Hay una cosa que amo de Chouchou y es, sin dudas, su personalidad. No es una chica ordinaria. ¿Por qué? No lo sé y no me importa, solo sé que eso la diferencia del resto y por eso la amo con locura. Podría describirla como rara, pero tampoco la definiría por completo, yo me animo a decir que extraordinaria, una joya que nadie se atreve a sostener. Yo fui valiente. De algún modo tuve la suerte de conocer sus mejores facetas. Entre ellas la forma en la que sabía competir.
Cuando se trataba de nosotros, Chouchou se abría como nunca lo haría con cualquiera, eso lo aprendí al poco tiempo. Ella era incluso más competitiva que Boruto e incluso cuando lo desafiaba, terminaba ganando, aún si fuera de hamburguesas. Ella comía el doble y hasta se veía adorable. Sonreía por cada gesto que hacía y cómo mi amigo era humillado por ella. De verdad debo admitir que es fantástica. Es una pena que pocos sepan darse cuenta de lo especial que es y no vean lo que yo sí. Chouchou eres increíble.
El viaje escolar todavía seguía su curso. Mientras visitábamos templos, galerías de arte y museos antiguos, los profesores nos dejaban un tiempo libre para disfrutar y recorrer por nuestra cuenta. Chouchou estaba jugando a una pulseada con Boruto en uno de los puestos de comida. El que perdía se quedaba sin el takoyaki. Mi amigo rogaba por ganarle, admitía que le ganaba en fuerza, maldijo para sus adentros cuando sintió su brazo torcer y lo azotó contra la mesa. Sarada se pegó un susto del terror y se acercó a Boruto para comprobar su estado.
—¡Boruto...!¿Estás bien..?
—Sí, agh maldición...—bufó.
—¡Gané! ¡Gané!—dijo entusiasmada Chouchou y por reflejo se aferró a mi cuello. La miré con una mirada traviesa y le robé un beso dulce, ella se apartó algo tímida y apoyó su mano sobre mi cara, avergonzada—. No en público, cielos Mitsuki...
—¿Tanto te da pena...?—la miré insinuándola, ella rechistó y me devolvió el beso, solo que más torpe y dulce, lo profundicé agregando mi lengua y se apartó al sentir enredar nuestras lenguas, un rubor tiñó nuestras mejillas.
Boruto y Sarada intercambiaron una mirada incómoda y desviaron sus rostros hacia un costado. Boruto se acercó al puesto de takoyaki y nos miró de reojo. Escuché que le pidió al hombre del puesto algunas porciones y las pagó enseguida. Chouchou se desprendió de mi y empujó a Boruto con brusquedad, haciendo que cayera de cola.
—¡Ah! Maldición, Chouchou. Eso fue grosero de tu parte...
—Ya deja de quejarte, rubio feo...—dijo y habló con el hombre—. Dame cinco porciones más. Es mi premio por ganar la pulseada..
—¡¿Qué has dicho..?!—dijo poniéndose de pie. Sarada lo sujetó del uniforme y lo jaló hacia ella, con una expresión terrorífica, tragó saliva nervioso—. Lo siento, presidenta. No le haré nada a tu amiga....—bufó.
—Vamos para otro lado—y señaló unos puestos cerca de nosotros—. Hay un juego que te interesará, es de última edición y quiero que lo juguemos juntos, ¿te parece?—noté que sus ojos negros brillaron por su segundo. Al igual que el de Boruto. La sujetó de ambas manos entusiasmado y la jaló.
—¡¿Qué estamos esperando, Sara-chan...?!—se alejaron a toda prisa.
Otra vez nos dejaron solos. ¿Cuál era su maldita costumbre de abandonarnos en medio de una excursión entre amigos? No importaba. Al menos tenía tiempo para pasar a solas con Chouchou. Estaba comiendo su takoyaki con lentitud, incluso sentí celos y le robé el mordisco, ella se quejó y frunció el cejo, apartó mi rostro de la comida y me dio la espalda sacando su lengua.
—No voy a compartir mi comida...
—¿Quieres que compartamos otra cosa...?—bromeé pícaro.
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Ojos Almendras (MitsuChou)
Fanfiction《Chouchou Akimichi es una buena chica, extraña quizá, no tanto. Solo normal, con un ego bien fundado y una personalidad carismática. No somos los polos opuestos, pero podemos complementarnos sin ningún problema》 Mitsuki conoce a Chouchou Akimichi, l...