Notas Reales - Star-Ant - Marvel

Extra 2: Perfect.

Cuando Peter se despierta ese día, siente una gran nostalgia. Los cálidos rayos de sol que se cuelan por las cortinas van directo a su rostro, no era la manera más agradable de despertar pero tampoco era del todo fastidiosa.

Cualquier tipo de molestia que podrían haberle causado los potentes rayos de sol, desapareció en el momento que abrió los ojos, pues la imagen que se encontró era simplemente cautivadora.

Peter amaba muchas cosas, era alguien apasionado por naturaleza después de todo, pero sin duda una de las cosas que más amaba en todo el mundo, era ver el rostro de Scott mientras dormía. Aquel rostro mostraba una paz y una plenitud brillantes, su piel brillaba y lucía tan tersa y suave como el algodón, sus bellos ojos podrían estar ocultos pero tenía sus largas pestañas a la vista. Lo hermoso que se veía mientras dormía, era una de las cosas que Peter Quill amaba de Scott Lang.

A Quill le hubiese encantado pasar su mano por aquella suave piel pero antes de que siquiera pudiera acercar su mano, el chico junto a él abrió los ojos. 

-¿En modo acosador desde tan temprano? -.

-Yo sólo aprecio el arte que hay frente a mí -.

-Ok, cambiemos la pregunta ¿en modo cursi desde tan temprano? -.

-Ambos sabemos que te encanta -.

La suave y adormilada risa de Lang resultó ser la melodía más hermosa en el mundo para Quill. Perezoso, recién despierto y cansado, pero hermoso. Así era su novio para él.

-Estas despierto antes que yo ¿acaso los nervios no te dejan tranquilo? -.

-Es culpa del sol, te dije que compráramos cortinas oscuras -.

-Bien, bien, admito mi error - confesó cubriéndose el rostro del brillante sol - mañana mismo las cambiamos -.

-¿No podría ser hoy? -.

-No, hoy tenemos muchas cosas que hacer - y sin saber que su novio quería hacer eso, acarició el rostro de éste mientras sonreía.

Peter Quill nunca pensó que disfrutaría tanto las mañanas, hasta que se mudó con Scott.

Su encuentro curioso en una fiesta de beneficencia dio como resultado una relación que ya iba rumbo a su tercer año. Tres años de la relación más maravillosa que hubieran tenido jamás. No podían decir que no tuvieron problemas o peleas en ese tiempo, pero sí que supieron superarlos y aprender de ellos y lo dirían con mucho orgullo. Supieron afrontar y superar juntos cada una de las pruebas que se les pusieron enfrente, siendo quizás la más complicada, Hank Pym.

Con el pasar del tiempo, Henry Pym comenzó a mostrarse más abierto ante la posibilidad de aceptar a Quill como pareja de su hijo y aunque era un buen avance, considerando la forma de ser del hombre, la verdad era que la diferencia no había sido muy grande. El doctor fue el primero en oponerse cuando comenzaron a hacer planes de vivir juntos, pero lo ignoraron y siguieron adelante con sus planes.

Es así como desde hacía 5 meses, la pareja vivía en un departamento con sólo una habitación pero con una sala espaciosa. Se volvieron tan independientes como se esperaba que cualquier joven lo fuera a sus 23 años, consiguiendo la libertad que tanto desearon en su momento.

-Es hora de levantarse - dijo el de cabello castaño haciendo ademán de levantarse.

-¿No podemos quedarnos un poco más? - pidió como un niño.

-Podríamos, aunque tenía planeado preparar un desayuno especial por ser un día especial -.

-¿Sabes? Creo que deberíamos levantarnos, puede hacerse tarde -.