Fría primavera

36 8 1
                                    

-Creo que ya lo entendí, cuando te mudaste aquí tuviste que dormir en el piso porque tus padres no llegaron, encontraste una bolsa de dudosa procedencia pero sacaste su contenido, un poco de ropa y una caja donde venía un anillo que por alguna razón te colocaste, debido a esto estas atado a un chico, pero no puedes quitarte el anillo hasta que este chico logré acabar con sus pendientes. Bueno, ¿Y si te cortas el dedo?-

-No hagas bromas Key, esto es delicado, por favor, solo quiero que esto acabe, no solo para mi, sino para él. Minho no puede estar atado aquí solamente porque fui un estúpido al usar el anillo.-

-Eso es cierto-

-¿Qué Minho debe poder descansar?- Preguntó incrédulo Taemin mirándolo esperanzado.

-No, que eres un estúpido, ¿a quién se le ocurre usar algo que encuentra en una bolsa rara?, enserio no sé cómo has logrado vivir estos años Tae, a veces pienso que eres de otro mundo.- Golpeó suavemente el hombro de su amigo, tal cual le estuviera pidiendo una clase de disculpa por no poder hacer nada por él.

-Key, eres mi amigo no deberías hablarme de ese modo, pensé que, nada olvidalo. Lo importante es que Minho esté tranquilo, aunque no entiendo por qué Yoona no pudo quitarme el anillo, vamos, debía ser ella quien lo sacara pero estamos nuevamente desde cero.- Se dejó caer en la cama mirando a su lado a Minho.

De pronto Key quedó mudo, su amigo estaba hablando con el aire, aunque fuera poco creíble ahí estaba admirando a Taemin hablar con un fantasma. Era algo que debía documentar pero el chico le dijo que nadie más podría saber de la situación o se armaría un caos total.

Desde la silla al lado de la puerta de la habitación permaneció mirando a su amigo en aquella cama que emanaba una sensación muy complicada de explicar. Sobre todo considerando que su mejor amigo estaba ignorandolo por completo. No podía negar que era raro, y cualquier otra persona le ta haría de loco. Pero él más que nadie sabía que era totalmente real y posible.

Había escuchado de aquel asesinato, fue un escándalo a voz baja. La madre el chico pidió mucha discreción pero algunos datos salieron al iré al final. Todos conocían la historia de Choi Minho, la vida arrebatada por un error.

-Bueno amigo, yo mejor me voy, tengo que entregar un trabajo por la noche, así que te dejo con tu nuevo novio. Señor fantasma Minho cuida bien a mi casi hijo, esperen, ¿un fantasma y un humano pueden tener contacto de ese tipo? ¡Ya Taemin no me mires así! Me voy, volveré mañana para tratar de ayudarlos. -

Salió de la casa con emoción en el alma y un poco de risa en los labios. Aunque, nunca diría algo que no supiera, y la voz de Taemin le dejaba en claro que podría existir un final trágico, pero prefería no pensar en ello. No ahora.

El rostro de Lee no podía ser más rojo en esos momentos, Key a veces era muy despreocupado con sus palabras y gracias a ello terminaba en situaciones vergonzosas, como esa, donde ni él ni Minho supieron qué decir. Simplemente permanecieron sentados uno al lado del otro sintiendo algo dentro de ellos latir, un corazón y los rastros de uno se agitaron un poco más.

-Bueno, es hora de comer, iré por el celular-Dijo Taemin poniéndose de pie hasta que una mano lo detuvo.

-¿Para qué el celular? No, siempre andas pidiendo comida a domicilio, está bien que no sepas cocinar pero ya es mucho. Morirás si continuas con esos malos hábitos.-

-Minho, lo dices tú así que no cuenta, tú sabias cocinar cuando estabas vivo pero no todos somos como tú que incluso eras guapo y bueno, algunos tenemos defectos, en este caso, la cocina.-

-Hagamos un trato, tienes cosas en tu alacena, te diré qué hacer y veras un gran plato al final frente tus ojos. Si sabe mal, te prometo nunca más quejarme cuando pidas algo a domicilio.-

Aún con dudas se colocó un mandil verde que nunca había usado, tenía miedo de morir intoxicado. Una vez, de pequeño, trató de cocinar para sus padres y los tres terminaron severamente enfermos, desde ese día nunca tocó la cocina en su vida. Al menos hasta ahora que entre risas seguía al pie de la letra las instrucciones de un chico moreno que le miraba encantado.

El aceite salto levente amenazando la buena platica, pero no fue nada comparado con la quemadura que sufrió Taemin en la palma derecha al tomar mal un recipiente caliente. No fue mucho, un leve roce rápido, pero estaba al borde del llanto.

-¡Lo sabía! ¡Estoy maldito! El gran dios de la cocina me odi... ¿Qué estás haciendo?- Sus ojos se encontraban acuosos, temerosos y curiosos a la par. Unas manos tomaron las suyas acariciandolas tratando de eliminar el malestar, eran frías y grandes tanto que le acunaron perfectamente haciendo sus mejillas sonrojar.

-Esto suele pasar, tranquilo, la primera vez que cociné terminé en el hospital.-

-¿Por qué?-

-Preparé unos panques, mamá había dejado la masa lista, pero creí que estaba mal así que mezcle más ingredientes. No pasó mucho y me desmayé.-

De la nada la risa de Taemin llenó la cocina dejando más tranquilo a Minho aunque terminó casi arrepentido cuando ese chico bonito le dijo que era demasiado tonto. Al menos había logrado calmarlo.

Al final sirvió el plato ante la mirada de Choi, la mesa era pequeña pero se sentía enorme justo ahora, uno frente al otro.

-Come-

-Prepara un lugar a tu lado, estoy por ir contigo justo ahora.-

Lee era un caso total, así que estaba dispuesto a pasar el resto de la eternidad a su lado si las cosas salían mal. La sonrisa del chico aumento en cada mordida dejándolo con la necesidad de comer más.

-¡Esto es delicioso! ¡Choi eres un genio! Definitivamente habría salido contigo de seguir vivo.-

Ninguno se dio cuenta en esos momentos, siguieron riendo entre miradas y palabras que bailaban en el aire del inicio de una fría primavera. No había razón para entender nada, sus ojos lo decían todo, aunque posiblemente estaba escrito desde un inicio.


_____________________


Nos leemos en la siguiente actualización.

INCLUSO ASI...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora