Parte Once : Atrapados, ¿por ...?

388 26 3
                                    


La mañana del último día del viaje escolar, transcurrió tranquila, hicimos algunas excursiones a otros templos cerca de nuestro hospedaje y conocimos la casa del señor Gobernador. Todos estaban contentos y no dejaban de tomar fotografías. Chouchou compró algunas chucherías al salir de la casa del Gobierno y cuando subimos al autobús de regreso al hotel, escuché unos rumores. No entendía bien qué decian, solo que harían una cosa con una pareja, parpadeé confundido y no le di importancia.

Seguí mirando por la ventana, el paisaje seguía siendo el mismo de aburrido, solo que los árboles cambiaban de color y tamaño. Al llegar a la ciudad de Kiri nuevamente, mi atención se enfocó en acomodar mis maletas para cuando regresemos a Konoha. O eso fue la idea al principio, porque uno de mis compañeros, Shikadai me pidió que lo acompañara a un lugar. No entendí nada hasta que me lo explicó en el camino:

—Me dijeron que en este lugar hay una leyenda que dice que las parejas se harán más unidas que antes...

—Shikadai, no creo en esas tonterías—bufé agotado.

Shikadai me jaló del brazo y me llevó a rastras hasta un lugar fuera del hotel, estaba en lo que sería cerca de la piscina, no entendía por qué íbamos ahí y primero imaginé que sería un a broma de mal gusto, planificada por Boruto, no fue así. Porque cuando llegué, estábamos parados frente a un cobertizo, lo miré extrañado y miré el lugar. Segundos después una de las chicas traía a Chouchou con la misma expresión que yo, ¿qué estaba pasando? Sin poder defendernos, ambos fuimos empujados dentro del armario y nos cerraron la puerta con llave, todo se volvió oscuro y escuché decir a Shikadai:

—Dicen que hasta que no logren perder su virginidad, no saldrán de ahí...

No podía creerlo. ¿Nos habían encerrado en un armario? ¿Era una broma? Sí, una de muy mal gusto, ¿cómo se atrevían? Maldije para mis adentros, estaba molesto, fruncí mis puños y los azoté contra la puerta de madera en vano. Chouchou parecía callada, pero estaba seguro que estaba más molesta que yo, la sentí soltar quejidos.

—Esos malditos, lo pagarán caro...

—Chouchou...—volteé hacia ella y sentí que tropecé con ella, un pequeño aullido me sobresaltó, ¿acaso le toqué algo indebido?

—Mitsuki, esto no es bueno...debemos llamar a los profesores.

—Eso me gustaría, pero no tengo mi teléfono conmigo—me resigné.

Sentí mascullar una vez más, no podía creer que estuviéramos atrapados en una especie de armario, en primer lugar: ¿qué hacíamos allí? No le encontraba sentido. Nosotros no teníamos ningún problema. Lo único que escuché de Shikadai es que queríamos que perdiéramos nuestra virginidad, algo que por supuesto, no sucedería. Ni siquiera traía condones conmigo. A lo mejor sí, pero estaba seguro de que ella no querría, no era tan lanzada como para intentarlo.

Así que decidí comenzar a gritar para que nos saquen de ahí, claro que fue inútil, porque no había nadie del otro lado. Solté un bufido y me apoyé contra la puerta. Sentí que las manos de Chouchou sujetaron las mías y pronto su cuerpo se apegó a mí. Tragué saliva, ¿qué pasaba? La noté actuar extraño. Porque después abrazó mi cintura con fuerza, ¿tenía miedo? No lo creo. Acaricié sus cabellos.

—Mitsuki...

—¿Sí...?

—¿Crees que soy atractiva?

No tenía por qué responder porque era obvio, pero sabía que ella todavía no estaba confiada con eso, acaricié sus mejillas y busqué sus labios para atraparlos, le di afecto y ella me correspondió. Se aferró a mi cintura con fuerza y agregué mi lengua, podría continuar, y quería hacerlo, pero ella no querría.

Ojos Almendras  (MitsuChou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora