Capítulo 2

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~•~•~

Eran más de las diez de la mañana cuando salí de la habitación, sintiéndome renovada después de tantas horas de trabajo.

La televisión encendida en la sala me atrajo hacia allí y me encontré con Camila, acostada en el sofá viendo caricaturas en la televisión.

Por un momento llegué a pensar que su presencia en la casa había sido solo un sueño. Después de todo, había pasado toda la noche soñando con ella. No sé si fue porque su llegada me dejó sorprendida, o por tener esa costumbre de soñar con las cosas que más impacto tuvieron en mi vida durante todo el día.

Recuerdo que el primero consistía en Camila yendo detrás de Josh con un hacha, mientras yo corría detrás de ella para impedir que matara a mi hijo. Ese sueño me había hecho despertar cansada en medio de la noche, como si realmente hubiera corrido de verdad. Volví a dormir, solo para soñar con ella una vez más, pero ahora recitaba el mismo extracto del poema de la noche anterior, llorando, y después decía que había renunciado a Josh. Que el amor que ella sentía por él se había acabado. Y yo, honestamente, no dudaba de que eso pasara también fuera del sueño.

Y ahora ahí estaba ella riéndose de un personaje amarillo que yo no conocía.

-Buen día, Camila.

Su mirada inmediatamente se apartó de la televisión, y ella me miró aumentando aún más su sonrisa y se levantó, sentándose en el sofá de una manera relajada.

Demasiado relajada, me atrevo a decir. Una pierna permaneció en el sofá mientras la otra estaba en el suelo, dejándola un poco demasiado expuesta debido a su falda muy corta, que apenas cubría un tercio de sus muslos. Y a pesar del largo calcetín que usaba, más de la mitad de sus muslos estaban expuestos.

-Buen día, Lauren. ¿Dormiste bien?

Me pareció extraño que ya no me tratara de "usted" y pasara a llamarme por mi nombre, pero no comenté nada, ya que tampoco era tan vieja para que lo hiciera.

-Muy bien. ¿Y tú?

-Como un ángel - dijo ella, poniéndose de pie en un suave salto. -¿Ya has desayunado?

-Todavía no. Lo iba a hacer ahora.

-Entonces, te haré compañía - ella concluyó sin dejar de sonreír y se agachó para recoger sus zapatos del suelo, sin cuidado alguno, casi haciendo aparecer sus bragas.

Miré hacia otra dirección mientras ella se ponía los zapatos. Camila pasó a mi lado, tomándome de la mano para que la siguiera como si ya estuviera completamente cómoda en esta casa. Y solo entonces noté que su falda no era lo único que llevaba que era demasiado pequeño para ella. Su ligero abrigo gris no podía cubrir su vientre, dejándo casi cuatro dedos de piel expuesta y los botones dejarían su torso completamente a la vista si no fuera por el top negro que ella usaba.

-¡¡Normani!! - Camila la llamó con un grito, tan pronto como llegamos al comedor vimos a Normani, saliendo de la cocina. -¿Podrías hacer el desayuno de la Dra. Jauregui, por favor? Debe estar hambrienta.

Normani lanzó una mirada cuestionadora a nuestras manos entrelazadas, con su ceño fruncido, pero solo atinó a asentir y luego se retiró.

Camila, aún actuando de manera extraña, soltó mi mano para tirar de la silla para que pudiera sentarme.

-Aquí está tu periódico - dijo ella, tomando el periódico que estaba doblado en la esquina, y me lo entregó.

-¿Estás bien, Camila? - pregunté con preocupación, ignorando el periódico y mirándola fijamente.

Dulce Pecado (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora