Capítulo 12

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Por suerte lo tenía todo enviado y comprobado. Mi única virtud; era demasiado organizada y me gustaba hacer las cosas con tiempo, si por ejemplo tenía que enviar algo el día trece de julio yo lo hacía el mismo día que me lo enviaba y en nada ya lo tenía todo preparado. Eso me a ayudado a conseguir todo lo que me propongo.

Entró Brais y me hizo bajar de mis pensamientos.

—¿Cómo va todo? —preguntó con su pose de siempre. Todo su peso recargado en una pierna.

—Bien, mañana me iré con Jared a Italia para hablar con los accionistas. —Me encogí de hombros.

—¿Mañana libro? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

—No, mañana serás el responsable de abrir —dijo Jared autoritario.

Giré mi vista hacia él, sabía que estaba ahí pero como estaba tan callado, creí que se había ido.

Miré hacia él y le hice un gesto de disculpa. Ahora no era yo la que tomaba las decisiones, ahora éramos dos y teníamos que ponernos de acuerdo en todo.

—Por cierto Molly, mañana nos vamos temprano, así que quiero que a las seis de la mañana estés despierta pasaré a por tí. Si no lo estás me iré sin tí. Así que tú decides —dijo serio.

Era la primera vez que lo oía de esa forma. Es cierto que solo lo conozco como mínimo una semana pero el tiempo que trabaja conmigo no lo había visto así.

Asentí en respuesta y salió por la puerta para después irse.

Desde que él está aquí hemos hecho publicidad en muchos sitios, como radio, tele y carteles gigantes en carretera, y la verdad que estamos teniendo más clientela. Empresas de alto prestigio se han puesto en contacto con nosotros para que le hiciéramos el marketing. Es cierto que a pesar de ser una empresa de marketing no hemos podido hacerlo en nuestra propia empresa. Pero gracias a él vamos subiendo poco a poco.

Brais también se marchó y me quedé haciendo facturas a los nuevos clientes e incluyéndolos en el programa que teníamos relacionado con las ventas y compras.

Me tomé unos segundos para coger el teléfono y como no, tenía un mensaje de Ethan. No entiendo porque volvía a mi vida, no entiendo porque el destino está en mi contra. Cuando las heridas del corazón estaban cicatrizando aparece él con su semblante serio, aunque ahora está más alegre, parece que su vida ha mejorado desde que yo no estoy.

"¿Que te parece si voy a España a hacerte una visita?"

Lo leí una, dos, tres y hasta veinte veces para ver si lo que estaba leyendo era verdad o no. Pero si era verdad, ¿me estaba proponiendo venir aquí? Parece que no era una propuesta, si no una afirmación, aunque lo hiciera a modo pregunta sabía perfectamente que vendría.

"¿Cuándo sería?"

"Mañana"

"Oh, lo siento, mañana no puedo, tengo una reunión de negocios"

"¿Tú con negocios? JA JA"

"¿Perdón? No te lo crees, pues busca en Google. Molly González"

"Te estaba tomando el pelo, sabía perfectamente que eres empresaria y tienes un socio llamado Jared Bianche."

"¿Me espías?"

"Puede ser"

"No me extraña"

Me quedé un tiempo hablando con él, y empezaba a sentir cosas, de nuevo aquellos recuerdos venían una y otra vez. Suspiré frustrada y aparté el móvil lo mas lejos de mi para no hablar más con él.

¿Habrá contratado alguno de sus detectives para seguir mis pasos? ¿habrá puesto una cámara de vigilancia en mi casa? ¿Vivirá cerca de mi? Esas preguntas siempre venían a mí mente cuando se trata de él. Todo lo que quería lo conseguía. Cogí un lápiz y empecé a juguetear con el mordiéndole la parte de atrás como si este pudiera darme alguna respuesta a esas preguntas.

No sé cuánto tiempo pasé así, pues no venía ninguna respuesta, también tenía la opción de preguntarle pero parecería algo desesperada y tampoco era plan. Suspiré frustrada y agité la cabeza para que desaparecieran todas las preguntas que tenía que ver con él. Pensaba demasiado y luego venían las comeduras de cabeza que me hacían mal.

*****

Ya era tarde, pasé toda la mañana y tarde metida en la empresa, quería terminar todo lo que tuviera en mi mano para cuando me fuera a Italia dejar poco trabajo, o mejor dicho, no dejar nada. Solo el trabajo de Brais, tampoco quería meterle mucha caña ya que con su trabajo era suficiente. Y tiene demasiado, le he pasado varios papeles en el cual los clientes quieren el anuncio o logo para su empresa.

Entró Brais.

—Molly, vamos a casa, ya es tarde y mañana madrugas.

—Si, voy ya. Por cierto, mañana tienes trabajo.

—Lo sé, he visto los papeles que me has pasado y ya he hecho algunos diseños, solo falta perfeccionarlos y enviarlos. —Dijo girando sobre sus talones para después irse.

Le seguí, cerré todo y fuimos en mi coche.

Arranqué y pusimos rumbo a casa. Mi acompañante iba en su mundo, estaba totalmente distraído y no sabía el motivo, tampoco quería meterme en su vida. Pero lo veía algo extraño, tan extraño como lo vi aquella vez en Londres cuando estaba sentado en el parque por qué había dejado embarazada a una chica de dieciséis años, aunque después no era así. Menos mal que se libro de una buena.

—¿Te ocurre algo? —pregunté cuando el semáforo se puso en rojo para girar la mirada hacia él.

—No ¿porque? —preguntó observándome.

—Te noto como ido.

El semáforo se puso en verde y arranqué.

—no es nada, solo estoy cansado —hizo un amago de sonrisa.

—si necesitas desahogarte, puedes contar conmigo —le eché una rápida mirada para después sonreírle y centrar mi mirada en la carretera.

—lo sé, y gracias —respondió.

Después de eso no hubo más palabras por parte de ninguno, solo se escuchaba la música de fondo que salía de la radio.

Llegamos, aparqué el coche en la cochera, y salimos. Subimos en el ascensor y al llegar abrí la puerta, entramos y antes de cambiarme me puse a preparar algo de cena. No sabía bien que preparar por lo que me decanté por una ensaladilla rusa con rosquillas. Puse las patatas a hervir y mientras estás hervían me puse el pijama, cuando bajé seguí preparando la cena, al tenerla lista me puse a servir los platos y nos pusimos a cenar.

Cayendo en la tentación (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora