Drag Me to Darkness [Josh Hutcherson]

Capítulo 012.

Desperté  por una bocina afuera de mi casa, la maldita bocina no paraba. Mire el reloj

8:20 ¡No podia ser tan tarde!

Mi celular en la mesa de noche comenzó a vibrar. Era Sam el que llamaba

—¡Josh sale! ¡Llegaremos tarde!

—Me quedé dormido vete tú

Corté la llamada para luego escuchar como el auto de Sam corría por la calle.

Me despoje de mis boxers que era con lo único que dormía y me metí a la ducha. Luego de la ducha más rápida de mi vida me vestí con un jeans claro, una polera blanca junto con una chaqueta rápidamente me metí en mis botas.

Bajé a desayunar, me preparé un sándwich de jamón. Salí de casa con mi sándwich en mano y mochila al hombro.

Me fui comiendo mi sándwich la mitad del camino al Instituto. El día estaba soleado con varias corrientes de aire.

Al llegar a la entrada todo estaba desierto. Fui a recepción para que pudiera entrar a clase.

—Hola llegué tarde. ¿Puedo pasar?—le pregunté a la señorita que estaba sentada al otro lado del mostrador.

—Podras entrar cuando toque la campana un cuarto para las diez de la mañana— me respondió.

Vi la hora en el reloj que estaba en la pared, eran las 9:05. Bufé,  tendría que esperar un  rato.

Me fui a la entrada a esperar las diez de la mañana. Dejé mis cosas en el suelo al lado de una pared, me senté al lado de está apoyando mi espalda en la muralla , la sombra que hacia el techo de la entrada me tapaba.

Nadie pasaba a estas horas por la entrada. Todo estaba desierto.
Saqué la cajetilla de cigarrillos de mi mochila junto con un encendedor, fumar no era mi vicio, lo veía como un método de relajación.  Generalmente fumaba cuando estaba solo.Como en estos momentos, saqué un cigarrillo y lo encendi. Le di una colada, pude sentir cono se llenaban mis pulmones.

Unos segundos después dejaba escapar el humo. Tenia la mirada fija adelante donde la calle estaba vacía sin rastro de nadie ni de algún auto que pasará. El semáforo cambiaba a verde por quinta vez,  pero no había ningún automóvil que cruzará ni ninguno que parará.

Todo vacío mientras me fumaba lentamente el cigarrillo.

Sentí unos pasos cerca de mi. Demás que era algún profesor despistado. Moví mi vista y vi a Ann sentarse a mi lado.

Siempre Hermosa. Llevaba una chaqueta de Jeans con una blusa turquesa y unas calsas blancas

—Hola— me sonrió.

Exale él humo y la salude con un besó en la mejilla, su piel tan suave contra mis labios.

—¿Qué haces aquí?— ella se encogió de hombros y fijo su mirada en mi.

—Te vi, y quise hacer te compañía— me pidió con un gesto el cigarrillo, a lo que asentí.
Le dio una fuerte colada para luego eliminar lentamente el humo por su boca entre cerrada mirando hacia arriba.

Fue la cosa más sexy que e visto.  Pocas chicas podían hacer eso.

Luego me miró mordiéndose el labio inferior no pude evitar fijarme en sus labios tan apetecibles.

—¿Y por qué estas acá?— preguntó.

—Llegué atrasado y tengo que esperar para poder entrar— Ann asintió —¿Y tú que haces afuera?

—Salía de un reunión con el director— respondió. Y me entregó el cigarrillo. Asenti en respuesta.

En eso toca la campana de un cuarto para las diez y se escuchan abrir varias puertas.