Stand next to me, Olympia [Miles Kane]

18.- Tow me

"Coax me out my low
Sink in to tomorrow
Coax me out my low

and have a spin of my propeller.."

Recupero mi respiración con un profundo y sonoro suspiro que me devuelve al presente y me sitúa delante de un chico joven y pelirrojo que me mira con una cara extrañísima mientras sujeta unos CD's en las manos. Sonrojada porque me habían pillado en medio de un pensamiento turbio, trato de no tirar nada y cobrarle al mini Ed Sheeran sus CD's mientras mi nuevos compañeros de trabajo se ríen de mi desde el fondo de la tienda.

Evan y Kaya. Evan es un chico americano, rubio y alto, con los ojos oscuros y una enorme sonrisa. Lleva el pelo largo y desgreñado, y siempre está dispuesto a ayudar en lo que necesites. Kaya es de Londres, se ha mudado hace una semana porque el precio de la vida aquí en Liverpool es mucho más barato. Es muy mona, morena, con unos ojos preciosos azules y una piel blanca que envidio mucho.

La Record Store ha estado cerrada un mes por reformas, y ahora que la han ampliado y añadido una planta también ha aumentado el personal, cosa que agradezco. Al menos ahora tengo amigos y no me paso las horas de trabajo tan sola como antes.

Pero la verdad es que aún teniendo a estos dos que me distraen continuamente, llevo varios días de lo más ausente. Justo ahora estaba rememorando mentalmente y con todo lujo de detalles la última noche que pasé con Miles, y cómo el maldito bastardo decidió que "No ibamos a tener nada hasta que no hagamos el amor como es debido". ¿Qué le pasaba a ese hombre? ¿Por qué ahora es un romántico de la vida? Sus idas y venidas me despistan muchísimo, y me tienen continuamente con el corazón en un puño sin saber qué debo esperar y qué no de él.

Justo siento la vibración de mi teléfono móvil en el bolsillo de mis jeans. Un mensaje. "Dear Olym. Mañana tengo la tarde libre y me gustaría llevarte a una cafetería que adoro del centro. Si quieres, ¿te recojo del trabajo cuando pares para almorzar? Ah, mi madre quiere que vayas a casa la semana que viene a cenar, es nuestra tradición el día de Guy Fox hacer una cena especial. You are stunningly divine ;) Miles."  

¿Rose quiere que vaya a casa para una cena especial? ¿Significa eso que Miles le ha dicho algo de lo nuestro? Lo mato. ¿Significa eso que está haciendo esto oficial? No sé si sentir miedo o emoción con respecto a eso. Además de una vergüenza tremenda, ¿qué va a pensar mi casera de mí? Aparte de eso, no puedo dejar que venga a recogerme mañana al trabajo, prefiero que mis compañeros no sepan nada de mi, digamos, famosa situación amorosa. Ya hace varios días he estado viendo en Instagram fotos mías y de Miles juntos por la calle que han subido fans, y ahora las Kane y Monkey fans me llaman "la misteriosa chica de las slippers rojas". Tengo haters y todo, en el fondo es divertido.

Voy a responder, pero Evan hace una aparición estelar y se sienta encima de mi mostrador mostrando su sonrisa perenne y apartándose el pelo de los ojos.

—Hola, españolita. ¿Qué te parece si tú y yo vamos a tragarnos un Whopper al Burger de la esquina? Ya es la hora del descanso y hoy le toca a Kaya quedarse cuidando al mediodía.

—Os odio — dice Kaya desde su mostrador pasando unos pósters por el láser.

—Pero si eres vegetariana, a ti hay que llevarte al parque a merendar con los patitos "cuaq, cuaq, cuaq" — le responde Evan, y se lanza sobre su mostrador haciendo el pato usando dos vinilos como pico.

—Pues por eso mismo, os odio por dos. Por iros sin mí, y por iros sin mí a comer animales.

—No te preocupes, Kaya, antes de volver me acerco por el herbolario y te traigo una caja de Bombagalla de Ceylán para que no me odies. — le doy un abrazo a mi querida compi para despedirme y salgo a almorzar.

—¿Un cigarrillo, muñeca? 

—Claro, gracias. ¿Siempre eres tan melodramático?

—Lo siento. —Evan ríe con timidez y prende el encendedor para encender los cigarrillos- me gusta hacer el tonto, ya sabes. En el fondo soy muy tímido, y vosotras me intimidáis un poco.

—Así que te imponemos, eh. Eso es porque te gusta Kaya, que te he pillado.

—No, no.. Yo no... Somos amigos solamente.

—Sí, claro, ¡y por eso te has puesto rojo como un tomate!

—Que noo, te lo prometo. ¡Woopa! —Evan que iba andando delante mía hacia atrás se choca con una chica que andaba distraída con su móvil. El teléfono de la chica cae al suelo y ambos se agachan a recogerlo, y cuando ella lo coge se queda mirando mis pies. —Lo siento, muchacha, espero que no se haya roto.

La chica me mira de arriba abajo una vez, luego le mira a Evan, se aleja unos pasos sin dejar de mirarme, saca una foto y se marcha corriendo.