CADEN II- SIN BARRERAS O ESTORBO

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Todo lo que se aprecia es muy tentador como para resistirme. Entro a la cama y acaricio sus suaves piernas.

—No pensarán hacer eso aquí, ¿verdad?

La voz de Noah me hace despertar de ese trance en el que me encuentro con el cuerpo de Suzy, ni recordaba que ella está a nuestro lado. Suzy lleva la mano a la mesa de noche y veo un cuchillo, el cual acerca a su pecho y sonríe.

—¡Tú no puedes hacer esto! — grita Noah.

—¿Y quién eres tú para decirme qué hacer o no? Esta es mi casa, mi cama y mi cuarto, y yo hago lo que quiera en el. Además, el postre me lo ofrecieron y lo dulce no se desprecia.

Mi atención se centra en Suzy, en la forma tan seductora en que se hace una leve cortada en el centro del pecho y remueve parte de la lencería, mientras muestra sus pezones erectos.

—¡Ya basta, por favor! ¡No soporto ver esto más! ¡Están enfermos! — grita Noah.

—¿Vas a darme postre también? — la miro y al ver su expresión, no puedo evitar reír—. Supongo que eso es un no, entonces cállate y no interrumpas.

Mi atención es en el postre que tengo servido justo al frente. Ese rojizo le da un toque más delicioso a su cuerpo, es inevitable no desearla. No puedo prestarle atención a Noah, sentirme mal por ella o por lo que quiero hacerle a Suzy. Lamo esa lagrima que desciende por el valle de entre sus senos, hasta llegar a la cortada. Es como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que pude probarla. Es inevitable no sentir hormigueo y escalofríos. Presiono mi erección en su entrepierna y sonríe. Le arrebato el cuchillo de las manos y lo llevo a su cortada, creo un línea horizontal un poco más arriba de su ombligo, algo que provoca por fin un gemido muy estimulante. Muerde su labio inferior y toda la piel se me eriza. Procedo a lamer y dar suaves chupones, recorro cada parte de la cortada, hasta detenerme en su ombligo. Sus senos me tientan a devorarlos, a lamerlos y chuparlos hasta oír sus constantes gemidos.

—No puedo, Caden— baja su mano a la ropa interior y se toca por encima de ella, mientras me permite ver lo húmeda que se encuentra.

Retomo la postura para mirar en la forma que se toca.

—Come—mueve su ropa interior a un lado.

Puedo ver su rosada y delicada vagina. Mete sus dedos, mientras gime y muerde sus carnosos labios. No puedo aguantar más con eso. Abro bien sus piernas y me acerco por fin a probarla. Mis labios se llenan de sus deliciosos fluidos, incluso de mi barbilla baja ese dulce líquido. Chupo fogosamente su clítoris y todo su cuerpo tiembla sin control.

—Te gusta tocarte mucho, ¿cierto? — meto mis dedos y los muevo rápidamente, provoco que, de lo más profundo de ella, se escapen unos gemidos más intensos—. Con mis dedos no podría llegar a donde quiero, así que debo meter algo mejor— dejo visible mi pene y lo coloco en su entrada.

—¡Ya basta!

—Me tienes harto, perra. No quieres comer y tampoco dejas que coman. Esta pudieras ser tú, si no fueras tan ridículamente pendeja— penetro a Suzy, con la misma intensidad de ese fuego que carcome todo mi ser.

Hace mucho no siento esto. La embisto rápido y preciso, hago que gima mi nombre una y otra vez.

—¿Ves lo loca que está? ¿Ves cómo disfruta? Ella si sabe apreciar cada centímetro de carne que le doy, en cambio tú eres una malagradecida— alzo las piernas de Suzy, hago que las deje caer en mi antebrazo y entro más profundo en ella—. ¿Te gusta, Suzy?

—Me encanta, Caden— musita jadeante, mientras muerde fuertemente sus labios—. La idea de que ella nos esté viendo, lo hace el doble de excitante.

—Tienes toda la razón. ¿Qué tal si le mostramos algo mejor? — me detengo, solo para poner a Suzy en cuatro patas delante de mí.

Retomo las embestidas, mientras analizo las expresiones de Noah. Ni siquiera siento ganas de tocarla, y menos ahora que he probado el interior de Suzy, es como si estuviera hecho solo para recibirme. Puedo percibir como si quisiera comerme, y tener esa idea en la cabeza, empeora mi calentura. Suzy se recuesta en el abdomen de Noah y yo solo continuo. No pienso detenerme solo por eso. Está loca, es una completa desquiciada y, aun así, me provoca de esta manera, al límite de desear que sea solo mía.

—Eres una pervertida, Suzy.

—Quiero que vea de lo que se está perdiendo. Que sufra por menospreciarte, porque yo no lo haría. ¿Por qué no te quedas conmigo, Caden?

—¿Tanto quieres que me quede contigo?

—Sí, quiero que seas mío. Ella no te sirve ni para coger, no puede complacerte como yo. A mí me encanta todo lo que haces, en cambio ella, menosprecia todo lo que haces y te rechaza.

—¡No la escuches, Caden! ¡Te quiere lavar el cerebro y tú eres un idiota que te dejas!

—No debo escucharla para saber que es la verdad. No me sirves para nada. Lo único que haces es despreciarme, yo buscándote como un idiota la vuelta todo el tiempo y no recibo nada más que tu desprecio. Todo este tiempo enamorado de ti y de nada ha servido. He llegado muy lejos solo para tenerte conmigo y nada de eso te importa. Yo te amaba mucho, Noah, también al bebé que íbamos a tener y ni eso pudiste darme. Quisiste matarte para no tenerlo dentro de ti y no sabes lo que dolió eso. Espero que sí algún día nos volvemos a reencontrar, no sea en esta misma despreciable persona, porque detesto las mujeres como tú. Ahora te tocará ver cómo me corro dentro de otra y le hago ese hijo que tú no pudiste darme— acelero mis movimientos, justo antes de correrme en lo más profundo de Suzy—. Acabo de decidirme, Noah— digo fatigado—. Acabo de decidirme por la mujer que quiero. Ahora puedo decirte y restregarte en la puta cara, que esa mujer no eres tú— alcanzo el cuchillo y lo entierro en el mismo centro de su pecho, con tanta rabia, que solo quiero acabar con todo eso que pasé por ella y que no supo apreciar.

Estoy cansado de que todo lo que recibiera por parte de ella fuera rechazo, tras rechazo. No puedo sentir nada por lo que acabo de hacer. Yo la amé con lo más profundo de mi ser y ella fue quien falló. Yo solo quería creer en que aún había alguna manera de arreglar las cosas, pero no, no la había. Entierro el cuchillo una y otra vez, hasta que toda la sábana e incluso la cabecera de la cama, se empañe de ese rojo carmesí que tan amargo me supo. Tengo que acabar con mi problema y darle la oportunidad a alguien que sí valga la pena, y ese alguien es Suzy. La miro y se encuentra riendo como siempre hace, con esa locura y risa siniestra que la caracteriza, que sin darme cuenta se convierte en un encanto. Estoy consciente de que eso es lo que ella esperaba de mí, por eso la complací. Al final, ella es la única que ha aceptado cada cosa de mí y no se queja de nada.

—Debiste ver su cara. Hasta el último momento ella pensó que te tenía en sus manos y que eras incapaz de elegir a alguien que no fuera ella.

Esta mujer es maldad pura, pero es muy linda.

—Jamás había conocido a una mujer tan loca como tú, pero me gusta eso de ti. ¿Por qué no disfrutamos un poco más por nuestra unión?

—Sí, Caden.

Tiendo mi cuerpo sobre el de ella y noto la sangre de Noah en sus mejillas. La limpio con mi dedo índice, luego la llevo a sus labios.

—Es muy amarga.

—Tú sí sabes mucho— rio—. Te daré una más dulce, pero debes tragarla completa, ¿de acuerdo? — la beso.

—Sí, todo lo que venga de ti lo quiero.

Esa es la diferencia entre ella y Noah; que no hay comparación alguna, no la hay.

Parte Dos: Caden ✓ [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora