Huellas

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La juventud es el regalo más sublime que la vida puede darle a un ser, mismo que debe aprovecharse y del que se debe sacar hasta la última gota, pero no en exceso, no, se debe gastar en hacer lo que uno ama a su debido tiempo. Se dice por ahí que aquel que sufra haciendo el bien tendrá una recompensa, si muere carente de  antecedentes vivirá después con mucho regocijo, tanto que al final de la muerte podrá respirar una vez más.





Las luces de la noche interminable iluminaban los pasos de un joven que regresaba a casa, esa que tuvo que rentar desde que fue aceptado en la universidad de sus sueños, quizás no era la mejor del país pero en definitiva era la que él quería más que cualquier otra. La calle lucia ese día especialmente inquietante, pero no tanto como para borrar una sonrisa de su rostro, desde hace una semana había escuchado que unos sujetos buscaban a una persona de la cual nadie sabía el nombre, esa noticia estaba esparcida por toda la calle causando miedo en los habitantes, aunque pensándolo bien, en él no surtía efecto porque realmente desde que llego a esa zona se dedicó a hacer lo que le correspondía y no causaba males a nadie, de hecho para ser precisos siempre estaba ayudando a los demás creándose un espacio en cada persona que conocía.

Saco las llaves de su bolsillo trasero girando el mecanismo hasta lograr abrir la puerta, entró a casa encendiendo las luces mirando con algo de felicidad su pequeño espacio, una mesa en la entrada con un cactus pequeño que compró el primer día para no sentirse solo, al lado la cocina-comedor con lo necesario, un pequeño espacio que le servía de lavandería al fondo y al otro lado su habitación de tamaño mediano. Su hogar.

Había dejado su mochila en el pequeño sillón de su diminuta sala cuando el celular sonó advirtiéndole que su madre estaba llamándolo. Parecía costumbre ya de ella marcarle con la esperanza de siempre encontrarlo con bien y por el momento resultaba en lo correcto.

-Si mama, no te preocupes llegué hace poco, comí antes de llegar de hecho, me voy a bañar para ir a dormir, realmente estoy cansado pero mamá, tú hijo lo está haciendo bien, no te preocupes, te quiero, nos vemos el siguiente sábado- y corta la llamada.

Pareciera que es el único hijo pero no es así tiene dos hermanos a quienes ama como nada en el mundo y cada que visita la casa de sus padres siente que los ama más. Es difícil ser el único hijo que está lejos pero vale la pena por seguir sus sueños, no siempre estaría con ellos, tenían que aceptarlo.

-Es hora de dormir Kit mañana seré un día hermoso, ¿no lo crees?-

Una sonrisa sale de su ser mientras riega el pequeño cactus, aún recuerda cuando su madre le recomendó comprar una flor más alegre pero no, el chico quería un cactus. No faltaban las burlas de sus amigos cuando lo visitaban o se quedaban a estudiar para un examen, porque era un tema fuerte de conversación entre ellos. Él por su lado terminaba susurrándole su vida como si fuera un amigo más.

-Está la convocatoria abierta para un intercambio, ¿a dónde te gustaría viajar Kit?-

Uno de los sueños del chico era sin duda alguna viajar por el mundo disfrutando de los lugares y comer comida deliciosa, quizás en algún viaje podría encontrar un compañero quien sería como la madre de Kit, aunque eso no le quitaba el sueño realmente, pero esperaba encontrar alguien antes de volverse viejo porque quería presentar a su pareja antes de que sus padres murieran, eso le haría muy feliz, si pudiera pedir hacer algo antes de morir en paz sería eso definitivamente. Solo eso.

-Buenas noches Kit- 

Se fue a dormir apagando las luces cubriendo su cuerpo por completo, justo como cuando era niño, aunque lo hacía principalmente por ese terrible mosquito que no lo dejaba dormir desde hace tres días, mismo que no podía matar porque se le olvido comprar algo para hacerlo. Matarlo con las manos era imposible por una sola razón, cada que apagaba la luz el mosco salía de su escondite, prendía la luz y escapaba como todo un profesional, era un mosquito listo.

Eran las tres de la madrugada cuando murmullos se escucharon en la entrada pero él no despertó, estaba demasiado cansado para hacerlo. Los pasos se acercaban lentamente, tres personas se hacían espacio en la residencia deseando acabar con esto, estaban molestos de buscar y buscar en cada lugar al maldito que se atrevió  traicionarlos. Cuando les dieron la dirección no dudaron en ir, uno de ellos saco el arma con un silenciador colocado previamente dirigiéndolo al bulto en la cama. Cinco disparos fueron hechos más seis extras para rematar solamente.

-Quítale la manta de la cara quiero verlo- hablo uno con molestia guardando el arma de su compañero, otro tiró de la tela dejándola a un lado abriendo los ojos al ver la mierda que habían hecho.

-¡¿Quién mierda es este niño?!- gritó molesto uno.

-Aquí está su identificación, se llama Choi Minho, es un estudiante-

-Era un estudiante, mierda-

-Señor la dirección no es esta-

-Ya está muerto así que hay que deshacernos del cuerpo-

No avanzaron demasiado cuando una patrulla se hizo presente por el llamado de un vecino que al ver un auto frente la casa del joven Choi no dudo en avisar a los demás.

-¡Déjenlo suban al auto!- grito el líder tirando en la entrada el cuerpo cubierto de sangre de Minho tirando el cactus a su paso.

Una semana después fueron arrestados los tres hombres posterior a que asesinaran al sujeto correcto.




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3 meses después



-Y esta es la última casa que puedo mostrarle, no se la recomiendo realmente pero justo ahora es barata, el alquiler es accesible para un estudiante primerizo como usted-

La casa era igual que en ese entonces, antigua y muy acogedora, incluso más en esta ocasión, es como si pidiera a ruegos que alguien le hiciera compañía, tanto tiempo a solas no le hace bien a nadie ni siquiera a un espacio que estaba tan acostumbrado a tener alguien con quien conversar.

-Me la quedo-

La voz del joven le da vida a las paredes que reciben bien sus palabras, el hombre mayor saca un contrato con los requerimientos necesarios para dar por finalizado e día. El estudiante sonríe orgulloso aun cuando había algo en esa casa que  no le terminaba de agradar por completo, un aire de vació que hacía vibrar los huesos pero al mismo tiempo le atraía de manera indescriptible. Lo que más le gustaba era el lindo cactus que había en la mesita de la entrada parecía que la persona antes de él lo dejó olvidado pero el se encargaría de cuidar al que ya era nombrado como Kit.

-Firme justo aquí joven-

Toma la pluma con decisión escribiendo el nombre sobre la línea que lo marca ya como propietario de aquel lugar, el propietario Lee Taemin.








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Nuevamente yo con una nueva historia 2min. Espero actualizar continuamente y mejorar en el proceso. Nos leemos en la siguiente actualización. 






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