino junto a una playera blanca. Estaba parada en el balcón observando la vista que había elegido para ella
- ¿Te gusta? -
- Me encanta - me miró - Sebastián. Sonará cliché pero ¿qué somos? -Sonreí tomándola en mis brazos.
- Vamos, nos espera una gran velada -
Mónica
¿Qué había sido eso?
No respondió mi pregunta y eso me puso un poco nerviosaHabían dado las ocho de la noche. Cenamos y disfrutamos un poco de la piscina.
Ahora nos encontrábamos sobre la arena, acostados. Con su mano en mi cintura y mi cabeza sobre su pecho.
Platicábamos de las cosas que siempre habíamos querido saber del otro y de nuevo me atreví a preguntarle
- Hace unas horas no respondiste a mi pregunta -
- ¿Qué pregunta nena? - tomó mi mano entrelazando esta. Sonreí.
- ¿Qué somos? -Me miró sonriendo
- Nada. No somos nada - se sentó sobre la arena - Por eso estamos aquí -
La sonrisa en mi rostro desapareció. Ese "Nada" me había dolido demasiado. Me senté al igual que él tomando mis piernas juntando las rodillas hasta mi pecho
- Mónica - levanté la mirada - ¿Quieres ser mi novia? -
Lo miré. Me tiré sobre él besando sus labios como respuesta
- No fue nada romántico, lo sé - rió - Lo siento - dijo a mitad del beso. Me separé de sus labios
- Eso no importa. Me gustas así de bobo. Casi me haces llorar -Lo besé de nuevo sintiendo sus caricias sobre mi cadera.
- Te amo Mónica, te amo como nunca había amado a nadie - besó mi nariz
Sentí esa corriente eléctrica recorrer mi cuerpo.
- También te amo cariño - besé sus labios por tercera vez.
Sebastián
Por fin puedo decir que es mi novia. Deseaba poder consentirla y hablarle como tal.
Regresamos a la habitación de hotel. Tomamos un poco de vino y dormimos juntos.
Pasamos dos semanas en aquel paraíso. Recibimos llamadas de parte de Samuel quien nos buscaba por toda la ciudad y era obvio que no nos iba a encontrar.
Ahora llevábamos una relación llena de amor, celos y grasitos con chocolate.
Así fue como me enamoré de una chica
La chica que por mucho tiempo fue mi mejor amiga.
ESTÁS LEYENDO
Enamorado de una chica
Historia CortaSebastián creía que el amor de su vida era aquel chico de cabello castaño. A veces la persona correcta está frente a ti y no puedes notarlo. ¿Se dará cuenta de lo perdida que está Mónica por él? Derechos reservados™ No se permite ninguna copia