Ayudando al enemigo

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Narra Sally:

-Saaaallyy.... jajaja.... no te escondas más... te voy a encontrar tarde o temprano.... jajajaja...- Jeff me tenía de los nervios. La vista se me nublaba, hacía varias horas que no me había llevado ni un trozo de pan a la boca. Me daba la sensación de que, cuánto más corriese, más perdida me iba a encontrar. Todos los pasillos me resultaban parecidos. No podía imaginarme que... este sería mi final.

-Saally.... se que estas cerca... puedo oler tu sangre... jajaja.- El miedo recorría mi cuerpo... corrí y corrí sin mirar atrás. Al final, llegué a un muro, no había ningún otro camino además del que tenía detrás. Escuchaba su voz... cada vez más cerca de mi posición... estaba al filo de la muerte.

-¡Sally! ¡Por fin te he encontrado! Eres muy buena a este juego... estaba a punto de llamar a mi dulce perrito para que te buscase... y volviese con tu cuerpo muerto en su boca... estarías sin alguna pierna que otra jajajaja... ha sido divertido... Ahora... Go... to... sleep...

-¡¡No!! ¡¡Aparte monstruo!!

Narra Jeff:

¿Monstruo...? Me acababa de llamar.... monstruo. Llevaba años sin escuchar esa palabra... Fue la última palabra de mi madre antes de que la degollase. Estúpida, no era ningún monstruo. Era el más bello de la casa y ella no supo apreciarlo.

-No soy... ¡ningún MONSTRUO!

Tire el cuchillo al suelo y me fuí ha una de las esquinas a tranquilizarme. Escuché unos pasos detrás mía, me preparé por si intentaba apuñalarme.

-¡Pequeña per-!- Dió un pequeño bote al girarme tan brucamente. Tenía mi cuchillo.

-Se te ha caido...

-Gr-gracias...

Me fijé en su figura; niña de 12 años, con la ropa sucia y rota, no llevaba zapatos, solo unos calcetines, también sucios, y con un osito de peluche. Tenía unos ojos verdes preciosos, que se adentraban hasta mi alma, oscura como un agujero negro sin retorno. Era solo una niña, no podía matarla.

-Ven conmigo...- le dije cabizbajo.

-¿Que...?

-He dicho que vengas. No hagas que me arrepienta.- Le cogí del brazo y empezamos a correr. Recorrimos todos los rincones de el laberinto, hasta que llegamos a la salida.

-Esta es la salida. Corre y no vuelvas.

-¡No puedo! Mi padre está dentro y no puedo dejarlo aquí.

-Conozco este sitio de sobra, tu padre morira, si no ha muerto ya, claro.

-¡No digas eso! Mi papá está ahí y sigue vivo, y si no estuviera ya habría sentido su perdida. Te agradezco que me hayas ayudado a salir de aquí, pero tengo que ayudarle.
¿Me ayudarás?

¿Qué debería hacer? ¿Debería traicionar a Saw por una niña? Bah, que más da. Es un pequeñajo imbécil que no sabe hacer las cosas sin ayuda. No me importa dejar ha ese bastardo, que llame a su mami si necesita ayuda.

-De acuerdo, solo os ayudaré a escapar, después, iré por mi camino.

-¿En serio? ¡¡Bien!! ¡Vamos, vamos!

Esto significa que, estoy ayudando... ¿al enemigo?


Sally y Slenderman, una vida juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora