16.- Every me

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-Qué haces aquí. - mi voz tiembla.

-Me envía mi madre.

-¿Qué? 

-No respondes mis mensajes, estaba preocupado. 

-¿Preocupado? ¿Tú? ¿Por mí!? Venga, no me hagas reír. Vete de aquí, no quiero verte . - mi gatito se revuelve en mis brazos y está a punto de escapárseme pero lo sujeto.

-He pensado que podría llamarse Bowie, es bonito para un gato y así podría ser tu gatito rockero... - su sonrisa tímida y rota se desvanece ante mi mirada fría y seria. 

Pasan largos segundos mientras yo le acuchillo con mi mirada y sus manos parecen comenzar a temblar un poco. Noto la energía nerviosa que emana su cuerpo y veo claramente como muerde sus labios por dentro tratando de no mostrar ningún gesto en el rostro. 

-Olympia, necesito que me escuches. - hace una pausa esperando a que le interrumpa, pero le dejo continuar sin dejar de escrutarle con los ojos. - Fue un error ¿vale? Jamás quise que nada de aquello sucediera. Me pasé con las drogas, y llevo mucho tiempo cometiendo locuras, haciendo ese tipo de cosas, los hábitos me traicionaron y yo, no puedo estar más arrepentido. De todo. Ahora me arrepiento de cada noche que me llevó a hacer eso aquella otra en la que te lastimé. De verdad, Olympia, sé que no merezco que me perdones pero solo quiero que me escuches y quiero que me creas, y que de verdad algún día dejes de odiarme, y me dejes... volver a verte...- su rostro muestra gran afección, su voz no es nada estable y está haciendo grandes esfuerzos por hablar.

-Te había creído, Miles. Creí que no eras el típico rockstar que va por ahí de chica en chica, que hoy te uso y mañana ni me acuerdo de ti. Me creí tus besos de buenas noches y lo de guardar en fotos cada rincón de esta ciudad a la que fuimos juntos. - Tengo que apretar mis labios con fuerza para no romper a llorar, aunque mis ojos se ven llenos de lágrimas.

.-No, no llores.. -instintivamente me tiende los brazos y se acerca a consolarme. Pero al intentar apartarme hago sin querer que se roce la herida del labio con la manga de su chaqueta. - Ah, joder.

-Ay, Miles, lo siento, yo.. - una puerta se abre en el piso superior y alguien comienza a bajar las escaleras. - vamos entra, no quiero formar un escándalo. 

 Estoy segura de que me voy a arrepentir de haberle dejado entrar, pero no podía arriesgarme a que me llamasen la atención los vecinos, y estoy demasiado nerviosa para pensar. Ya dentro cojo gasas y antiséptico de la cocina para curarle la herida. Él se sienta callado en la parte seca del sofá y se dedica a librar al gatito del enorme lazo que lleva al cuello. 

Sin decir una palabra me siento de rodillas en el sofá junto a él, le sujeto el mentón con suavidad y comienzo a desinfectarle la herida. Mis dedos tiemblan un poco, y sé que le estoy haciendo un poco de daño pero Miles no dice ni pío. Noto sus ojos clavados en mi cara pero me resisto a mirarle, porque no sé cómo reaccionaría. En silencio alza su mano y sujeta la mía, haciendo presión sobre la herida. Entonces alzo mi mirada y veo en sus ojos que le está doliendo muchísimo, por lo que aparto la mano rápidamente.

-Eres incapaz de hacerme daño, cómo no voy a quererte..

Mi estómago da un vuelco y la sangre huye de mi cara. El corazón me va a mil por hora y las manos se me llenan de un sudor frío.

-¿Qué has dicho? - se produce un silencio que casi se puede cortar con un cuchillo.

-¿Qué te crees que hago aquí, Olym? ¿Crees que si, como dices, me dedicase a jugar contigo habría salido a la calle bajo la tormenta para venir a cuidar de ti? ¿De verdad piensas que una persona a la que no le importas se recorrería todas las calles de Manchester buscando el gato perfecto para ti? Hace una hora que tu hermana pequeña envió un mail a casa de mi madre, un mail en el que nos contaba que te sentías tremendamente sola. Era lo que necesitaba para salir a a buscarte, llevo días atormentado pensando en el daño que te he hecho y ahora estoy aquí, y no me voy a  ir hasta que me perdones.

-Me das miedo Miles. Me da miedo que vuelvas a hacerme daño. Me da miedo tener.. sentimientos por ti.

-¿Sentimientos? Voy a decirte algo. Eres mi cara favorita, y mi nombre favorito. Tus besos.. son de mi sabor favorito. Seguro que podría encontrar a mil chicas más que podrían servirme pero jamás sería lo mismo. Eres todos esos sitios a los que quiero ir contigo, porque los imagino y soy feliz. Y todo esto tiene que ser contigo, Olympia. Mi fantasía favorita eres tú, me gusta pensar en ti y me gusta mirarte. He colgado mi felicidad de todo lo que podría pasar.

-¿Lo estás diciendo en serio? - Yo no puedo dejar de mirarle. De mirar esa cara que me fascina, esos ojos que me atraviesan y me hacen perder el aliento. Y sus labios, rotos y suaves. Solo quisiera que volviese a ser mi abrigo, el hombre que me protegía de la soledad en este sitio. Su voz está calando en mi cabeza y, y sus dedos finos y largos recogen las lágrimas que caen por mis mejillas.

-Olym, yo podría amarte más que la propia vida si no tuviera tanto miedo, miedo a que tú me temas a mí. Yo solo puedo jurarte una y otra vez que desde hoy, a esta hora, en este instante. voy a ser cien por cien tuyo. Ojalá me creyeras Olympia, ojalá creyeras que te quiero.

 No tiene permiso. Sabe que no debe hacerlo. No tiene permiso y le da igual. Me ha vuelto a besar. Me está besando y yo no estoy haciendo nada por impedirlo. Me ha dicho 'te quiero' y me ha besado. Siento la calidez de sus labios y la humedad de mis lágimas envolviéndonos a los dos. Miles para un segundo y se aleja unos centímetros para mirarme a los ojos y.. sonreír. Y yo le devuelvo la sonrisa. Sí, le he perdonado. Le he dado mi corazón envuelto en el lazo azul brillante en el que venía mi gatito.

-Te quiero. -me da un beso suave en los labios. -Te quiero. -otro beso.- Te quiero. 

Stand next to me, Olympia [Miles Kane]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora