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V

Los siguientes días estuvieron marcados por horarios muy extraños, su vecino misterios entraba y salía solo o con los perros de manera irregular, y los más sospechoso era que  nadie le visitaba. Por lo demás, sus malas costumbres eran como siempre: perros y ruidos, pero por suerte al desayunar ya no veía su ropa. Al parecer aquello solo fue el primer día porque por lo visto Hatake no había descubierto la lavanderia del sotano. 

Ahora el balcón volvía a no tener ninguna emoción, así que pensó en restituir los maceteros. Le fastidiaba tener que hacerlo él, pero al menos se entretendría. Así que paso todo el día en el centro comercial comprando unas macetas y unas plantas bien altas y frondosas para poder desayunar tranquilo. Tranquilamente aburrido. 

A las seis de la tarde llegó a su casa con la intención de montarlo. De modo que se puso ropa cómoda y comenzó. Llevó una silla al balcón para subirse y trabajar mejor. Al hacerlo vio a Kakashi a través de los cristales ¿su subconsciente le había hecho esa jugarreta para tener el pretexto de espiar a su vecino? Nunca lo sabría.

Hatake tenía corrida la cortina así que podía verle sentado en el sofa, por lo que su ataque de bricomanía pasó a segundo plano. 

Se reclinó todo lo que pudo para adelante y vio que estaba leyendo pero no alcanzaba a leer el título del libro. 

«No creí que fuera un hombre interesado en la lectura…».

Le estuvo observando por un largo tiempo, sin pensar en lo enfermizo que eso se veía, cuando de pronto kakashi cerró el libro y alzó la vista. Iruka se escondió pensando que podría haber sido descubierto. Aunque sabía que en el peor de los casos podía decir que simplemente estaba arreglando las plantas. Plantas que él había quitado ¡no solo no quedaría al descubierto si no que podía volver la situación contra Kakashi! Iruka sintió que tenía un don: el de darle la vuelta a la tortilla a su antojo, para salir siempre triunfal. Esa habilidad que solo tienen los profesores de escuela y las madres, aunque él no fuera ni lo uno ni lo otro, naturalmente. 

Después poco a poco volvió a asomarse. 

Kakashi estaba en la misma postura que antes, sentado en el sofá con las piernas dobladas subidas a este. Pero ahora el libro descansaba en el reposamanos del sofá y solo miraba el móvil con cara de aburrido, pero por segundos parecía más concentrado. ¿Qué llamaba la atención de ese perezoso hombre? Irula sabía que no estaba hablando con alguien pues no tecleaba. 

«Está leyendo algo… ». 

Entonces Kakashi volteó el teléfono y lo sujetó solo con una mano. La otra la llevó a su bragueta.

A Iruka se le pusieron rojas las orejas y sintió las mejillas calientes; poco a poco se le calentaron también otras partes.

Efectivamente Kakashi se estaba sobando la entrepierna y era obvio lo que estaba mirando.

Iruka supo que ese era el instante perfecto para respetar la intimidad de Kakashi y meterse en su apartamento como si no hubiera visto nada, pero no lo hizo. Al contrario, se sujetó bien al muro y procuró acercarse un poco más. Ahora ya no tendría excusa si le pillaba; esa postura no era la de alguien que esta cambiando las maceras. Pero era un riesgo que dejó de plantearse cuando Kakashi soltó el teléfono unos segundos para desabotonarse el pantalón y sacársela.

Con la misma mano que sujetaba el teléfono arrastró su camiseta hacia arriba y la agarró entre los dientes para no mancharse.Luego tampoco alejó mucho el teléfono y tenía la cara más pegada a la pantalla; ¡error! pues Iruka no podría ver su expresión. Pero tampoco es como si no supiera en qué otro lugar poner los ojos.

ICHA ICHA NEIGHBOUR-SPY [KAKAIRU] 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora