Capítulo Once: de vuelta a la rutina

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Dos semanas habían pasado del accidente, se me habían acabo los días de incapacidad, tenía que volver a la universidad. Estaba mirándome al espejo que tengo en mi habitación, admirando lo que llevaba puesto (botas negras, pantalón color lavanda y una maxi camisa negra) y pensando en mí, versión vieja y la 2.0. Había peinado mi cabello - aunque no era mucho esfuerzo considerando que estaba corto - y supuse que estaba lista para volver a empezar de cero.

Mis padres seguían un poco preocupados por mí, así que me llevaron hasta la universidad, me quede congelada un momento, admirando el imponente edificio que tenía justo enfrente - era blanco con azul, de unos cinco pisos - estaba muy sumida en mis pensamientos cuando las bocinas de los autos de atrás empezaban a sonar, así que baje del auto y entre.

Presente mi carnet al seguridad de la entrada y me dejo pasar, notaba que las personas se me quedaban mirando, como si fuera un fantasma o un muerto que revivió y camina entre los vivos. Me sentí sola, a pesar de estar rodeada de personas cuyos ojos estaban en mí. Luego recordé que la noticia del accidente que había tenido debió haber pasado por los noticieros y justo así fue. Mis padres me lo ocultaron a propósito.

Entre a google y busque, había portadas de periódicos con mi rostro en primera plana, y titulares como "Salvada por un Ángel", los noticieros hicieron uno que otro reportaje de como paso mi accidente, al parecer el conductor del taxi donde viajaba se había roto un pie, pero estaba a salvo.

Ya había buscado mi salón de clases y noté que iba tarde, subí al tercer piso busqué el aula y entre.

- Buenos días - salude, todos voltearon la cabeza hacia mí.

- Buen día Atemis - respondió el profesor - recuerden que su compañera se vio envuelta en un accidente de tránsito hace un par de semanas, es una suerte que siga con vida.

Preste la máxima atención a la clase cuya materia era redacción y empecé a entender rápidamente, note que era algo que me gustaba y quizás era la razón de mi rápido entendimiento.

A la hora del receso, fui a la cafetería y vi la gran cantidad de opciones que brindaban, algo costosas, pero opté por un croissant de queso, que estaba delicioso. Busque una mensa disponible y fue en vano, había un chico que estaba sentado solo, me pareció haberlo visto en la clase.

- Hum... - dije para llamar su atención - ¿Disculpa esta ocupado? - pregunte dudosa - no hay mesas disponibles, y no conozco a nadie.

- Atemis - dijo con una sonrisa - claro, puedes sentarte.

- Gracias ... - note que no sabía su nombre.

- Peter - admitió - mi nombre es Peter.

- Gracias Peter.

- Así que... - exhalo - ¿es cierto que perdiste la memoria?

- Si - admito.

- Vaya - siente lastima - debe ser horrible no poder recordar nada.

- La verdad es que no quiero recordar nada, siento que alguien murió ese día en ese accidente, y nació una nueva persona.

- Entiendo - dijo mientras asentía - ¿y cómo harás ahora? Me refiero a amigos, familia...

- Empezar de nuevo. Tengo la oportunidad de no cometer los mismos errores y eso voy a hacer.

- Me agradas como piensas chica - dice riendo - deberías terminarte eso, solo faltan 5 minutos para volver a las clases.

- Gracias por tu ayuda Peter - dije sonriendo.

- No hay de que chica nueva.

Al parecer Peter y yo - la antigua yo - no eran muy amigos, pero las cosas habían cambiado. Éramos compañeros de clases, me acompaño hasta el salón y me puso al corriente de las últimas dos semanas que estuve ausente.

Tenía suerte que mi carrera era más práctica que teórica, y consistía en hacer videos, o sacar fotos, me dijo que en cuatrimestre anterior había interpretado a miguel de coco para una materia donde teníamos que recrear un poster de una película. Me enseño una que subí a Instagram y me moría de la risa. Quede muy parecida al personaje, la que me hizo el maquillaje era Hope. No sabía que había pasado entre nosotras dos, pero si sabía que estaba enojada y nada feliz de verme dentro del salón de clases... la pregunta era ¿Por qué?

Andrew, Canadá.

Atemis era la chica más terca que he conocido, y por eso la amo. He tenido fuertes discusiones con mi padre por quererme regresar a Panamá, pero sé que ella me necesita, y yo también la echo de menos.

Fui un tonto, terminamos nuestra relación por unos estúpidos celos, me molesté tanto que la bloqueé de todas las redes sociales, de las llamadas, incluso de WhatsApp. Cuando intente recuperarla, ya me había superado, trate de llamarla, pero había cambiado de número telefónico. Luego vi la noticia de su accidente, casi me muero, cuando dijeron que ambos ocupantes del vehículo habían sobrevivido, el alma me regreso al cuerpo.

Haría cualquier cosa con tal de volver con ella. Cualquier cosa.


***

Se están acercando los exámenes finales de la universidad y de apoco estaré subiendo los siguientes capítulos. Tengan paciencia.

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Un Chico Diferente - Secuela de Una Chica DiferenteWhere stories live. Discover now