Parte 4

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Los necios rayos del sol comenzaron a jugar en aquella suite acariciando las pestañas de Krystal y colándose entre sus ojos para hacerla despertar. Esta hizo una mueca ante tal acción del sol, y extendió su brazo para tratar de desviar aquellos rayos, aún con los sentidos adormilados sintió que el espacio en esa cama era mucho mayor al qué extrañamente se había acostumbrado hace unas horas.

Krystal trató de aclarar su vista mientras salía de la cama, caminó por toda la suite sigilosamente pero no había rastro alguno de aquella chica que la acompaño toda la noche, se dirigía nuevamente a la cama cuando sintió una calidez en sus pies, desvío su camino hacia la ventana y abrió las cortinas de par en par sin saber por qué. El frío de la mañana golpeaba las ventanas y una pequeña corriente podía colarse por la misma dándole a Krystal una sensación de frío y calor mezclados a la perfección, cerró los ojos e inhalo profundamente para respirar aquel aire fresco de la mañana, se abrazó a si misma cuando pudo notar qué aún vestía aquella camisa ajena, sin poder evitarlo inclinó su rostro hacía el cuello de la camisa para acariciar su mejilla y traer de regreso aquello recuerdos de la noche anterior. La prenda aún tenía perfume. Con una sonrisa inconsciente en su rostro dio media vuelta, abotonó aquella camisa qué la cubría, se colocó las zapatillas y colgó en su brazo aquella gabardina estrafalaria, sólo en ese lugar pudieron haberle brindado tal cosa, una gabardina de lentejuelas, agradeció infinitamente poder portar la camisa de aquella pelirosa en vez de esa gabardina poco sutil. Sintió con peso extra la bolsa de la lencería que recibió como obsequio al abrirla encontró un fajo de dinero y notó que un billete estaba separado de los demás, lo tomó y pudo leer lo que estaba escrito en el "Espero que esto te aleje de aquí por mucho tiempo.", la cantidad que había en esa bolsa fácilmente resolvería sus gastos enteros por meses.



Después de pasar la noche con Krystal, llegaste a tu casa, fuiste a tu habitación para tomar una ducha y ponerte ropa más cómoda.

Mientras te duchabas recordabas a Krystal, sus ojos, sus labios, aquel lunar en su rostro que besaste cuando ambas estaban abrazadas, ese squirt que te hizo sentir orgullo al saber que habías sido la primera en provocarlo. Aunque tallaras tu piel para dejarla limpia, era como si la esencia de Krystal hubiera penetrado cada célula de tu epidermis, sentías su olor, su textura, sentías a Krystal.

Ya con ropa nueva te dirigiste a la cava y serviste una copa de Champagne Cristal Louis Roederer; hasta en tu subconsciente querías beberla de nuevo. Te trasladaste por el largo pasillo de la planta baja de tu casa para llegar a una puerta color coral con un picaporte de estilo victoriano, giraste la manija y sin levantar la mirada entraste a la habitación, caminaste hacia la única silla qué sé encontraba en ese lugar y tomaste asiento. Empezaba a amanecer, pero los rayos del sol no estaban presentes en esa habitación. Te quedaste ahí, sentada, con una copa de champagne en tus dedos y con la mirada en el piso, esperando el momento en el que el sol entrará por esas ventanas y aun a través de las delgadas cortinas pudiera iluminar ese cuarto.
Pasados unos minutos empezaste a sentir el calor que el sol compartía en la mañana, sus rayos hacían brillar aquellos detalles dorados en la baldosa, y recordaste lo mucho que insistía tu esposa en comprar aquel decorado mármol.

-Pero mi vida ¿en serio es necesario?

-Definitivamente–desvió la mirada- bu...bueno es que sólo imagina cómo quedará mi estudio, al abrir la puerta sentirás como esa exquisita mezcla del mármol te guía mientras caminas, hace juego con las paredes y los bordes de las columnas, esa maravillosa vista lo acompañará cuando entre el sol y...- aún podías escuchar su voz explicándote a detalle las razones por las que debía de tener esa baldosa.

Con una sonrisa provocada por aquel recuerdo subiste la mirada para poder observar aquella fotografía que por su tamaño y presencia llenaba en todo su esplendor la habitación.


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-Hola mi amor- sonreíste con melancolía y dejaste que el champagne entrará sutilmente por tus labios. 

Gabardina de Lentejuelas [Krystal y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora