CAPÍTULO 4

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Eveline

Hoy es mi primer día de trabajo. Estoy relajada, sé que ya tengo mi puesto asegurado, pero eso no impide que la ansiedad haga merma en mi pecho.

Ahora, me hallo entrando a la recepción del edificio. Lily no ha dejado de enviarme mensajes alentadores. Me meto dentro del ascensor y espero pacientemente a que este ascienda a la última planta.

Me aplico nuevamente brillo labial antes de que las puertas se abran y una vez lo hacen, mis tacones resuenan contra el suelo de madera flotante. Una mujer que no debe pasar de los veintitrés años se acerca a mí.

—Usted ha de ser Eveline Morrison —habla mientras procede a darme un apretón de manos—. Mi nombre es Claire Lewis, soy secretaria general de la última planta.

—Es un placer, Claire.

—Por favor, el placer es mío. Déjeme guiarla a su nueva oficina.

—Claro.

La sigo por los pasillos mientras vuelvo a examinar mi entorno con la mirada. Aun no puedo creer que estoy aquí.

—Las oficinas son compartidas —me explica a medida que nos movemos—. Generalmente son de a tres o dos.

Espero que mi compañero o compañera no sea un grano en el culo de ser así.

Nos detenemos frente a una puerta, ella saca un par de llaves que introduce en la cerradura y a los pocos segundos, la puerta se abre. Entramos dentro y mi mirada descubre a una moderna oficina repleta de ventanales, un escritorio enorme con dos asientos y dos ordenadores.

—Esta es su oficina.

Vuelvo a contemplarla con la mirada.

—¿Qué hay de mi compañero? —interrogo.

Ella mira la hora en su reloj.

—Él aún no ha llegado.

Él. Un hombre.

»No se preocupe, señorita Morrison, él es un arquitecto con mucha experiencia. Estoy segura de que ambos se entenderán.

Eso espero.

—Bien. Muchas gracias.

—Por nada, disfrute de su primer día.

—Gracias.

Me dedica una última mirada antes de marcharse y cierra la puerta detrás de sí. Vuelvo a recorrer mi oficina con la mirada y me paseo alrededor del escritorio, deslizando mis dedos por la madera.

Tomo asiento frente a uno de los ordenadores y me instalo, dejando mis cosas. Es el lugar que está libre, ya que el otro ya parece estar ocupado por mi misterioso compañero de oficina. Dios, espero que sea una persona agradable.

Enciendo el ordenador, hallo las agendas que indican las inminentes reuniones y veo que hoy hay una en la sala de reuniones y al parecer será dirigida por Benedict Moore.

Me estiro sobre mi asiento. Me parece bien. Es un buen comienzo. Accedo al historial de proyectos que llaman mi atención y antes de que pueda seguir en lo mío, la puerta se abre.

Es inevitable el que voltee la cabeza para ver de quién se trata. Hallo a una figura masculina, un metro ochenta tal vez, cabello castaño claro, camisa arremangada y un cuerpo levemente trabajado por la tonificación que tienen sus brazos. Sus ojos marrones caen sobre mí.

Sorpresivamente, una leve sonrisa se extiende alrededor de su boca mientras cierra la puerta.

—Tú eres Eveline, mi nueva compañera.

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