Capítulo 15

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Narra Ana

Desperté abrazada al cuerpo de Miriam. Levanté mi cabeza y sonreí. Después me abracé fuerte a su cadera y apoyé mi cabeza en su pecho.

Olí su aroma y solté un suspiro. Dormir con Miriam y despertar a su lado era una de las cosas que más feliz me hacían.

Miriam se movió un poco, lo suficiente como para apretarme más contra ella y notar su sonrisa en mi pelo.

Empezó a dejarme besos en el pelo, que después fue bajándolos por toda mi cara besándome las mejillas, la nariz, la barbilla y mis labios.

-Amor... - reí bajito al recibir tantos besitos pequeñitos.

Miriam siguió basándome, a la vez que se movía para acabar encima mía y tener más partes de mi cuerpo donde pasar sus labios.

Puso sus manos a cada lado de mi cabeza y me miró con una sonrisa. Yo enmarqué su rostro con mis manos y acaricié sus mejillas con mis pulgares.

-Buenos días, amor. - sonreí.

-Buenos días, canaria. Te quiero.

Me dio un beso dulce, que yo la correspondí encantada.

-¿Has dormido bien en nuestra primer noche como casadas? - dijo guiñándome un ojo.

-He dormido de maravilla. - dije volviéndola a besar.

Miriam sonrió y volvió a regalarme besos por toda la cara.

-Pues ahora toca nuestro primer despertar. Y te va a encantar. - dijo susurrándome. - ¿Estás lista?

Asentí mordiéndome el labio inferior y dejé que nuestros labios se encontraran en un beso que cada vez iba encendiéndose más.

Miriam recorrió todo mi cuerpo con sus manos, haciéndome caricias allá por donde sus dedos pasaban.

Yo arqueé mi espalda para que nuestros cuerpos chocaran y solté un pequeño gemido cuando las manos de Miriam se colaron por debajo de mi camiseta.

Acarició mi vientre y fue subiendo sus manos con delicadeza hasta acabar en mi pecho. Me besó mientras me acariciaba.

-Esto me molesta. - dijo tirando de mi camiseta y tirándola al suelo.

-A mí también me molesta la tuya. - dije.

Miriam sonrió divertida y me dio un beso para después deshacerse de su camiseta.

Pegó nuestros cuerpos y nuestras bocas. Las dos estábamos con la respiración agitada debido a todo lo que nuestros cuerpos estaban sintiendo.

-¿Te está gustando? - dijo bajando sus besos por todo mi cuerpo, acercándose a mi sexo.

-Mucho. - dije como pude y elevando mis caderas para que llegara cuanto antes.

Miriam sonrió y se quedó besándome la tripa, haciéndome sufrir.

-Joder, Miriam. - me quejé.

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