Paso 7

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» Ah, que se me prende fuego la leche.... «

Salio de la ducha vestido con una pijama azul de cuerpo completo que olía a lavanda y limón, casi podía sentir como el olor se impregnaba a su piel, no era como el olor de anoche que era simplemente detestable.

Abrió los ojos de repente recapacitando la situación, mierda.

México, el chico que le gusta, estaba en su habitación, sucia y mal oliente, con basura, ropa sucia y mucha comida basura que solía comer por las noches mientras veía telenovelas argentinas por simplemente, gusto culposo. No era su culpa, "Herencia de amor" se estaba poniendo interesante.

Inmediatamente su mente comenzó a armar teorías que le hicieron alarmar, ¿Acaso olía mal y por eso México lo mando a bañar? Quizá olía a el vomito de Perú y sudor y no se dio cuenta.

Que jodida vergüenza.

México no ha de haber soportado el olor y lo mando a bañar, sus mejillas se tiñeron de rojo inconscientemente.

— Me tome la libertad de limpiar el cuarto y lavar la ropa — la voz del mexicano lo saco de sus divagaciones — quiero que comas la sopa, te tomes estas pastillas y luego descanses ¿Bien?

México se veía normal, con su típico humor y sonrisa, espera un segundo... ¿Le estaba mandando? ¿Quien se creía, su mamá? Ah no, no, no, no, México podría traerlo bien baboso pero mandilon no era, quizá algo consistente pero mandilon jamás.

— ¿Tu también tienes complejo de mamá de los pollitos o qué? — se burlo y México rodó los ojos.

— No, simplemente que cuando tienes resfriado te tienes que bañar para bajar la temperatura, comer antes de tomar algún medicamento y sobre todo, descansar — le explico arrastrándolo hasta su cama, sentándolo de golpe y poniéndole una mesita plegable con sopa, una bebida y un pequeño aperitivo de fruta.

(Mesa plegable: de las que se usan para llevar el desayuno a la cama, wey, de nada)

— ¿Bañarse para bajar la temp...? Oh, ya entendí — fue para eso, no por que oliera mal o algo así, se había preocupado por nada. Soltó una risa nerviosa que hizo que México le mirara extrañado.

Argentina se limito a sonreír doblemente nervioso y comenzar a comer su sopa, era relativamente buena, un pequeño toque de sal, algo de limón, la carne era blanda, el jugo estaba bien condimentado y, oh joder, ¿Que es eso? Esas cosas flotando en su sopa cortados en forma de dinosaurios y círculos pequeños.

— ¿Qué se supone qué es esto? — le preguntó a México, el pelinegro que estaba recogiendo la habitación con curiosidad se acerco hasta él, y cuando vio a lo que se refería, no supo si reírse o soltar un bufido.

— ¿Eso? Son verduras, se comen por si no sabes — su lado inmaduro había ganado y ahora estaba bromeando con el argentino. El chico tenía cara de realmente no querer comérselas.

— Pero están verdes — le dijo como si eso fuera muy relevante.

— Se supone que son de ese color, también hay otros por supuesto, pero el verde es el más común — le dijo, Argentina seguía mirando los dinosaurios con horror que casi no le prestaba atención — los dinosaurios son zanahorias.

Argentina Frunció el ceño.

— ¿Por qué son dinosaurios? ¿Cuando has visto dinosaurios naranjas? — se burlo y el mexicano hizo una expresión muy indignado.

— Cera de "pie pequeño" era color naranja por si no sabías, — le reclamo pero Argentina ya Se estaba riendo de él, el chico siguió meneando la cuchara en la sopa aun sin comer  — ni te rías por que aun así te los vas a comer.

— ¿Tengo cara de que me guste comer dinosaurios? Los dinosaurios son amigos, no comida — le dijo con una sonrisa — #save the dinosaurs.

— Ellos quieren morir Argentina, son suicidas, — contesto México tomando la cuchara y con ella sacando algo de jugo con un dinosaurio para luego acercarlo a la boca del argentino, aguantándose una risa cuando Argentina dijo « ¿Suicidas? Te creó, Uno tiene cara de Harly queen » — El plato es el mundo y tu eres el meteorito.

— ¿Entonces que hago? ¿Estrello mi cara en el plato hasta que se mueran o qué? — le contesto y México soltó su cuchara para reírse del enfermo.

¿Por que tenía que ser tan malditamente difícil hacerlo comer? ¿Por qué? Ah, maldita sea. Dejo de reír recuperando el aliento, preparándose mentalmente para seguir intentando.

No iba a negar que le gustaba esto, no relacionar todo lo que hiciera con Argentina hacia al amor, si no también poder pasar momentos de amigos con él sin sentimientos de por medio, saber que con amor o no congeniaban por completo, que le gustaba cuando Argentina y el podían hablar bien sin trabas o sonrojos de por medio, que podían insultarse y joderse entre ellos sin molestarse, eso lo hacia malditamente feliz que le costaba reprimir su sonrisa de idiota.

— Haber... — volvió a tomar la cuchara, tomando más verduras en el proceso y volviéndola a acercar al chico — Ahí va el avioncito, ahora tragatelo.

— ¡Que le den a tu avión! — dijo girando el rostro — yo no voy a comer eso, jamás.

*****

— No puedo creer que me hiciste comer eso — lloriqueo cuando México con una sonrisa retiró la mesa de la cama, su boca formando formando un pucherito y su ceño fruncido en clara molestia — La traición, la decepción, hermano.

Se tiro a su cama, México soltó una risa y después de lavar los trastes regreso al lado del argentino.

El rubio seguía "molesto" con sus cejas fruncidas, viéndose jodidamente adorable, si así se veía cada vez que estaba molesto pues que se fuera preparando por que no dudaría en sacarlo de quicio cada vez que pudiera.

— Pareces un pitufo — susurro México, Argentina lo miro con una mueca de "¿Por que lo dices?" hasta que noto su pijama de color azul y su puchero Se hizo más notorio, se cruzo de brazos haciendo reír al pelinegro y murmuro insultos intangibles que solo hicieron ampliar más la sonrisa del latino — Haber, cantame la de "la la la la"

Una patada en su estómago lo hizo callar y disculparse con el enfermo, al estar sentado en la cama y Argentina estando acostado era blanco fácil para las patadas del chico.

— Ya, esta bien, pues — se disculpó pero una patada llegó a su rostro haciéndole doler — Argentina, ca'mate po' favo'

— ¡Eres insufrible! — se quejo riendo tapando su rostro con una almohada. — Rápido, arropame para que me duerma.

— ¿Que eres? ¿Un niño de cinco años? — se burlo México.

Argentina se destapo viendo a los ojos al pelinegro, este seguía pensando que aun con su nariz llena de mocos se veía adorable.

— Peor, soy un adolescente enamorado.

Y entonces una punzada en el pecho del mexicano le hizo doler más que cualquier otro golpe.

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Nadie:

Absolutamente nadie:

Yo al alíen que me robe del área 51 : Haber, di "viva el yaoi"

Como Arruinar La Reputación De Tu Enemigo Sin Ser Descubierto En El Proceso [EdiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora