EL HOMBRE DETRÁS DE LA MÁSCARA:

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III

Kakashi estaba recostado en la cama esperando el amanecer. Shion se había ido horas antes, nunca se quedaba a dormir y él no lo necesitaba, era un acuerdo silencioso entre ambos. Su relación era buena, pero ninguno estaba listo para formalizar lo que sea que hubiera entre ellos, además, perteneciendo a un grupo ANBU, sabían perfectamente que su futuro era tan inestable que sería arriesgado hacer planes a futuro. Sin mencionar que en su vida no entraba el romanticismo ni nada que se le pareciera, él no se enamoraba. Y no es que no lo quisiera, Shion llevaba a su lado un par de años, y en ese tiempo intentó amarla, intentó sentir lo que cualquier hombre enamorado, pero no sucedió, nunca experimentó nada más que comodidad a su lado, y descubrió que no era tan malo. Shion era perfecta para él, y si no podía amarla a ella, entonces prácticamente no había esperanza.

La noche anterior había llegado a la Aldea después de algunos días de ausencia, las misiones parecían aumentar de frecuencia últimamente; después de entregar el reporte al Hokage, fue directamente a casa donde Shion ya lo esperaba para darle una bienvenida decente. Sin embargo, seguía pensando en Sakura, en esa niña de cabello rosado y carácter dulce, la vería en unas horas, pero el tiempo parecía avanzar tan lento...

Durante la misión ANBU, había procurado poner en orden sus pensamientos y advertir si sus acciones eran inadecuadas, pero a la única conclusión a la que llegó fue que no tenía nada de malo ayudarla a entrenar, si bien no era común que un ANBU se tomara el tiempo para instruir a una niña, tampoco es que eso estuviera penado. Es sólo que era más que eso, nunca había pensado en compartir su tiempo con una pequeña, era la razón principal para rechazar convertirse en un sensei, a pesar de la sugerencia de Guy, no le apetecía poner su paciencia a prueba con actitudes infantiles; y sin embargo, no le faltaba paciencia cuando estaba con Sakura, no sentía que desperdiciara su tiempo, era el cambio de rutina que había estado esperando, lo único que lograba acelerar un poco su ritmo cardíaco.

Desgraciadamente su tiempo se había pasado para sentir algo así, él, que siempre había mantenido el control sobre el tiempo ahora lamentaba su avance, lamentaba sentir que unos ojos jade lo podía leer a la perfección mejor que cualquier otro par de ojos, lo protestaba porque el sentimiento había llegado muy tarde a su vida y venía en un paquete muy joven.

Era una guerra interna, y quizá por eso quería seguir viéndola, asistiendo al encuentro con una niña, porque valía la pena sentir algo así. No era guerra que lo incomodara de una mala manera, le recordaba que estaba vivo, que aparte de ser un ninja, era un hombre.

Se levantó y se vistió, el sol se negaba a salir. Era demasiado desesperante, demasiado aburrido. Se paseó por la habitación, una venda manchada de sangre cayó de su antebrazo izquierdo, había salido herido de su última misión, nada grave que interrumpiera su entrenamiento. Levantó la venda y se la colocó lo mejor que pudo, cubría su marca ANBU, aunque no importaba, ni siquiera cuando se quitaba la máscara dejaba de sentirse como uno. Su mirada recorrió su entorno, no había casi ningún objeto personal a la vista, excepto por dos cosas, la primera era una fotografía de su equipo con Obito, Rin y Minato, había aprendido tanto de ellos y era una lástima que no pudiera transmitirlo a nadie más; el segundo era una flor marchita que descansaba sobre la tapa de un libro, se acercó y la tomó.

-Sakura... - chasqueó la lengua y se llevó la dichosa flor a la nariz. Aparte de la máscara, había una tela que cubría la mayor parte de su rostro, desde su nariz hasta el cuello, ni tan solo Shion lo había visto sin esa máscara de tela.

Sakura estaba sentada bajo el árbol de sakuras que se encontraba en medio del bosque. Hacías días que esperaba a ese ANBU, desde que le dijera que tenía una misión... y de eso habían pasado cinco días. Estaba un tanto inquieta, quizá algo le había sucedido y ella no tenía manera de saberlo, no era ni una simple gennin y él un ANBU, sus misiones nunca eran del conocimiento de nadie más allá del Hokage. Dobló las rodillas y las abrazó con cierta desilusión, sabía de su nivel, de su mediocre nivel, y lo más probable era que un ninja se hubiera aburrido o desanimado. Suspiró y se rindió, desde mañana volvería a "entrenar" con Ino, vería a sus compañeros desarrollar sus habilidades mientras intentaba entrenar como el ANBU le sugirió en su única lección.

ANTES DEL SIETEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora