Tras un largo café Iruka ya estaba listo para afrontar el día. Hacía tiempo que su trabajo empezaba a preocuparle. Por culpa de su vecino no estaba escribiendo nada decente y el verano -y la fecha de estreno de algo nuevo- se acercaba cada vez más y más.
—Buenos días, caras largas —canturreó Genma entrando a la sala con un café y tomando asiento frente a su escritorio.
Iruka solo le sonrió. No habían vuelto a hablar desde que le envió aquel bochornoso borrador y quería pensar que con suerte Genma lo había olvidado en el fondo de su bandeja de correos y no lo había leído. Sin embargo, la suerte hacía mucho que no estaba de su lado y Genma rodó con su silla de oficina hasta el escritorio de Iruka, acto seguido le sonrió con cierta picardía especial.
—Santos dioses… Lo has leído.
—Para eso me lo enviaste ¿no?
Iruka se echó una mano a la cara.
—¿Qué te pasa, Iruka? Venga, que aún no te he dicho qué me ha parecido.
—¿Puedes no hacer largo esto?
Genma rió.
—No te voy a decir que cuando me dijiste que era algo diferentes esperaba que fuera “tan” diferente a tu estilo. Pero aún así... me ha gustado y creo firmemente que al director le gustará.
—¿Al director? Tú estás loco, esto no es para publicarlo ni nada…
—¿¡Por qué!? Tengo un par de amigos que son… de tu ambiente, a los que les dejé echarle un vistazo a un trozo y me dijeron que es muy bueno. ¿Sabes? Por lo visto la homoerótica no está del todo explorada en los libros hacia el gran público y ¿quién sabe...?
—Ni de broma, preferiría que me despidieran a presentarme con un borrador de esto frente a dirección…
—Bueno, pues tú sabrás. Pero que sepas que si lo haces, yo te apoyo.
Dicho eso le guiñó un ojo y rodó de nuevo hacia su escritorio.
Iruka suspiró, dentro de “lo malo” Genma no había montado ningún espectáculo con el asunto, pero lo celebró demasiado pronto porque ahí no quedó la cosa. Durante toda la mañana Genma no paró de insistirle con lo bueno que era aquello, lo novedoso y lo mucho que iba a gustarle a “los de arriba”. Iruka constantemente daba largas y se negaba, más preocupado por que nadie escuchara sus conversaciones que por darle una contestación verdaderamente coherente al respecto.
En los momento en los que quedaba a solas no dejaba de repetirse la locura que suponía eso que planteaba su amigo, sin embargo, la idea no dejó de dar vueltas en su cabeza durante todo el día.
«No puedo publicar eso… es cierto que no tengo nada más, pero ¿¡eso!? No, ¿qué dirá mi madre? Ella lee todo lo que publico… Dioses, sería bochornoso. Definitivamente no, y aunque me lanzara a hacer tampoco es un escrito tan bueno. Dentro del género hay de mejores que yo estoy seguro, lo mío es demasiado sucio… Es porque me dejo llevar demasiado. Es por culpa de ese molesto Hatake».
Así trataba de convencerse de que publicar todo aquello no era una opción, pero no se terminaba de decantar, de modo que al terminar la jornada al mediodía regresó a su casa todavía cargado de dudas.
Por fin al salir del ascensor fue cuando dejó todas sus preocupaciones a un lado y se puso en guardia, esperando cualquier nueva sorpresa de su irritante vecino, quien desde que había aparecido en su rellano -y en su vida- se había robado sus pensamientos. Sin embargo, no se lo encontró esta vez, las casualidades a su favor tenían un límite y él ya las había gastado todas. Pero en su lugar se encontró a un repartidor. Este tocaba una y otra vez en la puerta de Hatake y al ver llegar a iruka, y verle además acercarse hacia él, no dudó en hablarle.
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ICHA ICHA NEIGHBOUR-SPY [KAKAIRU] 🔞
FanfictionIruka es un escritor frustrado que va a encontrar su inspiración en su misterioso y sexy vecino