ANTES DEL SIETE

UN INCIDENTE:

V

Kakashi sabía que algo andaba mal, lo supo desde que las misiones habían aumentado de frecuencia y aunque dejó a un lado el presentimiento porque no era parte de ser un ninja, apenas ocurrió, supo que era lo que estaba esperando. Seguramente cada ninja en la Aldea ya se estaba movilizando para ayudar y poner la situación bajo control. Pero él estaba incapacitado y cuando pasaron los minutos, supo que no sería llamado, no lo necesitaban en esas condiciones y sería inútil intentar ofrecer su ayuda. Además, su división no se inmiscuía en ese tipo de problemas... Alguien vendría a informarlo, y su espera no fue tan larga.

-Shion – la ANBU apareció repentinamente, tenía puesto su traje y su máscara, ella era una de las requeridas, su escuadrón estaba encargado de problemas relacionados con la Aldea - ¿Qué es lo que sucede?

-Hubo un ataque – su voz estaba cargada de nerviosismo, no era común que alguien atacara la Hoja – Fue en la Academia Ninja.

-¡¿Qué?!, ¿Qué estás diciendo, Shion?

-Los jounin están intentando...

-¿Los niños seguían en la Acedemia? – era lo único que necesitaba saber.

-Sí, todos ellos, pero...

El ninja no le dio tiempo de terminar, no la dejó completar su oración. Lo único que retumbaba en su cabeza era la certeza de que Sakura también estaba allí, quizá herida, asustada y en peligro. Agarró su máscara ANBU y desapareció en una nube de hojas. No le dio tiempo a Shion de detenerlo, y nada hubiera sido capaz de frenarlo en ese momento. Sakura estaba allí, les habían preparado una ceremonia de bienvenida a las futuras generaciones, era la razón para retrasar su entrenamiento un par de horas. Había tenido un presentimiento el día anterior cuando ella lo mencionó, no quería dejarla ir, pero de nuevo: era sólo intuición; ahora se arrepentía, debía haber confiado en sus instintos, de haberlo hecho Sakura estaría a salvo.

Cuando llegó a la Academia Ninja pudo ver el desastre que se había ocasionado y que seguía sucediendo, ninjas corriendo de un lado a otro, enfermeras con niños en brazos intentando alejarlos del desastre. ¿Quién podría haber atacado a la Academia?, no tenía sentido, era demasiado violeto, demasiado para cualquier enemigo de la Hoja. Observó a su alrededor, por primera vez en mucho tiempo no sabía qué hacer, se sentía inútil, frustrado y tremendamente desesperado, por ningún lugar estaba Sakura, su melena rosada estaba perdida entre una multitud de personas asustadas y heridas. Era un caos, y su mente estaba tan aturdida como su alrededor, sabía lo que tenía que hacer, pero el miedo latente de encontrarla herida le impedía moverse. Así que estaba ahí parado, intentando ponerse en marcha, viendo hacia todos lados en busca de una niña demasiado especial para él.

Nadie cuestionó la presencia de un ANBU allí, nadie le preguntó qué hacía o qué pretendía hacer, pero tampoco nadie se detenía a explicarle lo que sucedía, si es que todos los niños ya estaban a salvo. Sus ojos seguían recorriendo el lugar en busca de cabello rosa, un listón rojo, algo que delatara la presencia de Sakura, algo que le ayudara a tranquilizarse.

-¿Kakashi?

-¡Guy! – el jounin había reconocido su máscara -¿Qué sucede?, ¿los niños están a salvo?

-No – la expresión del ninja lo decía todo – Explotó la entrada principal, cerraron cualquier otra entrada o salida, algunos se quedaron adentro... ¿Qué haces aquí?, el Hokage debe necesitar tu presencia en la Torre.

-Vine a ayudar. Necesito estar aquí.

Guy asintió y se puso bajo las órdenes del ANBU, Kakashi había nacido para ser un líder nato, y esa cualidad le era más útil de lo que nunca le fue. Necesitaban organización, alguien que los instruyera y pusiera orden en la situación, y cuando salió de su ensimismamiento, él lo hizo. Apoyó en todo lo que fue necesario, pero sus ojos seguían buscando a Sakura, la buscaban en cada pequeña que era rescatada, pero ninguna tenía la melena rosada que tan ansiosamente buscaba. Los minutos seguían pasando y no parecía haber rastro de Sakura, su desesperación iba en aumento, su mente comenzaba a torturarlo, la imaginaba inconsciente, herida, o peor aún, esperando por él, por su ayuda y él estaba tardando demasiado. Durante todo ese interminable lapso, Kakashi había ignorado las punzadas de dolor que iban desde su pecho hasta su abdomen, la herida seguramente se había abierto de nuevo, o en todo caso, lo haría pronto si no se tranquilizaba; pero, ¿cómo hacerlo cuando Sakura seguía desaparecida?, no, sus pues siguieron moviéndose, seguía coordinando a los ninjas, iba de un lugar a otro, y nadie se atrevía a poner en duda su autoridad, por el contrario, agradecían su presencia y sus órdenes.