XXVl - Amor, en tiempos difíciles.

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De pronto me levanté, colérica y agitada. Queriendo apartarme de los brazos de Andrew. De nuevo mi alterado rostro volvía desesperadamente a la situación dramática de aquella noche. Paralizada sobre la negrura del recuerdo y en aquel aliento de esperanza que escurría en un espacio hacia un pedacito de luz del amanecer que se presentaba por la ventana. Tan iluminado, tan intenso, de tan radiante contraste. No podía sustraer el influjo de aquella conmovedora impresión y rememorando el dolor sombrío de una aceptación crucial. A tiendas logré traer la calma en su regazo hundida en ella y rompí el llanto silenciosamente, sentía la impotencia contra la infinita tristeza al anunciar que días difíciles descenderían sobre mí vida desde entonces.

Demudado y paciente. Andrew me consoló.

¿Por qué tuvo que ser así?, ¿Qué sucede a mi vida?. Cuando pareciera ir mejor. De pronto siento el mundo caerme encima.

Alcé mi mirada en él entre gemidos, y tras la cortina de mi lágrima brilló perdido la luz de sus ojos al verme en la desolación que justificaría la penuria de una escena temporal entre él y yo.

- En tu inconsciencia había descubierto tu rostro abatido, quedé bastante alarmado cuando me topé con esa situación. - murmuró. - George me dijo un poco de lo que ocurría en ese entonces. No sé que es exactamente lo que debes estar sintiendo pero te ofrezco mi compañía. - culminó acariciando suavemente mi pelo.

- No lo odio... Sólo tengo mucha lástima de él, mucha lastima. Nos necesitamos mutuamente, nuestras debilidades están conectadas hacia un mismo horizonte.

Apenado por aquel discurso, que desde luego de otras veces ya conocía. Murmuró un tanto impaciente:

- No logro entender la razón por lo que mantuvo al padre oculto tanto tiempo de ti. Aunque pensándolo bien no es un panorama fácil de digerir.

- Nos une un padre muy enfermo, ¡Morirá Andrew, él morirá!. - clamé. - Escuché perfectamente, su deseo es tener un encuentro conmigo. Siento miedo Andrew, mucho temor. No quiero conocerlo para luego verlo morir.

Y me refugié en Andrew, asustada de sólo imaginarlo. En su regazo, su sonrisa lucía piadosa y amansó la palabra del consuelo al tenerme sobre su pecho.

Acariciándome, con blanda voz sumisa. Buscaba la calma.

- No debes tener ese miedo, debes afrontarlo por muy duro que fuera. Tu padre te necesita y este es el momento que tanto esperabas en tú vida... Debes sanarte, serás victoriosa y fuerte. Quiero que enfrentes esto, yo estaré en guardia a cada paso que vas. No te dejaré caer.

- ¿Y mi padre?.

- 《Él》. - pronunció con una voz lenta entre cortado y lenta. - Él quiere irse de este mundo viendo a la extraordinaria hija que no pudo tener. No juzgaré el pasado que se impuso entre ambos, pero él está aquí aún con vida. Merecemos una segunda oportunidad si realmente nos sentimos con la necesidad verdadera de cambiar.

- Sólo recuerdo haber ingresado a la casa de George al observar aquella puerta un poco abierta. Nunca imaginé encontrarlo ahí, ni siquiera sabía que se encontraba en la gran ciudad. Estuvo todo este tiempo tan cerca de mí. - recordé abrumada. - Luego escuché fragmentos de esa conversación fue desde ese entonces que supe toda la verdad. Al instante de la verdad sólo buscaba salir de ahí lo más rápido que podía, no recuerdo más nada desde que quedé desplomada al suelo. Mi familia sepultan los misterios más punzantes que puedas imaginar.

Le insinuaba con reclamo contenido, y con cierto despecho mordiente. Y mis ojos radiaban bajo el liviano cristal de lágrimas. Andrew, quedó en silencio pensativo. Como si fuera un compás de una canción muy melancólica.

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