five

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Cansado y agotado, eran dos palabras que lo describían perfectamente ese jueves.

–¡Sanji, tengo hambre!

–Luffy no seas tarado y déjalo dormir. Nami te cocinara algo...

–¿Qué yo que?, hazlo tu Usopp. Se útil.

La riña estridente que inundaba su apartamento lo saco de su letargo, daba vueltas como un gato pensando si sacar su culo del colchón o dejarse absorber por el sueño. Se levantó.

–Yo cocino pero hagan silencio, animales. Tu no Nami, puedes hablar cuanto quieras.

–¿Podemos usar la consola? –ambos morenos preguntaron al unísono. El de sombrero de paja tomaba cuanta botana alcanzaran sus manos sin apartar la vista del dueño del domicilio.

–Sí. Largo, los adultos vamos a conversar –el de overol negro con manchas de grasa de auto abrió el refrigerador sacando una cola y agarro un par de vasos.

–Niños –la pelinaranja viro los ojos al verlos desaparecer por el pasillo que llevaba a la sala.

–Deberé ir a la tienda apenas se marchen.

–¿Podo ir contigo Sanji? –Asomo la cabeza con la boca a reventar de Ruffles de queso.

–¡No devorador de mundos! ¡Y NO ENSUCIEN LA ALFOMBRA!

–¡ENTENDIDO CAPITÁN!

–Son unos idiotas.

–¿Cómo estas Sanji-kun?

–De maravillas.

Termino de cortar los tomates y de lavar la lechuga, encendió la sandwichera para que se calentara, rayo el queso y pico el pan, vertió salsa de ajo y de maíz en el de Ussop, a Nami le puso mantequilla y a Luffy todas las que encontró. Preparo los sándwich y los puso a tostar.

–¿Sabes que te ves fabuloso cuando cocinas?

–Obvio lo se linda.

–¿Mucho trabajo? –se sentó en la silla dejando reposar el cachete en su mejilla y el codo en la encimera.

–Demasiado. Ni chance me ha dado de comprar mis cigarros.

–Que pecado.

Estrujo sus sienes, quiero fumar. Anoto mentalmente eso en la lista de víveres para no olvidarlo cuando fuera al rato al 24hrs.

–Oye Sanji, ¿conoces Tinder?

–No, no, no. Nami no –se puso en pie de un salto, sacando los panes ya calientes, crujientes y apetitosos, los de los adolescentes crecidos los puso en platos amplios conociendo lo desastroso que eran para comer.

–No me muevo de acá hasta que te consigamos una cita. Eres gay, ya lo aceptaste, ya tus amigos lo saben, tu padre lo sabe, los del Baratie lo saben. Eres gay Sanji, pero nunca has ni siquiera coqueteado con un chico, tus hormonas te mataran.

–Yo no soy virgen –un rubor evidente le cubrió los cachetes.

–Ja, ja. Y yo lo soy.

–Nami, por favor –puso el sanduche de ella listo en la encimera y lo deslizo hasta su posición–. Seamos realistas, los primates no son lo mío –se dispuso a llevarles la comida a las dos bestias que asesinaban soldados en el Call of Duty en esos momentos.

–Quieto.

–¿Qué? –El flash lo cegó, frunció el ceño–. Nami.

–Shhh. Ve y aliméntalos antes que vengan aquí y enloquezcan

7 relatos salvajes || One Piece Week 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora