SEGUNDA TEMPORADA de "Distorsión"
Con el collar, y nuevas personas que llegan a París, varias aventuras les esperan a nuestro dúo favorito. Un secreto revelado, pero otro oculto. ¿El destino se escribirá desde cero? ¿O separará a ______ de Adrien?
—Aaww, que resaca— murmuré. —¡Espera! Yo no tomo alcohol— razoné.
Vi hacia mi cama y me encontré a (M/A) durmiendo plácidamente en ella. Se había apoderado de la mayor parte y de mis sábanas.
Me saltó una vena en la frente. —Esta debe tener huevos para haberme tirado de mi propia cama— susurré con tono maligno.
Seguido a eso, troné los dedos de mis manos, tomé el colchón de mi cama y lo tiré con todo y (M/A) mientras gritaba: —¡¡¡DESPIERTA YA FLOJONAZA!!!
—¡¡¡AAAAAHHHHH!!!— Gritó mientras se levantaba bruscamente. —¡Hey! ¡¿Pero que puercas te pasa?! ¡Estaba soñando con Justin Bieber!— Alegó.
—Ugh.
—Sí, tienes razón, que bueno que me despertaste. ¡¿Pero no podía ser como la gente normal?!
—¡¿Acaso te parezco normal?! ¡Soy una desquiciada! Y sé que no ibas a mover tu trasero a menos que te tirara de la cama con fuerza bruta— choqué mi puño con la palma de mi mano para efecto dramático.
—No más no te doy una porque eres mi amiga y estoy en tu casa, pero cuidadito cuando estés en la mía— amenazó.
—Se te va a olvidar, pendeja— me crucé de brazos con expresión desinteresada.
—¡¿Cómo te atreves, estúp-?! Tienes razón, no mames— dijo también desinteresada.
Ambas nos quedamos así hasta que oímos que mi mamá nos llamó para desayunar.
—Gracias por la comida, (Nombre de tu mamá). Perdone la molestia— comentó (M/A) secando los platos limpios que le iba pasando.
—Para nada, al contrario. Me ayudan bastante al lavar los trastos. Debo irme, ah, ______, le informé a tu director sobre la estadía de (M/A) y dijo que no había ningún problema en que la llevaras al colegio contigo.
—A nu ma. Yo la iba a llevar de todos modos :v
Mi madre suspiró pero le creció una sonrisa. —Que les vaya bien— se fue.
—¿Nos vamos?— Preguntó mi amiga.
—Sip.
Al llegar, vi a Alya y Marinette a unos cuantos pasos de mí.
—¡¡¡TÚ!!!— Gritó la oji avellana al notar mi presencia.
—Voy a morir— susurré asustada dando un paso atrás.
