˗ˏˋSintax Errorˎˊ˗ [Kamisama Hajimemashita]

"31" [Epílogo/Extra]

Quizás no había sucedido algo tan bonito como una increíble declaración, pero había quedado satisfecha, habían pasado cierta cantidad de meses, cierta cantidad de eventos, cierta cantidad de sentimientos.

Seguí escribiendo las cartas, me mantenía tranquila en momentos de desesperación. Tomé un sorbo de mi té en mi plano de serenidad nocturna, estaba el templo vacío, Nanami estaba fuera por ciertos asuntos que ya se le hacían a uno familiares, un dios es un dios y hace cosas de dios con responsabilidades... También de un dios. Para resumir, Nanami tenía un evento importante y Mizuki había tomado el rol de acompañante, ¿resultado? Tomoe y yo estábamos solos en el hogar. Pensaba en todo lo que había estado haciendo durante esos meses...

— Rayos... Si el tiempo sigue pasando me volveré vieja...— me quejé, era gracioso, soy un familiar, no voy a envejecer igual que un humano. Oí un quejido detrás de mí—. No sabes cocinar sin quemar el templo y tampoco sabes hacer bromas sin deprimirte...— comentó como si mi comportamiento le asqueara.

— ¿Tanto me odias?— pregunté volteando hacia él—. Esa viene a ser mi frase, sigo sin conseguir que me digas lo de tu oreja—

— ¿Estamos hablando de mis dotes de comedia o de mis orejas?— él hizo un gesto, una mueca que hacía ver que se lo estaba planteando seriamente, obviamente, él se daba a entender con ironía y frases crueles—. De tu oreja, quizás no me oíste bien...—

Realmente fue un remate, no quería sentirme mal por un comentario así, el cual sabía que no era a propósito, pero de todas formas lo hice. Mis ojos estaban empezando a tener el cosquilleo molesto que anunciaba que iba a desbordarme con mi tristeza. Sabía que no era con intención, por lo que me reusé a reaccionar de forma brusca y me limité a girar mi cabeza.

— Ya sé lo que sucedió, pero me hubiese gustado escucharlo de ti...— dijo resignandose después de suspirar. Me reí amargamente—. Son horribles, ¿verdad?— fue lo único que pude articular, oí un sonido de desprecio de parte de Tomoe, a todo ésto, no vi su expresión, me enfocada solo en la luna para distraerme en algo más.

— Lo único horrible es que hayas escondido tus orejas todo éste tiempo— lo miré esperando una explicación—. Tú lo dijiste, soy horrible de todas formas...—

— No dije que te odiara...— dijo con un tono amargo, pero totalmente diferente a lo que era él. Quizás en el momento lo tomé como una broma estúpida, ahora que leí mis cartas me doy cuenta de que él realmente estaba imitando, y a la vez invirtiendo, mi frase, la que había usado antes "nunca dije que me gustes".

— claro, no lo haces...— dije obvia— ¿y por qué no?— dijo él, yo, intentando verme genial delante de la persona que me interesaba, dejé mi taza en el suelo y me senté cruzando mis piernas— básicamente por que te interesas en mí, en éste templo eres el único que sabe de mis orejas y ni siquiera te lo conte, es suficiente prueba, ¿no?—

— bueno, el té es tu habilidad...— esquivó mi teoría, que ahora era mas bien una afirmación, me tomó unos segundos el darme cuenta de que él tenía mi taza de té y estaba sorbiéndolo gustosamente.

— el té no tiene nada que ver...— me salí de mi postura, gateando hacia él como pude—... Y devuélveme eso, Tomoe— dije, lo único que tomaba mi campo de visión era mi mano persiguiendo el contenedor de la bebida, que para cuando me di cuenta era algo tarde, Tomoe y yo estábamos más cerca de lo que demandaba el espacio personal.

Él, siempre sabiendo que decir, respondió— "no es como si me gustaras"... Sabes hacer el té, no sabes disimular, Aoi—sentí arder mis mejillas. Me volví atrás sobre mis pasos para luego darme la vuelta y sentarme en una posición que me hacía ver como una bolita.