Capitulo. 1

280 11 2
                                    

Era una hermosa Tarde, perfecta para ensayar el vídeo bailando que deseo grabar.

Todo estaba tan bien hasta que llegó mi madrastra, Ella no esta de acuerdo con esto y con nada de lo que yo quiera hacer, pues, me odia y nunca supe el por qué.

Se colocó frente a mi para "tender ropa" ocupando toda mí pequeña pista de baile.

Sin querer pisé su píes, furia llenando sus ojos.

En este momento si se pudiera matar con la mirada estoy segura de que ya estaría muerta y cortada en cien pedacitos.

_Pobrecita niña aún piensa que bailando podrá conquistar a uno de esos perfectos hombres-Dijo Madeline refiriéndose a los chicos y acabando con toda mi ilusión, aunque no lo demuestro frente a ella, sus palabras me quiebran un poquito más.

Trague mi nudo para que no se me dificulte el hablar.

-¿Perdón?- Dije.

Ella me miró furiosa por ver que sus palabras no me hicieron llorar como siempre quiere lograr.

-Entiende que eres una gorda y jamás podrás lograr que uno de ellos se enamore de tí, hagas lo que hagas, bailes, cantes, te ejercites- Se quedó en silencio por un segundo- aunque lo dudo mucho- Sonrió con malicia- siempre seguirás siendo la pequeña fea.
-Mírame y mírate- Me observó con desprecio- Yo soy perfecta y tú solo eres una más del montón, así que sale de mi camino y deja de estorbar monstruito- Sonrió Madeline con aire de superioridad.

-Adios- Respondí escondiendo mi dolor a través de una sonrisa retadora.

Y yo...

Pues yo me sentí tan pequeña en ese momento, cómo una hormiga en sus pies, la que puede pisotear cuando quiera sin nada que yo pueda hacer.

Pero no me permití derramar ni una sola lágrima por ella, no me mostraré débil ante Madeline, la estaría complaciendo y yo no quiero eso.

Salí corriendo a toda prisa, encerrandome en mi habitación.

Una vez ya adentro y con seguro en la puerta me permití llorar y pensar en todas las cosas que me dijo, me están afectando mucho, más de lo que deberían sus palabras, pues por dentro se que tiene razón.

Con miedo y lagrimas en los ojos me acerqué al gran espejo que había delante mio y me observé de píes a cabeza, de arriba a abajo, una, dos, tres veces, pero mis marrones ojos mostraban desilusión al verme.

Tengo 17 años y sigo siendo la misma niña gorda y fea de siempre, jamás cambiaría hiciera lo que hiciera.

Duele, no tienen idea de cuánto me duele saber que Madeline tiene razón en todo, ese chico nunca se enamoraría de mí estando rodeado de mujeres tan hermosas a diarío, modelos e incluso cantantes, yo soy un desastre a comparación de ellas.

Mi cabello maltratado color negro muy oscuro hasta los hombros, mis ojos pequeños y color marrón, pestañas cortas y rectas, nada relevante, mi nariz estaba bien es lo unico que no me desagrada en mi cara, mis labios pequeños y finos, mi piel bronceada y mi cuerpo... Pues soy rellenita, tengo demasiada grasa acumulada en el vientre, piernas y brazos.

Me pregunto mentalmente como se sentiría ser una chica hermosa con un cuerpo perfecto, me observo en el espejo nuevamente de arriba hacia abajo con decepción.

También pienso en que siempre vuelvo a caer en lo mismo, comer, comer y comer, no puedo dejar de hacerlo, pude haber comido recién pero luego de treinta minutos ya me suena el estómago como si tuviera hambre y nose porque.

Intento controlarme pero no puedo, ahora mismo quisiera agarrar toda la comida que este a mi alcance, encerrarme en mi habitación y comer todo el día sin parar.

Me sigo observando en el espejo con la esperanza de encontrar algo que me agrade de mí y nada, no encuentro nada.

Quisiera vivir la experiencia de ser linda aunque sea un día.

Que los chicos volteen a mirame y sonrian.
Que las chicas me digan, Wow! Tu cabello es hermoso.
Quiero saber que se siente tener seguridad y decir que nada ni nadie podrá conmigo, ni siquiera Madeline.

Sonreí de lado ante esas ideas y me alejé del espejo, no tenía sentido alguno seguir ahí parada, observándome y deseando Algo que jamás podré tener porque aunque tenga el cuerpo más hermoso del mundo, mi cara siempre seguirá siendo fea, eso no lo podré arreglar nunca.

Me tiré en la cama rendida y revisé mi celular pero como ya es costumbre, no tenía ningún mensaje, ninguna llamada, nada.

No suelo tener muchos amigos y mi padre está de viaje la mayoría del tiempo, dejándome siempre con Madeline.

Mi madre falleció cuando yo cumplí trece años justo en mi cumpleaños, llevándose con ella una parte de mi y dejando una herida que creo nunca desaparecerá, ese día me marcó para siempre.

Entré a Instagram con la ilusión de que alguno de los chicos me hubiera respondido, o al memos leído, pero para ser más exacta, que Zabdiel me lea.

Madeline no tiene idea de que Zabdiel me gusta, pues si lo supiera estoy segura de que contrataría hasta al mismísimo diablo para contactar con el y hacerle saber lo "desagradable" que soy e intentaría meterse en sus calzoncillos hasta no poder más.
Aunque lo intentaría con cualquiera de los cinco chicos si pudiera.

Sí, ella es así, aunque no me crean.

Con chicos me refiero a la Banda formada en el 2015 con el nombre "CNCO" ellos son mi única alegría en el mundo, son los únicos que me hacen sonreír y aunque no estén aquí conmigo, los siento más cercanos que cualquier otra persona, podría estar llorando pero con solo ver un video de ellos ya estoy sonriendo.

Y ni hablar de sus voces, Dios es que son únicas! Me llevan al cielo, los escucho cantar y siento lo que ellos se estan guardando dentro, no sé si me expliqué bien, Pero es como si me transmitieran todos sus sentimientos a través de sus voces y por medio de una canción.
Gracias a ellos es que nuevamente me planteé intentar cumplir mi sueño de ser cantante ya que lo dejé abandonado por años y había decidido seguir con mi vida normal.

Mamá me crió con música y desde pequeña amo cantar, bailar y todo lo que tenga que ver con música, amo escribir lo que siento y aunque lo guardo para mí, espero algún día tener el valor de dejarlo salir y que el mundo me conozca.

Pero volvamos a los chicos de CNCO, en que estábamos, ah si en que ellos me transmitían todos sus sentimientos al cantar,
llamenme loca, pero siento como si tuviésemos una conexión, sobre todo con Christopher Veléz y Zabdiel de jesús, ellos me regalan una paz y felicidad que no sentía hace ya muchísimo tiempo, con su alegría, humildad y carisma hacen que los quiera cada día más, ellos son mi lugar favorito para escapar del mundo real aunque sea por unos pocos minutos.

Espero que algún día Dios me permita conocerlos...

Entre dos AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora