Esta mañana me fuí a dar una vuelta por el bosque, desgraciadamente, no encontré por allí ninguna posible víctima. Decidí acercarme al parque de la comunidad para ver si había gente y, efectivamente, ahí estaban. Con sus hijos, sobrinos o nietos correteando alrededor. Observé detenidamente a todos y cada uno de los niños que estaban presentes. Entre ellos, había una niña, que parecía más mayor que todos los niños del parque, como si tuviera ocho años. Ella también observaba a los pequeñajos de allí, pero con una expresión en la cara como de serenidad. De repente, uno de los niños salió corriendo hacía la carretera, parecía que estaba persiguiendo a una pelota. Miré a la niña de arriba a bajo, llevaba un vertidito rosa y unos calcetines, ambos muy sucios, como si hubiera andado por barro. La cara, la tenía también sucia, al igual que sus brazos y piernas, ¿Sería una bagabunda? Sus ojos, eran grandes y verdes, pero alrededor de ellos, había lágrimas. La chica se acercó al niño y le dijo algo, no me enteré por todo el jaleo que hacían los niños. Así que supuse que era para pedirle si quería jugar con él. Bajé la mirada un segundo, un niño me tiraba de la corbata. Ví que era mi oportunidad para llevarmelo y jugar con el y por fin tener un amigo, sinceramente, prefiero a los niños más que los adultos, ya que están llenos de vitalidad y alegría.
-¡Marc, ven aquí, tenemos que irnos a casa, ya es hora de cenar!
El pequeño salió corriendo hacía su madre con una sonrisa, recogieron los juguetes, y se fueron cogidos de la mano. Me dió lástima que se fuera tan pronto, volveré la próxima vez para ver si mi amiguito Marc vuelve al parque. Pasadas unas horas, regresé al bosque, ya era denoche. Mientras iba caminando me encontré a un señor, de cuarenta y pocos años, que parecía ser un leñador de la zona. Sigilosamente me acerqué a el... Rápidamente, sufrió mis efectos de mareó y vista borrosa, pero siguió andando en dirección a una pequeña cabaña. Cuando supe cual era su "parada", lo llevé a rastras hasta la cabaña. Una vez allí, estaba, como siempre, un poco nervioso por como iba a ser la reacción del hombre cuando me viera. Al abrir los ojos, se sentó en una silla, donde justamente, estaba yo a su lado.
-Que coño me ha...?; Giró el cuello hasta donde estaba. Miró cada vez más y más arriba, hasta que, bueno, como todos, gritó con todas sus fuerzas.
-AHHHHHHH!!!!!!QUE COJONES ERES?!!!; Esta es la parte en la que odió cada vez más mi vida por el simple hecho de no tener una maldita boca. No puedo explicar lo que me pasó, no puedo decir como me siento, no puedo avisarles de que esquiven los tentáculos cuando me salen incontroladamente. No puedo hacer nada.
-¡¡¡ALEJATE DE MI MONSTRUO, NO TE ACERQUES NI UN PASO MAS POR FAVOR!!!; dijo el hombre cada vez más asustado y casi llorando. Noté una extraña sensación, como si estas suplicas formaran parte del pasado, como cuando todos me discriminaban, me insultaban, me odiaban. Al pensar en todo aquello, sentí rabia, y uno de mis tentáculos salió diparado hacia el pecho del señor.
-Cabr....; fueron sus últimas palabras antes de caer rendido en el suelo que rápidamente se llenó de sangre, formando un charco que rodeaba a aquel señor. Me asuste, y salí corriendo en dirección a la puerta trasera.Antes de irme, ví en la repisa de la chimenea una foto de una familia que parecía muy feliz: Dos niñas, ambas hermosas, y sus padres. En ese momento, me dí cuenta que por culpa de mi pasado, maté a una generación que tenía mucho futuro por delante. Entre esa generación, maté a un padre que tenía que educar junto a su mujer, a esas pequeñas y dulces niñas, ahora, sin padre.
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Sally y Slenderman, una vida juntos
FanfictionSlenderman era una pobre alma que buscaba compañía. Sally, una niña maltratada que necesitaba una figura paternal para calmar sus instintos asesinos y perturbadores. ¿Y si los juntamos? El resultado: una bonita historia de creppypastas.