La sensación de aquellos labios sobre los suyos enviaba una corriente por todo su cuerpo. Una sensación embriagadora lo invadía por completo y le hacía aferrarse con más fuerza al ser que le proporcionaba tales sensaciones.
Sentía su ligera barba picar sus mejillas, su aroma llenaba por completo sus fosas nasales y el calor de sus labios era... imposible de olvidar...
Eso fue de lo que Scott Lang se dio cuenta esa mañana cuando despertó en su cama luego de un sueño más con aquella noche. El quinto sueño para ser precisos. Cuando abrió los ojos y se topó con su despertador en la cómoda junto a su cama, se dio cuenta que le sería imposible olvidarlo.
No importara cuánto tratara, no podía olvidar ese beso.
-Diablos... - murmuró girándose para quedar de espaldas en su cama. Se llevó una mano a la frente, cansado, y estiró el otro brazo a lo largo de su cama.
Parecía que el techo de su cuarto era lo más interesante del mundo por la forma en la que lo miraba, pero lo cierto era que no le estaba prestando atención. Su cabeza estaba en otra parte, muy lejos de su cuarto. La verdad era que su cabeza se había quedado en aquel jardín al lado de Peter Quill y del beso que compartieron.
Pasaron 5 días desde entonces y no podía dejar de pensar en eso. Aquel beso fue demasiado perfecto, demasiado agradable, no podía olvidarlo ni las sensaciones que le causó.
Desearía que las cosas no hubieran terminado como lo hicieron, pues luego de un largo beso cuando recién se separaban, escuchó la voz de Darren llamándolo y tuvo que separarse rápidamente de Quill. Se despidió de él con una última sonrisa y se marchó, pues intuía que Darren lo buscaba porque su familia estaba a punto de irse.
Lo último que le dijo a Quill fue "nos vemos" pero ¿realmente iban a verse de nuevo?
-No le pediste su número... idiota - se reprochó así mismo, porque sí, pasaron varios minutos hablando pero nunca se le ocurrió pedirle su número de teléfono y ahora no tenía cómo comunicarse con él.
No le pidió el número en todo ese rato porque jamás se esperó que pasara algo como lo que paso. Si bien Quill le pareció muy atractivo desde el inicio, no esperó que pasara nada y en caso de que sucediera, no pensó que le iba a pegar tan fuerte como lo hizo.
Ahora él estaba allí, en un aprieto enorme y carcomiéndose por dentro, porque no podía dejar de pensar en Peter Quill y en sus labios. Todas las noches de los últimos 5 días había soñado con ese beso y se despertó con ganas de volverlo a experimentar, pero no había forma de hacerlo.
-Joven Scott, su padre lo llama para desayunar - se escuchó la voz de una de las empleadas detrás de la puerta tras un golpe.
-¡Ahora bajo! - dijo un poco desganado. Soltó un gran suspiro y apartó las mantas de su cuerpo.
Se sentía realmente un idiota.
Se vistió lo más rápido que pudo tratando de quedar decente pues no sólo se le hacía tarde para el desayuno, también lo era para la escuela. Peinó su cabello como de costumbre y salió sin ganas de su cuarto.
En el comedor ya estaba toda su familia, como cada mañana.
-Buenos días - saludó al sentarse.
-Buenos días Scott - habló el doctor Pym - me gustaría que al menos un día no seas el último en sentarse -.
-No prometo nada - le guiñó un ojo mientras se disponía a comer.
Hank sólo lo miró serio y continuó con su desayuno.
La mayoría de los desayunos eran así en la casa Pym. Hank Pym era un hombre bastante serio y de poca paciencia, sin embargo trataba de estar al pendiente de su familia, por eso era una regla irrompible desayunar todos juntos, a menos que alguno tuviera planes previos.
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Notas Reales - Star-Ant - Marvel
FanfictionPeter Quill es un joven que sueña con la música y paga sus estudios trabajando como pianista en fiestas. Scott Lang forma parte de la realeza moderna, la cual detesta. Ambos chicos se conocen en una fiesta y deciden hacer música juntos. Aclaraciones...