Capítulo 11

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Terminé la comida y me puse a preparar la mesa con la ayuda de Brais. Al ponerla nos sentamos y empezamos a comer.

La comida pasó un poco incómoda, nadie decía nada con respecto a lo que había pasado. Pero tampoco teníamos que hablar nada, pues nuestra relación era normal, amigos con derecho, aunque éramos más amigos que lo otro, simplemente cuando nos daba el calentón lo hacíamos y ya no había problema con eso.

Dejé los platos en el lavavajillas y lo puse.

—Brais ¿Que ocurre? —pregunté observándole.

—nada, ¿por qué?

—Pasamos la comida un tanto incómoda, y no hablamos nada con respecto a lo que pasó. Aunque para eso no hay que dar explicaciones, digo, cada uno es libre para hacer lo que queramos.

—Entonces ¿Que quieres hablar?

—Si ya no digo que hablemos de lo pasado, si no que hablemos de todo un poco, que tengamos conversaciones esporádicas. No un tema en concreto. —Le observé y me senté encima de la encimera.

—Se acercó a mí  y pasó sus brazos por mi cintura —sabes que cada vez que tenemos sexo me quedo como en una nube, y sabes que eso viene de tiempo no es de ahora, no tengo ningún problema contigo, al contrario me encanta que tengamos estos encuentros. No quiero que pienses que estoy un poco distante contigo, por qué eso no es así ¿vale? —sonrió y depositó un beso en mi frente. 

Se separó de mi y se fue a su cuarto a no sé que. Me bajé de la encimera y me senté en el sofá, me recosté y me quedé dormida. Venía súper cansada del viaje por lo que no pude resistirme y me quedé eclipsada.

*****

No sé cuánto tiempo pasó pero me desperté a oscuras, me Asusté.

Me levanté rápidamente y miré el reloj para ver la hora que era, por lo menos ya serían las nueve o las diez de la noche. Miré el teléfono, y vi que eran las seis de la tarde, suspiré aliviada. Era normal que estuviera de noche, por el hecho de que era invierno y por desgracia oscurecía temprano.

Abrí WhatsApp y vi varios mensajes de todo un poco pero en especial hubo uno que me llamó la atención por qué no lo tenía guardado, además el número no era de España.

"Buenas, no sé si sabrás quien soy, pero después de verte no podía quedarme así, tenía que solucionar las cosas rápidamente, y a decir verdad, te echo de menos Molly"

Leí y me quedé entusiasmada con lo que estaba ahí escrito, no podía ser quien pensaba que era.

"Con esa declaración, ya se quién eres, no eres bueno en detective pero por cierto ¿Cómo conseguiste mi número?"

"Tengo mis contactos y lo sabes ;)"

" No sé de qué me sorprende"

Estuve un buen rato hablando con él y llegó la hora de la cena. No tenía muchas ganas de cocinar así que le dije a Brais que pidiera unas pizzas. Aceptó sin ningún inconveniente. Las pedimos de jamón y queso.

Nos las trajeron y empezamos a comer. Esta vez la cena pasó más amena entre risas y bromas por parte de ambos.

Terminamos y tiramos el cartón a la basura.

Nos pusimos a ver una película que echaban por la tele y al rato terminamos por qué mañana madrugabamos.

*****

Al día siguiente me desperté por el estruendoso ruido del despertador, giré sobre mi costado y agarré el aparato salido del infierno para después aventarlo contra la pared, pero pensándolo mejor, recapacité y lancé a mi lado en la cama por qué si lo lanzaba me quedaría sin teléfono y no era plan. Lo apagué y me puse a mirar los WhatsApp. Tenía uno de Ethan. Me metí para leerlo.

"Buenos días feísima, espero que hayas descansado muy bien, que tengas una buena mañana"

Al terminar me salió una leve sonrisa y le contesté.

"Buenos días, gracias por desearme una buena mañana, espero que tú también la tengas"

Lo mandé y cuando llegaron los dos tics, antes de que me leyera desactivé el wifi del teléfono si no estaríamos hablando horas y horas y llegaría tarde al trabajo, cosa que no podía permitirme aunque yo fuera la jefa.

Me levanté de la cama, apartando las mantas enredadas a mi cuerpo y me dirigí al baño para hacer mis necesidades, después de eso, salí y me puse a vestirme para ir a la cocina y desayunar.

Allí se encontraba Brais sentando en una silla que teníamos en la cocina desayunando.

—Buenos días —dije al entrar en la cocina.

—Buenos días —respondió.

Me puse un café y me lo tomé sorbo a sorbo para que no quemarme.

Ambos terminamos a la par, dejamos las cosas en el lavavajillas para después irnos. Cogí las llaves que habían en el cuenco de la mesita del recibidor y salimos.

—Hoy vamos en mi coche —anuncié al salir por la puerta.

—¿Y eso? —preguntó dubitativo.

—por que quiero —me encogí de hombros y pusimos  dirección a mí coche, nos montamos y puse rumbo al trabajo.

Llegamos y la persiana ya estaba abierta, no me extrañaba para nada, pues ahora éramos tres y el susodicho que está allí es mi socio por lo que no tenía nada que sospechar.

Entramos y fui a mi despacho, en este se encontraba Jared sentado en mi sitio.

—Buenos días —saludé.

—Buenos días —respondió. —Por cierto Molly. —Llamó mi atención ya que me encontraba en el perchero colgando mi chaqueta y bolso.
Me giré y le miré. —Mañana, tenemos que viajar a Italia, allí es donde están mis accionistas de confianza y bueno, hay que hacerles entrevista y tal... —dijo de repente dejando de hacer aquello que estuviera haciendo y centrando su mirada en mi.

—¿No pueden venir ellos?

—No, tenemos que ir. —Dijo firme.

Asentí y me puse manos a lo que me quedaba por hacer.

Teníamos que hacer el despacho más grande por que éramos dos ya no era yo sola.

Miré en el ordenador por si me habían mandado algún correo por si debía mandar algo o me faltaba cualquier cosa.
 

Cayendo en la tentación (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora