Del Odio Al Amor (LECHU)

Capitulo 45

Mira

Les voy a confesar algo que espero que no lo toman mal. Aunque me gustaba LECHU, la verdad era que era una pareja tóxica. Primero, los celos de Machu, exageraron muchísimo con poner Machu así de celosa y desconfiada. Segundo, que León no le daba explicaciones a Machu PARA NADA. Estamos de acuerdo que si León explicaba las cosas a Machu cuando ella está a punto de reclamarle, Machu no hubiera sido así de celosa. León también pensó que Machu era TAN celosa que arruinó los dibujos de Keiko, aunque ella dijo que no lo hizo. También León le dice las cosas privadas de Machu a Emília. Por ejemplo; cuando él se enteró que Machu era hija de Soledad, Emília le molestaba por eso. También cuando León pensó que Gabriel era el papá de Machu, él le contó a Emília.
AUNQUE PARA SER CLARA, NINGÚN PERSONAJE DE LIKE LA LEYENDA ERA PERFECTO!!!! HAY MOMENTOS DONDE ODIAS UN PERSONAJE Y OTROS MOMENTOS DONDE LO AMAS!!!!
Cómo sabrán, me gusta quejarme.
Pero sí, shippeo más a Claudio y Machu, no sé por qué, pero sí los shippeo más que lechu.
Por eso ha decidido que ESTÁ HISTORIA sea la ÚNICA historia que es LECHU.
Lo siento mucho.

Machu

Las clases han acabado por una hora por receso largo. Yo agarro mi comida y me siento en una mesa. Espero para Romina y Emília.

—Chicas, no saben cuanto odio Andrea.— les digo, apuñalando mi bistec con el tenedor. Romina agarra mi mano, quitándome el tenedor.

—Machu, te tienes que calmar. Mira, aunque León era mi mejor amigo, es un idiota. Él es el tipo de persona de rendirse cuando algo se le hace difícil. Pero no importa, lo que importa es que Martina tiene la madrina más Linda del mundo.— me dice. Así es, me enteré que Emília tiene una hija con el perro de su ex.

—¿Y yo que? Yo le puedo hacer unas trenzitas muy lindas, una ropita divina...— dice Romina.

—Romi, las dos son las madrinas, o sea, son mis mejores amigas.— nos dice.

—Pues en acto de madrina, le tengo que enseñar a Martina que los hombres son unos muñequitos de plástico descerebrados.— le digo mientras veo a León y Andrea besándose.— También cogen a cualquiera que tiene las piernas abiertas.— digo mientras hago un puño.

—¿Has estado boxeando?— me pregunta Romina.

—Obvio que sí.— le digo.

—Tienes que ir más seguido, tienes mucho agresión.— me dice Romina.

—Mucho más que normal, chulita.— me dice Emília.

—No importa, cholita.— le digo y observo a Andrea, acariciando el brazo de León.— Oye, ¿terminaste tu licuado?— le pregunto. Antes de que me contesta, tomo el licuando, voy hacia ellos, y boto todo el licuado en su cabeza y camino otra vez a mi mesa sin importar sus gritos.

—Me debes un licuado.— me dice Emília con un puchero.

—Te compró un mañana, ¿te parece?— le digo y ella se asiente la cabeza con una sonrisa.— Bueno, me voy, tengo que boxear o me clavo las uñas en el escritorio.— les digo. Voy al gimnasio, voy al vestuario y me pongo mi ropa de boxeo y mis guantes. Voy hacia la bolsa, la que NO está colgada, y empiezo a golpear y golpear y golpear pero un mal movimiento de brazo y torcí la mano.— ¡La puta madre!— gritó mientras me quito la guante y veo que mi mano derecha está rojita y hinchada. Voy primero al baño para echarle agua fría sobre mi mano y la seco con la toalla. Luego voy a la enfermería.

—¿Que te pasó en la mano?— escucho decir una voz que no quería escuchar en este momento.