Capítulo 14

181 19 0
                                    


HanBin se apoyó en su codo mientras me miraba sorprendido.

—¿En serio?

Asentí.

—Sí.

Abrió la boca, sin duda alguna para despotricar, pero antes rodó sobre su costado.

—HanBin, no te preocupes. No he recibido ningún tipo de advertencia ni nada de eso. Es solo que ha estado husmeando, claramente tratando de encontrar algo. Solo quería que lo supieras.

Incluso en la oscuridad del cuarto, pude verlo fruncir el ceño.

—¿Cuál es su maldito problema? ¿Soy yo? ¿Es porque yo era tu interno? ¿Es algo que hiciste? ¿O algo que yo hice?

Acaricié su pómulo con delicadeza.

—Creo que es porque soy gay.

La boca de HanBin se cerró, sabía que oficialmente estaba enfadado. Así que me incliné y lo besé, suave y dulcemente.

—HanBin, cariño, te lo he dicho antes. No cambiaría ni una sola cosa de lo que he hecho. No. No me importa lo que él piense, o lo que piense cualquier otra persona en todo caso. Me pueden despedir si eso es lo que quieren, porque de alguna manera te tengo. Y te elegiría a ti sobre Yeo MinSuk todos los días durante el resto de mi vida.

HanBin volvió a caer sobre su espalda.

—Por Dios, JiWon. No me pidas que me case contigo cuando estoy enfadado. Mierda.

Me reí y lo arrastré de regreso a mí.

—¿Hubo una propuesta de matrimonio en alguna parte en la frecuencia de HanBin que yo no escuché?

Suspiró.

—Hablas demasiado.

Asentí.

—¿Y matrimonio y para siempre son lo mismo?

—Sí.

Besé su cabeza, incapaz de dejar de sonreír como un idiota.

—Ya duérmete.

—No me digas qué hacer— murmuró.

Pero apretó su agarre contra mí, y pronto se encontraba profundamente dormido.

***

El miércoles salí del trabajo como cualquier otro día. Me mantuve pendiente de MinSuk, pero no lo vi. HanBin me llamó después de la comida para saber cómo iban las cosas, y le dije que hasta el momento todo lucía normal.

—Tal vez lo estoy imaginando— le dije.

—¿Y MinAh?— preguntó —A ella no se le escapa ni una sola cosa de esa oficina.

Suspiré.

—Ella fue quien me dijo que pensaba que algo estaba mal.

—Joder, JiWon— dijo con un gemido.

—Hablaremos esta noche— le dije.

—Voy a llegar tarde— dijo —Estoy muy cerca de terminar esto, y luego Jung JaeWon estará fuera de mi vida.

—Te espero entonces.

—Más te vale.

Sonreí cuando colgué el teléfono. Pero no hablamos de eso cuando llegó esa noche al departamento.

En cambio, el médico le llamó al trabajo con sus resultados de las pruebas de sangre, y hablamos de eso. Todos los resultados estaban dentro de los rangos normales, estaba limpio y físicamente se encontraba en perfecto estado de salud. Pero no estaba seguro acerca de algo. Se encontraba apoyado en el mostrador de la cocina, con el ceño fruncido.

—HanBin, ¿qué pasa?

Se encogió de hombros.

—Bueno, acerca de la conversación que tuvimos antes, esa sobre tener relaciones sexuales sin protección...

—No tenemos porque dejar los condones— le dije —Como ya hemos dicho antes, no hay presión. Cuando estemos listos pasará.

—Pero es que.. quiero— dijo en voz baja con sus mejillas un tanto sonrojadas —Todavía no, creo. Pero un día, quizás pronto, si tu quieres...

Tomé su barbilla y la levanté con cuidado para besar sus labios.

—Yo quiero, pero será cuando los dos estemos listos.

Se mordió el labio y asintió.

—Bueno.

—Sin presión— añadí —Nosotros sabremos cuándo será el momento adecuado.

Su estomagó gruñó, interrumpiendo de esa forma nuestra conversación. Insistí en que tenía que comer algo, cosa que hizo, entonces cuando terminó fuimos a tomar una ducha de agua caliente con vapor y después caímos en la cama donde me hizo el amor.

Lento y profundo, y cuando me imaginé lo que sería tenerlo dentro de mí, sin condón, piel contra piel, vaciándose dentro de mí, me corrí.

El jueves por la mañana, caminamos por el vestíbulo, dijimos un hola rápido a SukJin y charlamos sobre los inviernos de Seúl. HanBin me había recordado la orden a la tienda de comestibles que tenía que hacer hoy para la fiesta de la cena de sus padres.

—Ah, y la pequeña pastelería italiana que está cerca de tu trabajo tiene estas pequeñas tartas de higo. Estoy muy seguro de que a la señora SukJin le encantaran.

SukJin se apresuró a hablar.

—No, señor Lee, usted no tiene que hacer eso.

—Yo no— respondió HanBin simplemente —JiWon lo va a hacer.

SukJin me miró, un tanto alarmado, y yo solo le sonreí y rodé mis ojos.

—En realidad, SukJin, no hay ningún punto de discusión.

SukJin me dio una sonrisa y un encogimiento de hombros mientras HanBin asentía satisfecho por haber hecho su trabajo allí. Con un beso rápido, HanBin y yo nos fuimos por caminos separados directo al trabajo.

Pero entonces, justo antes de mi cita de las diez, MinAh llamó a través del intercomunicador.

—¿Señor Kim?

Sonaba preocupada.

—¿Qué pasa, MinAh?

—Tiene una llamada telefónica en la línea uno. Dijo que su nombre era SukJin.

Fruncí el ceño al botón que parpadeaba insistentemente en el teléfono.

—Gracias MinAh. Tomaré la llamada— sin esperar más, presioné el botón para contestar —Habla Kim JiWon.

—Señor Kim— dijo vacilante la familiar voz de SukJin.

—SukJin, ¿está todo bien?





















***
¿Qué habrá sucedido como para que SukJin llame a JiWon a su trabajo?

¿Será algo malo?
¿Será algo bueno?

Bueno, eso lo sabrán en el siguiente capítulo.
Gracias por leer 😊

UP ❀ Double B [iKON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora