cap. 14 "Postre Especial Cupcakes"

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Dias después en la cafetería del hospital....

Lauren se sentó en una de las mesas de la cafetería con una humeante taza de café entre sus manos, dándole un rápido vistazo al reloj que colgaba de una pared cercana.

Tenía una hora todavía para despejar un poco su mente y poder subir a su consultorio libre de preocupaciones, sin embargo, se sentía demasiado frustrada como para poder alcanzar un estado de calma que permitiera que su ceño no se mantuviera fruncido.

Suspiró.

Había sido una noche terrible en la sala de emergencias. Tan mala que incluso habían tenido que llamar a Verónica a mitad de la noche para que apoyara al equipo de emergencia, a pesar de que ya, junto a Lauren, había otro Traumatólogo de guardia. Todo empezó con un par de emergencias sencillas que, en el caso más grave, ameritaron un par de puntos de sutura. El hospital se mantuvo en relativa calma hasta la medianoche.

A la medianoche se desató el pandemónium.

Un choque múltiple en una de las avenidas más importantes de la ciudad puso a toda la emergencia a correr, producto de la imprudencia de un chofer de autobús alcoholizado, al que no le importó la vida de sus pasajeros al momento de tomar el volante, colisionando al perder el control con un par de autos que se encontraban esperando el cambio de luz del semáforo.

Lauren había pasado casi toda la madrugada en quirófano, trabajando lo más rápido posible para poder estabilizar a los pacientes más graves. Sin embargo, esa noche no había tenido tanta suerte.

Entre los numerosos casos que le tocó atender esa noche se encontraba el de una joven que había quedado atrapada entre los escombros del autobús, desafortunadamente, el asiento que le habían asignado se encontraba muy cerca del sitio de impacto, por lo que los bomberos tuvieron que hacer maromas y utilizar diversas herramientas para poder sacarla del amasijo de hierros en el que se había convertido esa parte del autobús.

Para su mala suerte, cada segundo que pasó atrapada allí acortó sus esperanzas. Lauren hizo todo lo posible por estabilizarla, pero una fractura expuesta en su pierna izquierda, lesionando vasos sanguíneos importantes, había hecho que perdiera mucha sangre.

Lo intentó, en serio lo intentó.

Sin embargo aún podía recordar el pitido ensordecedor del monitor anunciando lo inevitable. Sus intentos fueron en vano. La había perdido.

Estaba en una sala de emergencia. Diariamente morían millones de personas en todo el mundo por diversas causas. Era parte del ciclo de la vida. Años dedicándose a su carrera tenían que haberla hecho entender que esas cosas pasaban de vez en cuando, sin embargo, odiaba cuando perdía algún paciente de esa manera.

Quizás si la hubiesen traído un poco antes hubiese podido hacer más. Pero eso ella no podía saberlo. No podía regresar el tiempo y, a pesar de que era normal que eso sucediera en la sala de emergencias, detestaba esa sensación.

Tampoco podía sacarse de la cabeza la expresión de los padres de la chica cuando ella personalmente les dio la noticia. A pesar de que un rato después, antes de retirarse para iniciar el engorroso papeleo post mortem, le agradecieron su esfuerzo, ella sabía que muy en el fondo ellos se preguntaban si en verdad Lauren había hecho todo lo posible por salvar a su hija.

Lauren lo había hecho, pero nada de lo que dijera podría hacerles dejar de dudar. A veces hasta ella misma lo dudaba.

Intentó que el caliente líquido que se deslizaba por su garganta la hiciera espabilar un poco. Tenía que dejar de pensar en tonterías y concentrarse en sus consultas por las próximas horas. Al fin y al cabo, sus pacientes no tenían la culpa de que ella hubiese tenido una mala noche.

LA PEDIATRA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora