Narrada por Tami
-Suerte-Nos dijo Martina antes de cerrar la puerta
Salimos a la acera, la música a todo volumen lastima un poco mis oidos, y no pude dar ni un paso más, me sudan las manos, y mi corazon se va a salir de mi pecho ¡¿Porque estoy tan nerviosa?! Oh cierto, estoy a punto de soltar ratas en la casa de un extraño y causarle una indigestión a todos en su fiesta
-¿Vamos?-Me preguntó Cristina-¿Todo bien?
Suspire
-Estoy un poco nerviosa, hace tiempo que no hago estas cosas, eso es todo
-Oye, calmate ¿si?
Rodeé los ojos, a veces olvido lo insensible que puede llegar a ser Cristina, ella pareció notarlo
-Hey-Me dijo con un tono mas suave-¿Estas...?
No la comprendo, ¿a que se refiere?
Ella hizo un gesto con su mano, pasandola por su abdomen bajo
Oh, ya entiendo-¡No!
-¿Entonces?... ¿Sabes que? ¡No me importa!
-Olvidalo-Le respondí
-Olvidado, Esto sera rapido ¿ok?-Me dijo tratando de calmarme
-Ok-Contesté
-Bien, vamos
La seguí, cruzamos la calle hasta llegar a la casa de Leo
Cristina cruzó los brazos
-Tu deberias de tocar la puerta
-¿Hmm?
-La puerta, a ti te invitó-Levantó un poco la voz para que pueda escucharla con la musica
-¡Oh! ¡claro!
Busqué con la mirada el timbre... aqui no esta
-No hay timbre
Suspiró y alzó su dedo hasta alcanzar el timbre... que no estaba cuando vi ahí
-Estas media tonta hoy
Lo sé
-¡Tu eres la tonta!-Le respondí- en especial por creer que pueden escuchar el timbre-La verdad no se porque no se me ocurrió antes
Se golpeó la cabeza con la mano
-Duh
Empujó la puerta y resultó que no estaba cerrada
Nos encontramos en una sala no muy grande, ocura y un monton de gente que no se dieron cuenta de que entramos, bailando al ritmo de la musica, unas escaleras ubicadas al lado derecho de la habitación, al lado izquierdo habia una puerta y justo al frente, una puerta de vidrio que daba al patio, que tambien estaba repleto de gente
-¡Oye!-Me gritó Cristina por encima de la musica-¡Por ahí esta la mesa de comida!
Volteé hacia donde señalo, yo no la llamaria mesa de comida, apenas unos platos y botellas vacias
Alcé mi pulgar-Bien, ¿Y Tu? ¿Sabes a donde ir?
-¡Yo sabré que hacer! ¡Y te llamo cuando termine!
-¡Ok!
Me dirigí hacia la mesa, abrí espacio entre los platos y pusé el guacamole, sonreí yo ya hice mi parte y no fue tan dificil
-¡Viniste!
Reconocí la voz de Leo
Volteé, casi pego un grito estaba mas cerca de lo que esperaba
Él se dio cuenta y se rió, su risa me causó el mismo escalofrio de la primera vez que la oí
-Lo siento, no me acostumbro a tu feo rostro-Dije
-Auch-Me respondió sin quitar esa maldita sonrisa de su rostro-¿Qué es eso?-Señaló al guacamole
-Guacamole
-Rico-Dijo con un tonito infantil, tomó un Rondito, lo undió en el bowl y se lo llevó a la boca, sonreí, oficialmente mi trabajo aquí esta hecho-¿Tu no comes?
-No me gusta
-¿Tu traes el guacamole pero no te lo comes?, no tiene sentido-Dijo mientras comia otro bocado
-Dijo el que usa gafas de sol a media noche
Él rió con ganas y se sacó sus inutiles gafas de sol, esta, creo, es la primera vez que veo sus ojos; son marrones oscuros, muy oscuros, al igual que su cabello, se llevó a la boca otro bocado
-¿Quieres bailar?-Mierda Cristina ¡¿En donde estas?!
-¡No, la verdad!
-Bien, entonces cambiemos de pregunta ¿Como te llamas?-Otro bocado
La verdad hasta ahora me habia dado cuenta de que él no sabe mi nombre
-Yo...
El grito de una chica me interrumpió
Creo saber la razón del grito
Vi a Cristina correr hacia mi desde la cocina
-¡Vamonos!-Me grito mientras seguia corriendo hacia la salida
Más gritos llenaron el lugar, varias chicas se paraban en los muebles evitando el piso
-¡Eso fue por Marco y su auto!-Le grité a Leo antes de salir corriendo fuera de su casa y cerrar la puerta detras de mi
Ya en la calle los gritos se volvieron más fuertes, y me encontré a Cristina tirada en nuestro patio de enfrente riendose como elefante enfermo
-¡Lo logramos!-Le dije y me uní a sus risas
Bruno y los demás se nos unieron
-¡Oigan!-Un grito furioso desde el otro lado de la calle llegó a nuestros oidos
-¡Estan locas! ¡Esto es la guerra imbeciles!
-¡Oye Leo!-Le gritó Marco-¡Yo de ti no pongo tanta fuerza al gritar!
-¡¿Ah sí?!...-Leo se llevó las manos al estomago y con una expresion de dolor entró a su casa
Nosotros continuamos riendo y decidimos que seria mejor entrar a casa, despues de un día largo y difícil, todo lo que quiero es dormir, si Leo quiere la guerra, pues la tendrá, no tiene ni idea de con quien se metió
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La guía del buen vecino
Humor1era Parte: La semana de bromas-Martina No, no es una de esas historias en las que un chico llega al vecindario y lo odio al principio porque es un idiota pero luego me enamoro de él, para empezar todas las chicas que se enamoran de idiotas son unas...