Varias horas después estoy bailando en mitad del salón y rodeada de un montón de gente. Hace rato que perdí de vista a Sandra y a los chicos, después de que dijeran que estaban cansados y se iban a sentar un momento. Me duelen los pies de tanto saltar y bailar, ni siquiera sé cuánto rato llevo haciéndolo, hace tiempo que perdí la noción del tiempo. Sé que la música está muy alta, pero yo la oigo lejana, como si no estuviera aquí.
Estoy prácticamente en el centro, rodeada de gente por todos los lados; gente moviéndose, cantando como yo, bailando como yo, chocándonos entre nosotros y riendo como si nada nos importase. Quizá porque en este mismo momento no nos importa nada.
Normalmente me agobio en espacios cerrados o en lugares en los que hay demasiada gente, pero supongo que dejó de importarme a partir del tercer vaso que me bebí.
Estoy bailando con una chica que no había visto nunca. Es guapa; tendrá más o menos mi edad. No puedo ver sus ojos porque los tiene cerrados mientras baila al ritmo de la música. Supongo que los ojos de las personas son mi debilidad, es en lo primero en lo que me fijo.
Su cabello rizado se mueve con ella mientras sonríe y canta la canción que está sonando.Poco a poco dejo de moverme hasta quedarme completamente quieta. Estoy de pie, inmóvil, en medio de un grupo de personas que no dejan de moverse y empujarme, pero yo no siento nada, es como si no estuviera ahí.
La música es solo un murmullo de fondo, demasiado alejada como para darle importancia. Tengo mi vista fija en un punto inexistente, ni siquiera estoy mirando algo. Es como si todo ocurriese a cámara lenta.
Estoy un poco mareada. Tengo sed pero no recuerdo dónde dejé mi vaso. Miro a mi alrededor, ahora todo se mueve muy rápido, demasiado rápido. Estoy bastante mareada. No soy capaz de centrar la vista y la gente que me rodea comienza a volverse borrosa.
Giro sobre mí misma buscando un hueco por el que escapar, pero por más vueltas que doy solo veo gente y más gente, y lo único que consigo es marearme todavía más. Necesito salir de aquí y respirar.
De repente, siento como alguien agarra mi brazo. Me giro bruscamente asustada.
-Perdón.-dice la chica del cabello rizado.- No quería asustarte. Solo quería saber si estás bien, pareces un poco mareada.
-Sí... Bueno, no. Necesito salir de aquí.
-Ven.-dice dándome la mano.
Agarro fuerte su mano mientras me ayuda a salir de ahí. Va empujando a la gente para conseguir hacerse un hueco y poder pasar.
Cuando conseguimos salir de la pista de baile improvisada, respiro un poco más tranquila. Ella suelta mi mano y se acerca a mí. Lleva esa misma mano a mi frente y me mira preocupada.
-¿Estás bien?-me pregunta- ¿Tienes ganas de vomitar o algo?
-No, no...tranquila. Pero creo que iré al baño a mojarme un poco la cara.
-Sí, buena idea, te acompaño.
-No hace falta, estoy bien, tranquila.-le sonrío.
-No es molestia. Además, viendo como estás prefiero acompañarte por si acaso.
-Estoy bien, de verdad.-le aseguro.
-Está bien.-me dice no muy convencida.
-Gracias por ayudarme. Creo que no podría haber salido yo sola de allí.
-No es nada.-me sonríe.
Me doy la vuelta para irme pero no soy capaz de dar un paso porque se me nubla la vista. Siento que me fallan las piernas y noto cómo se me doblan las rodillas. Me preparo para el golpe, pero alguien evita mi caída agarrándome por la cintura.
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No (me) olvides
Teen FictionTodo en la vida tiene un principio y un final. El problema es aceptar que lo que más quieres ha acabado. Diana es una chica de 18 años dispuesta a cambiar el mundo. Marcos aparecerá para cambiar el suyo. ¿Pero hasta cuándo? ... -Te quiero. ¿Lo sabes...