Capítulo 5

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~•~•~

La noche anterior, cuando me preparaba para dormir, pensé que me despertaría al día siguiente e inmediatamente me arrepentiría de haber cedido a los avances de Camila. Pero cuando me levanté para ir a trabajar, la primera cosa que pasó por mi mente fue la idea de ir allá y despertarla sólo para darle los buenos días.

Por supuesto que yo aún tenía miedo de todo esto, pero la idea cada vez me parecía menos complicada y más placentera. Camila, a pesar de ser una niña y tener un pequeño cuerpo, pensaba y actuaba-la mayor parte del tiempo-como una mujer adulta. Y ella no se molestó en dejar nítida su atracción por mí. Y ahora yo no podía ocultar que también me sentía así.

Algun día yo podría mirar atrás y ciertamente vería cuán equivocado era esto, pero en este momento no le estaba dando mucha importancia a las cuestiones morales.

Resistí al impulso de despertar a Camila y bajé las escaleras, siguiendo el olor a café recién hecho hasta la cocina, donde Normani estaba de espaldas, cortando algo sobre el mostrador.

-Buenos días, Normani - saludé con una sonrisa yendo directo a la cafetera.

-Buen día, Dra. Jauregui. ¿Desayunará en casa hoy? - ella preguntó pareciendo sorprendida por verme allí.

-Sí. Pero no te apures. Leeré un poco el periódico.

A pesar de prolongar el máximo tiempo para poder ver a Camila antes de ir al trabajo, cuando vi que tenía que salir rápido o llegaría tarde, me contenté solo con dejarle un recado a Normani pidiéndole a Camila que me llame cuando despertara.

Y yo ya estaba la primera ronda cuando mi teléfono vibró en el bolsillo de mi bata de laboratorio y respondí solo para decirle que devolvería la llamada en diez minutos. Terminada la ronda, fui hasta mi oficina y llamé a casa, sonriendo cuando Camila atendió.

-Duermes demasiado, ¿sabes? - comenté después de saludarla.

-Pasé toda la noche soñando. No quería despertar - ella argumentó.

-¿Y qué soñaste? ¿Puedo saber? - pregunté, recostándome en mi silla de cuero, sintiendo una sonrisa surgir en mis labios.

-Soñé que entrabas a mi habitación solo con tu bata de laboratorio, con nada más, y decías que querías jugar al doctor. Hum... Y debes estar usando esa bata ahora, ¿verdad? Podrías venir con él hoy y cumplir mi sueño. ¿Qué piensas?

-Nunca llevo la bata a casa, Camila. Y por favor, ¿podemos cambiar de tema? Estoy en el trabajo y no puedo estar hablando de estas cosas.

-¿Entonces tampoco puedo decir que estoy chupando una paleta?

Bajé la cabeza golpeandola sobre el escritorio y cerré los ojos, respirando hondo para apartar esos pensamientos de mi cabeza.

-¿Qué vas a hacer hoy? - pregunté tratando de cambiar de tema.

-Leer un poco o rasgar algunas hojas más de un cierto libro. ¿Vas a llegar tarde hoy?

-No. Debo llegar un poco más temprano que ayer. Y deja a mi libro en paz.

-Es muy interesante. Encontré un poema perfecto aquí. ¿Quieres que te lo lea?

-De ninguna manera - dije apresuradamente.

-Está bien. Pero te leeré otra.

-Creo que mejor no.

-Relájate. No es de ese libro. ¿Puedo? -. Pensé un poco antes de murmurar un "sí", preparándome en caso de que ella estuviera mintiendo, pero no lo estaba. -"Demasiada locura es el juício más divino. Para una mirada perspicaz, demasiado juício, la más severa locura. Y la mayoría que en esto, como en todo, prevalece. Con tu consentimiento. Dices que es muy peligroso. Estás encadenada".

Dulce Pecado (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora