Jared no dejaba de beber y podía notarse que estaba demasiado ebrio. Si siguiera así no podría con él hasta llevarlo a la habitación.
—Jared, deja de tomar ya y vamos a la habitación, necesitas descansar. —le dije tirándole del brazo.
—¿A la habitación? para que —dijo riéndose pillo y mirándome extraño.
—No pienses en eso burro y vamos anda —bajé de la silla y lo agarré del brazo para luego pasarlo por mi cuello y con la otra mano rodearle la cintura e intentar enderezarlo así poder moverlo. —Como no pongas de tu parte me parece a mí que no vamos a poder hacer nada.
A paso torpe se levantó de la silla e intente cogerlo porque veía que se caía al suelo, menos mal que lo tenía agarrado.
—¿Que vamos a hacer? —dijo y tuve que apartar la cabeza porque olía demasiado a alcohol.
—Solo te llevaré a la habitación para que descanses.
—Si si, eso dicen todas y alfinal acaban acostadas en mi cama. —Rió.
Negué y lo saqué del bar que había allí. Empezamos a caminar e iba dando tumbos y por pelos me tiraba. Llegamos a su cuarto y lo tumbé con cuidado en la cama.
—No te muevas de aquí que voy a traerte un café bien cargado.
Salí de la habitación y antes de eso observé que allí seguía. Intentando quitarse los zapatos para después acostarse.
Fui al bar de antes y pedí un café bien cargado, me lo sirvieron y lo llevé a su cuarto. Este aún seguía humeante.
Entré y cuando me vio se sentó, me senté a su lado y le di la taza de café que llevaba en mis manos.
—Bebe, te sentará bien —se lo di.
Comenzó a beber sorbo a sorbo.
Después de un rato largo parecía que se sentía mejor.
—Gracias.
—No hay que darlas. —Sonreí. —Por cierto a la próxima vez que tomes decisiones hazme el favor de contar conmigo, somos socios. —Dije firme.
Se quedó mirándome y asintió.
—No te lo dije por qué sabía que me ibas a decir que no, así que tuve que actuar rápido, y gracias a mí rápida actuación pudimos ganar ese dinero. —Sentenció.
—Ahora como ya estás mejor, yo me voy, descansa y mañana nos veremos. —Me levanté de la cama y me encaminé hacia la puerta.
—Molly, está noche cenamos juntos, lo digo para que estés preparada.
—Le miré —Vale, pero prefiero una cena un poco menos formal. Que vayamos vestidos normales.
—Se quedó pensando en mis palabras y asintió —Está bien pero ten en cuenta que lo hago por qué me ayudaste con lo de antes, pero no te acostumbres —Dicho eso se quitó los pantalones y se acostó boca abajo. —Cuando te vayas cierra la puerta.
Me fui y cerré la puerta. Lo dejaría descansar.
*****
Eran las ocho de la noche así que comencé a prepararme ya que había quedado con Jared a las nueve. Tenía pensado arreglarme a las ocho y media pero seguro que el vendría a esa hora por lo que decidí hacerlo una hora antes.
Me metí al cuarto de baño y comencé a ducharme. Al terminar salí y empecé a secarme cuando ya estaba lista me puse la ropa, primero la ropa interior y después me puse un pantalón vaquero con una camiseta de color verde turquesa y unos botines negros. Iba normal pero atractiva. Me miré al espejo y me hice unos tirabuzones en el pelo y me maquillé un poco. Como tenía previsto Jared tocó a mí puerta. Antes de abrirla me eché perfume y después abrí la puerta.
—Justo a la hora que me imaginaba —dije en cuanto la abrí.
Me quedé mirándolo e iba vestido normal, un pantalón vaquero, un polo y unos bambos. Su pelo lo tenía poco peinado, es decir a lo natural, sin gomina, ni cera, ni nada.
—Vaya, pensé que nunca te quitarías el traje. —Dije observándolo, salí y cerré la puerta tras de mí.
—Y yo nunca pensé que podrías llegar a vestirte bien —Refutó.
Negué con la cabeza y comenzamos a caminar por el gran pasillo.
Salimos del hotel y me dejé llevar por él, nunca había estado en Italia, él era Italiano así que no tuve otra opción.
Me llevó por todos los lugares que tenían historia, hasta que llegamos a un pequeño restaurante que para nada era lujoso, más bien era un restaurante familiar.
Entramos y nos sentamos en la terraza, está estaba adornada de farolillos.
Nos tomaron el pedido y al poco tiempo nos lo trajeron. Para nada me esperaba eso, eran dos pizzas familiares una de cuatro quesos y la otra de jamón York y queso. Era extraño ver a un hombre tan elegante como el comiendo con la mano.
Se dio cuenta de mi expresión facial y me preguntó:
—¿No te gusta la pizza? —Dijo con un trozo en la mano para empezar a comérselo.
—La pizza me encanta, solo que se me hace extraño verte comer con las manos —reí.
—Que sea un empresario muy bueno no quiere decir que no me guste la comida basura, además es una especialidad italiana la pizza así que sigo mis raíces. —Respondió dándole un bocado a la porción que portaban sus manos.
Cogí un trozo y comí.
Era la pizza más rica que había probado en la vida; su sabor era exquisito y la textura era suave. Al morder el queso se extendía.
—¿Y bien? —dijo mirándome.
—Es la pizza más rica que he tomado en mi vida.
Comimos entre risas y bromas. Ahora parecía que estaba con un Jared diferente.
Terminamos, pagó y nos fuimos a darnos una vuelta, según él decía que iba a ser mi guía turístico y me enseñaría cada uno de los rincones de este país tan bonito.
Así que empezó como todo un guía contándome las historias de cada lugar como él me había dicho. Hablaba como si se hubiera tragado toda una enciclopedia de la historia italiana. Yo solo asentía y disfrutaba de todo lo que me estaba contando. Así ampliaba mi capacidad mental y me llenaba de cultura. Al fin y al cabo era cultura.
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Cayendo en la tentación (Completada)
Ficção AdolescenteDespués de lo que Molly vivió en Londres. Vuelve a su ciudad Natal para poder olvidarse de todo aquello que un día le hizo sentir cosas distintas. Aquellos recuerdos que viven con ella, desea que se esfumen como el viento. Cosa que será imposible...