Capítulo 4 - La piyamada

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No hallaba ningún motivo para asistir a clases, como si ya no fueran suficientes los problemas en mi vida ahora existían conflictos dentro de mí, remplace el ignorar mis problemas por la felicidad que me daba ella dejándome descubierto a la realidad.

Sentía como todo mi mundo se venía abajo pero como de costumbre solo fingí mi tranquilidad y seguí con mi día aparentando normalidad por medio de una sonrisa, creía que si ocultaba mi dolor este se iría y con el tiempo lo olvidaría como a todo a lo que estaba acostumbrado.

Pero por dentro aún seguían surgiendo preguntas sin solución, me preguntaba ¿por qué cada vez que intento ser feliz término empeorando las cosas, por qué todas las personas con las que quiero estar terminan apartándose de mí? No quería aceptar mi realidad quería borrarla y hacer como si nunca existió, no quería sentir aún más dolor del que sentía simplemente quería desaparecer.

Fui a clases como de costumbre solo quería cumplir con mis deberes y terminar el día, llegaba más temprano para estar solo no quería estar con nadie no quería dañar las pocas cosas que aún quedaban en mi vida.

Llego la hora de formar para cantar el himno nacional y entrar al salón de clases, gracias a dios que por ser alto podía formarme de último en la fila ya que la formación se organizaba desde el más pequeño en el frente y el más alto en lo último de la fila, Amelia por ser de estatura baja se formaba de segunda en la fila de al frente y así no podría ser visto por ella.

Cuando la veía una parte de mi sentía dolor mientras que la otra aún seguía sintiendo felicidad, mi ser se había dividido en dos causando un temblor en mi interior, no sabía que hacer no sabía que sentir pero solo me quedaba mirándola.

Entramos al salón y yo me senté en la parte de atrás, trataba de estar lo más solo posible distrayendo mi mente mientras dibujaba, las situaciones por las que estaba pasando nunca afectaron mis calificaciones a decir verdad yo casi nunca estudiaba, con prestarle atención a la clase me bastaba para pasar los exámenes.

El timbre sonó dando aviso del recreo y me senté en el pasillo frente al salón de nuestra clase a hablar con Samidd un rato, hablábamos de futbol, videojuegos y videos virales solo lo de costumbre no quería decir nada de cómo me sentía solo quería distraerme y pasar el día.

Terminando el recreo nuevamente volvimos a clases nos tocaba la clase de bilogía y teníamos que formar grupos para el taller que se realizaría, uniéndome con los chicos del grupo de amigos que tenía incluyendo a Samidd formamos nuestro grupo.

Mientras realizábamos la actividad escuche a los chicos hablar sobre una piyamada que estaban planeando hacer en casa de Jonathan, quería unirme también ya que Samidd iría pero él me advirtió.

- Ellos son demasiado molestos para ti Moisés, yo te conozco y sé que vas a salir lastimado.

Si solo el supiera que eso era lo menos que me afectaba, quería salir de mi rutina quería hacer cosas nuevas y dejar de seguir actuando como de costumbre, ya no me importaba nada porque sentía que ya no tenía nada que perder.

Planeamos ir el día viernes de iglesia para reunirnos después del servicio y así todos fuéramos a la piyamada en casa de Jonathan, el lugar donde él vive queda casi en los límites del estado es una urbanización muy grande la cual posee colinas y un pequeño lago que divide a la región en dos partes.

Me quedaba admirando las casas de lujo que veía pasar por el camino mientras viajábamos en el carro de Luigi el padre de Jonathan, dimos bastantes cruces hasta llegar a la entrada de su gran casa, esta posee un gran patio con la entrada de forma inclinada y en lo alto del terreno se sitúa la casa, el tamaño de su casa era inmensa teniendo tres cuartos con baños particulares y un cuarto para los invitados bien acondicionado.

Cuando entramos comimos la cena que preparo Luigi y luego él se fue a dormir en su habitación quedando solo Alfredo, Yosme, Nicolás, Samidd, Jonathan y yo jugando en la PlayStation del cuarto de invitados estábamos activos y lo menos que queríamos hacer era dormir.

Siendo ya más de las doce de la noche Jonathan y Alfredo estuvieron ausentes por más de media hora, se podía ver en la mirada de Yosme la sospecha de que ellos estaban planeando alguna broma, no le preste mucha atención y seguí concentrado mientras jugaba pero desde el fondo tomándome desprevenido una bomba (o globo) de agua cruzo por toda la habitación pudiendo esquivarla todos a excepción de mí.

Mi camisa se encontraba toda empapada y escuchaba a todos los demás reírse, luego salieron Jonathan y Alfredo cargando un tobo (o balde) lleno de bombas de agua dando inicio a la guerra.

No podíamos quedarnos quietos en la casa teníamos que movernos constantemente armados de bombas de agua y tomates para no ser sorprendidos, habíamos formado grupos entre nosotros divido por Jonathan, Yosme y Alfredo mientras que el otro grupo éramos Samidd, Nicolás y mi persona.

Estuvimos como hasta las tres de la mañana lanzándonos tomates, cebollas y bombas de agua incluso Alfredo había llenado el pasillo principal de la casa con jabón de baño para que resbaláramos y cayéramos en su trapa, fue una locura toda esa noche aunque eran un poco rudos para mi pude disfrutar esa piyamada.

Siendo ya muy avanzada la noche estábamos cansados de tanto correr por toda la casa así que decidimos dar tregua para dormir pero no podíamos confiarnos ya que el que durmiera primero le rayaríamos toda la cara así que teníamos que resistir el sueño.

Para mí no era difícil porque yo estaba acostumbrado a dormir hasta las tantas, solo fingía que dormía pero mis sentidos estaban alertas a cualquier movimiento, siendo ya las cinco de la mañana no podía aguantar más el sueño y levante la mirada para asegurarme de que todos estuvieran dormidos, viendo que ya no existía ningún peligro pude descansar.

Luego cuando me levante por la mañana para cepillarme pude ver toda mi cara ralla con marcador permanente no supe quien fue hasta que Samidd me dijo fue Yosme, siendo los primeros en levantarnos decidimos rallarle la cara también, tome un marcador rojo de mi cartuchera y le raye toda la cara.

Era divertido hacerle una broma a alguien, nunca antes yo hubiera pensado realizar una jugarreta a una persona porque me enseñaron a que siempre fuera respetuoso con los demás, si bien quería hacer algo distinto a lo que estaba acostumbrado creo que esto fue una respuesta del cielo para que me divirtiera y olvidara el dolor que sentía.

Siendo ya la mañana el padre de Jonathan se despertó, me pareció algo sorprendente que no se hubiera levantado en toda la noche con todo el ruido que hicimos, pensaba que se molestaría con todos nosotros y que jamás dejaría que volviéramos a realizar otra piyamada pero para sorpresa de todos solo dijo que limpiáramos el desastre sin molestarse.

Después de desayunar Luigi nos llevó el sábado para la iglesia a una actividad especial, habíamos planeado hacer la piyamada esa semana ya que el sábado habría servicio en la iglesia, comúnmente la iglesia ofrece solo servicios los días martes, viernes y domingos pero este sábado realizarían ayuno.

Llegando a la iglesia todos nos despedimos pero yo me quede con Yosme ya que nadie le había dicho que tenía rayada la cara y no quería dejarlo así, nos reímos los dos en el baño de hombres cuando le conté que yo fui quien le rayo, ambos nos habíamos rayado el rostro así que estábamos a mano, terminado de limpiarse salimos del baño y caminaríamos a la parada de autobuses para ir a nuestras casas pero alguien saludo a Yosme a espaldas de mí.

Volteando para ver quién era mi corazón se detuvo al reconocerla era Amelia, me quede sorprendido por la situación así que me adelante unos metros y fingí que estaba esperando a otra persona, me parecía algo extraño que ella le estuviera hablando, normalmente ella solo se la pasaba con su mejor amiga Mariannys y casi nunca con los chicos de la escuela ella no era una chica de estar rodeada con un grupo de personas.

Terminaron de hablar y espere a que Yosme me alcanzara.

- ¿la conoces? – pregunte como si fuera por curiosidad tratando de disimular mi interés.

- Sí, ella pensó que yo me había cortado la cara pero le dije que me la habían rayado.

- A ok – respondí actuando natural.

Nosabía qué tipo de relación tenían ellos dos pero ahora mi interés por saber quéera lo que el sabia de ella me hizo planear acercarme más a él.

la razón de dibujarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora