Capitulo 42

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Machu

—Bueno Chris, esto es el salón de la clase de cuarto año, o el primer años de la prepa, como te hace más fácil. Aquí es donde estoy con mis amigas.— le digo mientras entramos al salón.

—¿Que hacen ustedes para que Gastón se porte tan...—

—¿Pendejo?— le digo. Christopher se ríe.

—Quería decir antipático pero pendejo también funciona.— me dice.

—Sí. Bueno, yo sé por qué me odia a mí. Siempre le hago comentarios y todo eso. Y también le hago bromas.— le digo.— Pero tranquilo, si te portes bien, no te hago nada.

—Jaja, lo tendré en mente. Aquí hay un playroom, ¿verdad? ¿Me lo puedes mostrar?— me pregunta.

—Sí, claro.— le digo y le enseño.— Mira, esto es la mesa de billar.

—Lo sé, me encanta jugar. ¿Quieres jugar conmigo?— me pregunta.

—Sí, claro. Pero nomas te estoy avisando, le gané a mi amigo Silverio en un partido de billar.— le digo mientras agarro un palo de billar.

—Vamos, princesa bella, a jugar.— me dice. Él también agarra un palo y empezamos a jugar.

León

—¡No mames!— digo mientras veo a Machu jugando billar con alguien más.— ¿Quién es ese güey?

—No sé, pero está más bueno que el pan.— me dice Emília.

—¿Que pasó con Claudio?— le pregunto.

—Ah sí, él. Pero ni que fuera su novia, tengo derecho de decir si un güey me parece guapo o no. Y ese güey si está guapo, ya puedo imaginar cómo se sentiría si él...

—Ay, ya párale, Emília, no te pones cachonda.— le digo. Emília solo rodea los ojos.— Voy para allá.— digo mientras camino hacia el playroom.

—No, León, te vas a hacer el oso.— me dice pero llego al playroom mientras el güey se acerca a Machu.

—Hola, ¿que hacen? ¿Quién es él?— pregunto.

—Ah, no te tengo que dar explicaciones, León. Pero él es Christopher, el asistente de Gastón.— me dice Machu.

—Ah, los rumores fueron ciertos. Hola, soy Emília.— dice Emília y yo rodeo los ojos.

—Hola, bella, soy Christopher Vélez. Oye princesa, ¿seguimos jugando?— le pregunta Christian.

—Sí, claro. Te voy a ganar.— dice Machu.

—En tus sueños, bella.— dice Christian y Emília me alejó de ahí.

—¿Quién se cree Christian?— le pregunto.

—Primero, se llama Christopher, y Segundo, bájale como mil rayitas a tus celos— me dice Emília.

—No estoy celoso.— le digo.

—Dile eso a tus nudillos, son blancos.— me dice y deshago mi puño.— Adiós, celosito.— me dice.

Del Odio Al Amor (LECHU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora