Capítulo 12

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Narra Miriam

Me desperté por el sonido que hizo la puerta del dormitorio donde estaba al abrirse. No sabía muy bien si era porque alguien entraba o porque alguien salía de él.

Con el simple movimiento de ponerme boca arriba y restregarme las manos en mis ojos, noté un buen pinchazo en mi cabeza.

A pesar del dolor de cabeza que estaba teniendo por la resaca, sonreí al recordar lo que había soñado: Ana me acompañaba en el viaje a casa de Raoul, se dormía abrazada a mi lado y me dejaba millones de besos por mi cara y mis labios.

Había parecido tan real, que hasta podía oler el aroma de Ana. Pero, desgraciadamente, sabía que solo había sido un sueño.

La puerta de la habitación se volvió a abrir, deslumbrándome un poco. Escuché cómo se cerró y después unos pasos. La cama se hundió un poco por el lado donde aquella persona se estaba tumbando. Y por último noté un brazo por encima de mi cintura y unos labios besándome la mejilla.

-Buenos días, leona. - susurró.

-¿Ana? -  dije girando mi cabeza y sonriendo.

-No. - rió. - Te has confundido de canario. Aunque ya sé que te hubiera gustado que fuera canaria.

Rodé los ojos y le abracé.

-¿Has dormido bien? - me preguntó.

-He dormido bastante bien, sí. - dije pegándome a él. - Aunque ahora me duele un poco la cabeza...

Agoney levantó un poco su cabeza y después hizo un gesto con ella.

-Pues tómate el ibuprofeono que tienes en la mesita.

Me giré confundida y me sorprendí al ver un vasito de agua junto a la pastilla.

-¿Me lo has traído tú? - pregunté.

-No. Creía que habías sido tú.

-¿Entonces quién ha sido?

-No sé. - dijo sentándose en el borde de la cama. - A lo mejor ha sido tu ángel de la guarda. - dijo con una sonrisa divertida.

Rodé los ojos y me levanté para levantar la persiana.

-Bueno, te dejo, que voy a acabar de despertar al rubio y preparar el desayuno.

-Vale, Ago. Ahora voy también.

Agoney asintió y me dio un beso en la mejilla antes de salir de la habitación.

Me tomé la pastilla y traté de levantarme. Me miré en el espejo que había detrás de la puerta y me sorprendí cuando vi que no llevaba la ropa de ayer. Seguramente los chicos me ayudaran a cambiarme de ropa, porque no recordaba absolutamente nada.

Cogí mi móvil y abrí los ojos cuando vi los cientos de mensajes que me había mandando Natalia. Mierda.

Nat✨
Miriam
Cuándo vienes?
Miriam?
Dónde estás?
Es muy tarde ya
Vas a venir a casa?
Miriam, por favor, contéstame
Me estoy empezando a preocupar
Miriam...

Me di una palmada en la frente y vi que el último mensaje que había enviado había sido hace media hora.

Busqué su número entre mis contactos y la llamé.

Se notaba que estaba muy preocupada porque me lo cogió al primer pitido.

-¿Miriam?

-Jo, lo siento Nat...

Lo Haremos Bien | Wariam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora