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IV

Las mañanas de domingo siempre las usaba para hacer la colada, por suerte no tenía que ir muy lejos porque en el sótano del edificio había una zona reservada para el uso de los propietarios con lavadoras y secadoras. Iruka no era el único que hacía la colada allí los domingos pero con el tiempo se habían sincronizado para que les diera tiempo a todos. Lo que no esperaba entra encontrarse allí a Hatake. O, tl vez, en el fondo; era lo más esperado. 

Iruka, como siempre que le veía, encolerizó. Había un papel en la entrada de la zona de lavanderia con los horarios de cada propietario y Kakashi, quien estaba metiendo su ropa en la lavadora, se lo había pasado por dónde le había dado la gana.

—Vaya coincidencia... —murmuró Kakashi en lugar de dar los buenos días—. ¿La colada también? ¿Hoy no sales al parque? —le preguntó Hatake y a Iruka se le heló la sangre.

Pero como no añadió nada más, Iruka lo pasó por algo, negó con la cabeza y retomó su enfado. 

—Pues no… Pretendía hacer la colada pero ya veo que no podré...    

—Vaya… —gruñó Kakashi al verle—. ¿Por qué me da que te vas a quejar de algo? 

—¡Pues sí!

Kakashi entornó los ojos. 

—No puedes andar así… ¿eres igual con todos los demás vecinos? ¿Por qué no te han echado ya de aquí? —preguntó cansado de ese escritor fracasado.  

—Cuidado con que no te echen a ti… —amenazó Iruka, hacían un mohín.  

—Ah… acaba rápido ¿ahora qué he hecho?

—¿No has visto el aviso de horarios? “A las diez: Umino”. Es mi turno.

—Son las nueve cuarenta y cinco —dijo mirando el móvil para asegurarse—. Así que técnicamente es el turno de el tipo del tercero B. A quien le he pedido permiso, aunque no tendría por qué decírtelo. 

—Ah… Pero… ¡aja! Al programa de la lavadora aún le queda media hora. Y eso entra en mi turno.

Dijo sin saber ya de qué quejarse, solo sabía que cuando le veía le ardía la sangre, se ponía nervioso y se sentía incómodo: todo a la vez.

—Me ha dicho el del tercero B que no tendría problema con eso. Que tú siempre le dejas parte de tu turno porque sueles ser un dormilón los domingos.

—¿Ha dicho eso? 

—Con esas mismas palabras.

—Pues… ¡me da igual! Además le cedo tiempo de mi turno ¿y qué? Eso no significa que te lo ceda a ti.

—Hay dos lavadoras… Usa la pequeña y déjame en paz. 

—No, porque necesitaré lavarla en dos turnos. No cabe toda.

—¡Pues no dejes toda la colada acumulandose por una semana, cochino! ¿A mí qué me cuentas?  

Iruka abrió mucho la boca pero estaba callado. No creía que ese tipo hubiese llegado ya a la base de los insultos. «¿Cochino? ¿Yo? ¿Cochino?». Su cerebro no daba para más,  Kakashi simplemente le ignoró y siguió a lo suyo. Al final Iruka optó por esperar allí a que Kakashi terminara.

De modo que allí estaban los dos, frente a frente mientras solo se oía el ruido del tambor de la lavadora dando vueltas. Entonces Iruka recordó algo importante. 

—Oye… Quería preguntarte, ¿qué es de tu padre? Creía que venías a visitarle pero no le he visto desde hace varios días.

Kakashi alzó la vista del teléfono y le miró. No tenía porqué contar nada a nadie de su vida, de hecho odiaba tener que hacerlo, pero sí sabía que su padre y ese chico tenían cierto trato cortés, y no por él, pero sí por su padre sería educado contestar.

ICHA ICHA NEIGHBOUR-SPY [KAKAIRU] 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora