INTERLUDIO 3 - El comentario

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Ernesta Eucalipto y Virginia Muchoslabios eran mejor amigas desde hacía poco, es decir tres meses. A primera instancia muchos piensan que es su amor por las artes físicas: el cheerleading y la danza, respectivamente. Si indagas lo suficiente te darás cuenta que las artes es algo superfluo en comparación con sus otras pasiones: el cotilleo y las críticas, no necesariamente en ese orden.

Juntas reían hasta que la garganta les ardía o los ojos les lloraban, una de las razones por las que ocurría esto era que se sentían desamparadas, solas, dejadas y fútiles... No era así, pero la depresión adolescente distorsiona la perspectiva, altera los sentidos y modifica los hechos.

Ahora bien, hay una delgada línea entre la ofensa y la gracia. Una línea que ellas desconocían cuándo inciaba y cuándo terminaba. Esto les granjeó infinidad de problemas y rupturas de amistades. Podemos mencionar el caso de Roberto Pope, quien debido a los múltiples chismorreos iniciados por la pareja de chismosas, cuyo idilio terminó abruptamente debido a la presión y los rumores; estos indicaban que mantenía el contacto con la novia de la pareja estrella, a quien él, decían, había desvirgado.

Tal vez fuera que los administradores no lo soportaron más o tal vez  que, eventualmente, el peso de nuestras acciones recae sobre nosotros, pero las evidenciaron, las tacharon y las expusieron frente al grupo. Era una salida a cierto lugar en cierto día por ciertas razones y con ciertas personas. Erneta y Virginia bromeaban a la par sobre su odio a los homosexuales y de cómo odiarían estar con ellos. Bastante probable es que alzaran la voz o que quien oyó se hubiera limpiado los oídos el día de ayer.

─¿Quién ha hecho el comentario?
─¿Qué comentario?
─¿Qué dice?
─¿Quién es?
─¿Qué?
─¿Cómo?
─¿De que no quería ir a [REDACTADO] porque hay lesbianas?
─Yo, yo fui.
─¿Y por qué?
─No, es que mi familia... mi fa...
─¿Qué? No te oigo.
─Que mi familia no se junta con ese tipo de personas.

Esa fue una de las peores respuestas que pudo haber dado. Posteriormente le vino una reprimenda frente a todos nosotros. Le pidieron, además, que señalara quién más la apoyaba, señaló a cuatro, entre ellos se encontraba Virginia. Llegaron después, ofrecieron una disculpa pública para posteriormente sentarse.

Es oportuno mencionar que cinco años después, en la misma fecha, serían encontradas muertas en el callejón de un barrio con altos índices de crimen.

Mariell, o la circunspecta y refinada historia del cineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora