«TwitahLove» [NamKook]

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JungKook había salido corriendo en un momento en el que JiMin y YoonGi se distrajeron. Estaban en la tienda de conveniencia cerca de su casa, eran las tres de la madrugada, y él no había tomado tanto como les había hecho creer a sus amigos. En algún momento entre la una y las tres, JungKook se percató que no se sentía bien y que quería estar solo. Pero ¿cómo les decía a sus amigos? Ellos estaban tan alborotados y felices, no había visto a YoonGi compartir sus sentimientos con ellos hasta hoy, y tampoco a JiMin siendo agradable con Yoon sólo porque comprendió su amor por SeokJin. De alguna manera, lo que sentía no se comparaba con aquello. 

Estaba seguro que lo que sentía era más bien algo caprichoso, pero no podía dejar de decirle a su corazón que dejase de doler porque ya no era un niño. Sus lágrimas se asomaban tan agresivamente que optó por salir corriendo sin que sus amigos se diesen cuenta. Corrió tanto hasta que sus pulmones ardieron y sus ojos se empañaron en lágrimas. Cielos, estaba tan exhausto. Sin pensarlo demasiado siguió caminando ahora más despacio, tratando de recuperar su ritmo cardíaco normal, y detener su lloriqueo.

—Vamos, Kook. —Se dijo a sí mismo tallando sus ojos con las muñecas de sus manos—. Deja de llorar, tonto. ¿Cómo podrías saberlo de todas formas? ¡Te engañaron todo este tiempo! 

Siguió caminando hasta que encontró una especie de pequeño parque, el cual contaba con algunas bancas, un kiosco y un sube y baja. Se sentó en una de las bancas, miró hacia el cielo, y suspiró.

—No tiene sentido que esté así —habló lo suficientemente alta para escucharse—. ¿Por qué HoSeok haría algo así? 

Leves recuerdos llegaron a su mente. Su infancia. NamJoon y él jugando en el parque, NamJoon corriendo detrás de él luchando por alcanzarlo, y justo cuando estaba por llegar a él corrió más fuerte. De repente, JungKook apareció detrás de NamJoon y se trepó a su espalda. 

Un derrumbado JungKook recordaba aquellas escenas con mucho sentimiento, eran amigos… no, eran más que eso. Eran niños, no sabían mucho de muchas cosas, pero él estaba seguro que aquel beso debajo de las sábanas cuando se quedaron a dormir en casa de NamJoon le había causado demasiadas cosquillas en su estómago. Había sido mucho para su pequeño corazón, de repente se sonrojaba más que de costumbre cuando NamJoon le daba abrazos o jalaba sus mejillas, pero no se quejaba, al contrario, le encantaba.

Recuerda el día que ambos conocieron a HoSeok, se había presentado ante ellos en la escuela, pero pronto se encontraba jugando con ellos en el parque, yendo a sus casas, haciendo tarea juntos. A JungKook nunca le molestó, él quería hacer más amigos, pero se sentía un poco triste porque NamJoon ya no era tan cariñoso con él como antes. Su corazón estaba un tanto herido, sin embargo Nam sabía cómo hacerlo sonreír. Aún tenían tiempo para ellos dos, Nam seguía yendo a su casa y quedarse a ver películas hasta tarde donde JungKook le daba palomitas en su boca. Pronto Nam comenzó nuevamente a ser más cariñoso con él sin importarle la presencia de HoSeok, quizás estaba esperando a sentirse en confianza. 

JungKook notó que HoSeok cambió, ya no sonreía como antes, ya no salía a jugar con ellos, y casi no se juntaba a la hora del receso. Un día, JungKook se enojó mucho con NamJoon. Francamente, lo único que recuerda es que NamJoon había quedado en verlo a la hora de la salida y él jamás llegó. Ese día era su cumpleaños, ¿cómo podría olvidarlo? ¡No quería verlo ese día de lo enojado que estaba!

Ese día HoSeok llegó con una carta para él de parte de NamJoon, una donde decía que él jamás podría enamorarse de un hombre y que ni se le ocurriese volver a buscarlo. Después de eso, NamJoon comenzó a comportarse extraño, sentía sus miradas llenas de ira y decepción… y jamás se volvieron a hablar.

Hasta que la universidad llegó y de alguna manera JungKook quiso cobrar venganza con sus tweets tontos e incitando a NamJoon a enojarse. No le había hecho gracia que HoSeok siguiese con él; siendo amigos, JungKook se sentía celoso. Había creído que todo estaba en el pasado, pero al parecer estaba equivocado.

Cuando HoSeok insistió en reunirse, accedió solo para que ya no volviese a molestarle, pero nunca se imaginó que HoSeok le revelaría que era el culpable de que NamJoon y él no se volviesen a dirigir la palabra. 

—Fui un niño muy estúpido y celoso —confesó con la cabeza cabizbaja.

—Él te gustaba, ¿no es cierto? 

El silencio no hizo más que afirmar lo que temía.

—Él te gustaba —repitió, pero esta vez afirmándolo—. ¿NamJoon no escribió aquella carta?

HoSeok negó.

—Lo hice yo —murmuró.

—¿En qué estabas pensando? Yo… HoSeok… Odio mi cumpleaños por esa razón. Yo… ¡¿Cómo pudiste?!

—JungKook, en serio, lo siento. Sé que quizás ahora sea demasiado tarde, pero no podía ocultarlo más. Y Nam sigue hablando de ti, nunca se ha cansado de hablar de ti. Estaba equivocado con que si te alejaba, él te olvidaría.

JungKook no contestó, la galimatías de pensamientos no lo dejaban hablar. Tonto. Él se sentía como un tonto.

—¿JungKook?

No hubo respuesta.

—Lo siento.

No hubo reacción.

—Perdo…

—¡Cállate! ¿Sabes cuánto he sufrido por eso? ¡NamJoon era mi mejor amigo en este mundo y me alejaste de él! ¿Cómo hiciste algo como eso? ¿Por qué tuviste que hacerlo? ¿Qué te hice yo? ¡Te quise, te consideré mi amigo! 

Y sin esperar respuesta, JungKook salió corriendo. JiMin quien había estado en una mesa justo atrás de ellos, se levantó chocando miradas con HoSeok.

—JiMin… —Se levantó yendo hasta él—. Tienes que ayudarme… Yo…

Ni siquiera terminó de hablar cuando se encontró en el suelo con su nariz doliendo. 

—Idiota —dijo JiMin antes de salir de allí.

La cafetería estalló en un silencio agonizante.

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