plan.

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—Él no lo sabe aún, pero me va a amar y se va a arrepentir por no haberse dado cuenta antes de lo encantador que soy —. Soltó Killua de repente, sentado mientras miraba con los ojos entrecerrados en dirección a Gon, quien estaba muy en su mundo como para darse cuenta de su mirada. Frente a él, Kurapika soltó una carcajada.

Se encontraban en la cafetería, acababan de sentarse para tomar el almuerzo. Por suerte para Killua, la mesa se encontraba perfectamente ubicada para poder observar a Gon de una manera prudente.

—Y no creo que lo sepa muy pronto si sólo te quedas ahí mirándolo —. Kurapika le hizo saber, mientras le daba un bocado a su almuerzo.

Killua y Gon no eran más que compañeros de clase, y no podría decir que tenían mucha interacción. Solía poner pretextos para hablarle, como pedir prestado un lápiz, preguntar por la tarea o chocar "accidentalmente" con él, sólo habían tenido una conversación decente de más de cinco segundos y fue porque Gon y Killua tuvieron que hacer equipo en clase de actividad física, aunque más bien había sido una discusión. Esa fue la primera vez que Killua verdaderamente notó que Gon existía, no fue hasta semanas después que se dio cuenta que Gon le gustaba.

La discusión se dio porque, durante un juego de captura la bandera, Killua como líder del equipo decidió que lo mejor sería crear un señuelo y mientras estaban distraídos en eso, robar su bandera. Claramente, a Gon no le pareció y enseguida refutó reclamando que eso era hacer trampa, eventualmente perdieron debido a que siguieron discutiendo y el equipo contrario aprovechó para robar la bandera. Killua estaba muy molesto para darse cuenta —porque él no perdía nunca—, pero esa fue la primera vez que alguien le llevó la contraria y se lo hacía saber. Incluso después de esa discusión Killua se acercaba a Gon para ver qué decía, le pedía lápices o sacapuntas para luego no devolverlos, en busca de provocarlo, pero parecía que Gon había olvidado su anterior pelea y lo trataba con amabilidad y su distraída actitud no le permitía darse cuenta fe que Killua era quien desaparecía sus cosas y no su torpeza. Se dio cuenta semanas después de que así como le volvía loco que el chico no tratara de luchar por su atención, también le gustaba. Aunque ahora media escuela creía que el albino odiaba profundamente a Gon, especialmente con la directa mirada que mantenía hacia su persona.

—Bueno, no sé qué quieres qué haga —. Refutó Killua, como si no fuera obvio lo que debía hacer, mientras por fin quitaba su vista un segundo de Gon para dirigirla al rubio frente a él, el cual sólo suspiró al escucharlo.

—Tal vez deberías acercarte a hablarle, como hacen las personas normales —. Respondió sencillamente, aveces se preguntaba cómo era que el menor traía loca a casi toda la escuela. Ah, sí, suave pelo plateado al igual que piel blanca y grandes ojos azules con mirada felina recordó, el chico sabía aprovechar sus encantos.

—¿Crees que no lo he intentado? Además él siempre está con sus amigos o está en otro mundo —. Se quejó Killua, mientras volvía a dirigir su mirada al pelinegro, maldiciendo mentalmente al enano cejón junto a él y al poste anciano, siempre había creído que éste último era un profesor más, pero parecía que el tipo solo era varios cursos mayor o quizás un anciano que reprobó demasiado. El rubio frente a él arqueó una ceja antes de volver a hablar.

Pedirle sus cosas para robarselas y chocar "por accidente" con él no es un intento de acercamiento —. Respondió Kurapika, mientras hacía comillas con los dedos —Se nota que es demasiado distraído y torpe para darse cuenta si sólo lo miras fijamente, tienes que acercarte y ser más directo —.

—Pff... qué sabes tú —. Bufó el albino, pues Kurapika también era bastante cotizado —¿Pero qué debo decirle? Agh, que complicado es esto —. Volvió a quejarse.

—Claro que lo sé, ¿quién es el mayor aquí, eh? Además, yo no recibo todo en bandeja de oro, como tú —. Enseguida renegó Kurapika —Sólo, no sé... dile cosas bonitas o algo así —. Se encogió de hombros.

—Eso no me ayuda, ¿no que eres el mayor, sabio y experto? —. Reclamó el menor, pues la explicación de Kurapika no había sido lo que se podría decir explícita.

—Es mejor que tu idea de observarlo fijamente hasta que se te sequen los ojos —.

El menor abrió la boca indignado, y estuvo a punto de reclamar de no ser porque la campana sonó en ese instante, el mayor se rió antes de levantarse de su asiento.

—Escucha, sólo acércate como si quisieras ser su amigo, pero tirando indirectas muy directas de vez en cuando. Si te haces su amigo y luego tardas mucho tratando de coquetearle, seguro te manda a la friendzone —. Volvió a hablar el rubio mientras caminaba con Killua siguiéndole a su lado.

—Vaya, ese si es un consejo de verdad ¿qué te costaba? —. Se burló el menor —Bien, nos vemos después —. Se despidió una vez llegaron al final del pasillo, teniendo que separarse para dirigirse a sus diferentes salones.

Mientras caminaba ignorando las miradas de los demás sobre él, pensaba acerca de lo que le dijo Kurapika. Acercarse como un amigo, pero coquetearle... No sonaba tan difícil. Finalmente entró al salón, yéndose a sentar directamente a su lugar, segundos después Gon entró y no pudo evitar seguirlo con la mirada hasta que estuvo fuera de su visión, porque lamentablemente no tenía ojos en la nuca y el pelinegro se sentaba casi hasta la esquina.
Soltó un suspiro, probablemente sí sería difícil, pero no importaba. Estaba decidido, iba a conquistar a Gon y Killua obtenía lo que quería.

conquista. KILLUGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora