Eso es inusual. Yo que pensé que trataría de huir y no veo interés alguno en ella de hacerlo ahora. No puedo confiarme, debe estar jugando o esperando a que la policía venga. Se acerca y permanezco quieto, solo observo sus movimientos. Lleva su mano a mi mejilla y limpia el sucio restante.
—Has debido pasar por mucho, ¿cierto?
—¿Por qué la pregunta?
—Puedo verlo en tus ojos y en esto que acabas de hacer. Yo no te haré daño, tampoco diré nada, será nuestro pequeño secreto— sonríe.
Nunca la había visto sonreír así, parece otra persona.
—¿Y cómo puedo creerte? — pregunto incrédulo.
—Me gustas, Caden. Jamás haría nada que te lastimara. He visto lo hambriento que has estado durante estos días. ¿Qué es lo que te está causando tanto mal? ¿Por qué no te estás alimentando adecuadamente?
La miro detenidamente y la examino. Es demasiada extraña su actitud. De alguna manera me siento cómodo ante sus caricias. Ella es la segunda mujer, después de Noah, que dice que le gusto. Debe estar jugando conmigo.
—Come un poco más, no te cohíbas por mí.
—¿Por qué haces esto? ¿Vas a entregarme a la policía? Tú no eres así, Suzy.
—Ya lo dije; me gustas, Caden. No voy a entregarte, es más, traje mi auto. Puedo ayudarte con este problema si quieres.
No puedo llevarlo en mis brazos, ese hijo de puta es muy pesado. Si me ven llevándolo a alguna parte me meteré en problemas, al igual que si lo dejo aquí y alguien lo encuentra. Debo dejar que me ayude y cuando estemos en un lugar a solas, me encargo de ella.
—Ayúdame, Suzy.
—De acuerdo.
Esperamos a que una que otra persona pase y lo arrastramos hasta el auto para subirlo. Cualquiera diría que ella estaba preparada para esto.
—¿A dónde lo llevaremos?
—A mí casa.
—¿Estás seguro?
—Sí.
Aún no he salido del auto de Daniel, no puedo dejar que lo vea también. Llegamos a mi casa y por suerte los vecinos a esta hora están recogidos. Lo sacamos del auto y lo llevamos dentro de la casa. Al Noah verla se levanta con dificultad e intenta acercarse. Suzy se ve tranquila, aun viendo a Noah en esas circunstancias.
—Siéntate, Noah— le ordeno y camino a la cocina.
Abro la gaveta y guardo el cuchillo en el bolsillo.
—Lo llevaremos al sótano.
—¡Ayúdame! — le ruega Noah a Suzy, pero ella no se ve con intenciones de ayudarla.
Le tapo la boca con la cinta y la encaro.
—Si te la quitas otra vez, te cortaré el cuello— susurro en su oído, y asiente varias veces con la cabeza.
Bajo al sótano con el cuerpo y la ayuda de Suzy. No luce asqueada o sorprendida en lo absoluto. Me intriga el hecho de que no muestra ninguna extraña expresión. Es una lástima que tenga que matarla, y más ahora que me empezaba a caer mejor. La empujo contra el suelo, subo sobre ella y levanto el cuchillo dispuesto a todo.
—Lo siento, Suzy.
Cuando solo queda enterrarlo, se llena de fuerza y pone resistencia. Me empuja y esta vez es ella quien toma el control. Se sube sobre mí y saca un cuchillo de su pantalón. No sé cómo tiene ese cuchillo, pero claramente no es mío. Si está armada, significa que planeaba hacer esto. Con una mano sujeta la mía para que no pueda atacarla y lleva su cuchillo a mi cuello.
—Es de mala educación tratar de matar a la persona que te ayudó y que se te confesó, Caden. Acabo de ayudarte y así me pagas. Déjame adivinar, ¿tenías planeado matarme para quedarte con esa muñeca de trapo inservible que tienes ahí fuera? — ríe maliciosa, y acerca el cuchillo más a mi garganta—. No me agrada esa idea, hiere mucho mis sentimientos y más luego de haberme confesado.
A pesar de tener ese cuchillo en mi garganta y de poder forcejear fácilmente para quitarla de encima de mí, no siento la necesidad de hacerlo. No siento mi vida en peligro con ella. Ahora puedo apreciar claramente sus expresiones; esas expresiones que me tenían, o más bien, me tienen intrigado. Su actitud no es la misma y la sonrisa que tiene plasmada en su rostro, de alguna manera me hace verla distinta, tal vez algo linda.
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Parte Dos: Caden ✓ [PRONTO SERÁ RETIRADA]
HororLuego de haber pasado tanto en su niñez y en su desarrollo, Caden busca la manera de cambiar ciertos aspectos de su vida en un esfuerzo de unirse al resto de la sociedad. El ser humano posee innatamente el instinto de querer progresar y ser feliz en...