XVl - El Tiempo.

556 53 37
                                    

Antes de salir del apartamento y asegurar la puerta con la llave Owen se asomó. Lucía un rostro alegre y agradable como siempre, él no era de esos chicos a quién puedes quebrantar fácilmente el ánimo, traía puesto una campera de cuero color negro y una bufanda del mismo color, y claro con esa mejilla rojiza caracterizada soltó un leve aliento helado de su boca como anunciando el fatigoso invierno.

Su llegada fue sorpresiva no esperaba verlo tan temprano por aquí. Él me observó con cierta duda con su mochila entre el brazo que de inmediato me tendió su mano en el hombro. Se limitó a disparar la primera palabra quedando estático cuando se dio cuenta de que lo miraba fijamente antes de hablar.

Revisó mi expresión y su boca se ensanchó en asombro y optimismo.

- No es necesario que lo asegures, estaré por aquí. - dijo él, desviando su atención en la puerta.

- Yo... Yo no creí que llegarías tan pronto. - dudé.

- Hoy no tengo clases, estoy llegando de la casa de Amanda y... Descuida me quedaré con él - contestó voluntarioso

- Te lo agradezco. - respondí cortés.

- Somos parte de esto, nos necesita. - pronunció, con total lealtad hacía su mejor amigo.

- Dime... ¿Pudiste encontrar algo? - pregunté esperanzada.

- En esos datos sólo mencionabas su nombre y una foto. Eso no es suficiente material para realizar un buen seguimiento. - se quejó con sutileza.

- Necesito buscar datos concretos. - susurré despacio.

- Una dirección. - interrumpió.

- Pero... ¿De qué manera?, no tengo acceso a otra información más que eso que te ofrecí. - reclamé, después me detuve y pensé en los archivos de inscripciones de la Universidad.

- Deberías buscar otra forma. - pidió él.

- Es exactamente en lo que estoy pensando... ¿Y si lo seguimos al término de la salida de clases? - sugerí airada, sonaba una locura y estaba dispuesta a cometer.

- ¿Eso es lo que quieres hacer?, no puedo creer que me deje arrastrar por las calamidades que tu mente incita - prosiguió, negando con la cabeza teatralmente

- Es tiempo, terminaré con esto de una vez. - le advertí con seguridad.

- Te marcaré o te mandaré un texto cuando sea la salida y estarás afuera de la Universidad para comenzar con esa persecución. - culminé.

- ¿Y Andrew? - preguntó él, juntando sus cejas.

- Tendrá que quedarse por unos momentos a solas, no tardaremos mucho, solo quiero averiguar dónde reside, habla con él, dile que me acompañarás a realizar algunos asuntos en la ciudad. - finalicé, implorando que haga lo que le he pedido.

- Lo haré, pero con una condición.

- ¿Cuál?

- Me dirás en el camino la razón de todo esto, ¿Por qué sigues a ese chico? - insistió, a tal punto de tomar un poco de desconfianza cuando mi boca pronunciaba cada palabra.

- Te lo diré, ahora debo ir a la Universidad, que estés atento - avisé, levantando la mano y ofreciéndole una cálida despedida.

- Lo haré, ahora debo ir... Exclamó la chica rebelde, de vestimenta negra de apariencia punk y de cara larga, muy larga - dijo, remedando las palabras que le había ordenado y parodiando burlonamente mis gestos al ingresar a la habitación.

Después de una hora me encontraba en camino a la Universidad observando con admiración el paisaje del río Charles, al bajar de aquel taxi caminé unos cuántos metros sobre (Boston, Massachusetts 02215), cuando en un descuido y al momento de cruzar la calle para pasar al campus un auto de color negro (Mercedes Benz) y polarizado detuvo su marcha justo antes de que me pudiera atropellar y en una bocinada me trajo de vuelta a mis pensamientos.

Deja que Suceda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora