Crónica VIII- Lazos

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Escrito por: Tirez

Innei abandonó la habitación haciendo el menor ruido que sus pasos podían producir. Aunque  Kristen no se encontraba allí, sentía la imperiosa necesidad de ser lo más sigiloso posible, pues pocas veces se decide a hacer algo como lo que estaba apunto de preparar. Con su bolsa cargada de cristales de aquella ruta que tanto fascinó a la persona que le aportaba su apoyo incondicional y una cuerda que había comprado hace apenas unos minutos, avanzó por los pasillos del centro pokemón con paso decidido a la par que silencioso. Tenía todo en mente y todo preparado. La nota encima de la cama de Kristen ya estaba escrita, los materiales necesarios recogidos, el pokemon que le ayudaría en su bolsillo... Todo estaba sucediendo según el plan.

Pasados unos 20 minutos, Innei llegó a la ruta por la que pasaron esa misma tarde. Sacó a su Infernape, que se cruzó de brazos y le miró fijamente.

-¿Es que uno no puede ni descansar con tranquilidad ya? - Saitama se desperezó, estirando sus brazos y piernas y parpadeando un par de veces - Mañana tenemos más de un combate importante, ¿sabes? Tú también deberías estar durmiendo.

- Necesito tu ayuda para algo. -Respondió completamente serio manteniéndose inmóvil como si de una estatua se tratase- Sabes perfectamente que no te llamaría a estas horas si no fuese algo importante.- El Infernape alzó una ceja y posó sus 4 patas en el suelo mirando con intriga a su entrenador.

-Espero que no quieras volver a entrenar pegándole con una porra a un árbol como si fueras un pokemon tipo lucha.- Respondió el simio con un tono travieso. Innei rió levemente.

-Me conoces desde que tenía 8 años, estoy seguro de que sabes que nunca caigo en el mismo error dos veces. -Saitama observó desde abajo a Innei riendo también levemente.

-Entonces, ¿qué me dices de aquella vez en la que...?- Innei salió corriendo hacia él para taparle la boca.

-Sabes que casi nunca caigo en el mismo error dos veces. - Infernape sonrió triunfante y volvió a erguirse sobre sus piernas esperando las órdenes del chico. Acto seguido, Innei sacó los cristales y la cuerda. - Tenemos que hacer una especie de corona con estos materiales, puedo confiar en ti para esto, ¿no?. -Saitama se dió un golpe firme en el pecho.

-¿Cuando te ha fallado tu mejor amigo? - Sonrió con determinación a su entrenador mientras este le miraba con una leve sonrisa. -Así de paso tenemos un rato para hablar, que no me has contado nada de lo que pasó en el Dritch. -Innei asintió con firmeza.

-Definitivamente tengo mucho que contarte. -Se sentó al lado de su fiel pokémon y comenzó a entrelazar la cuerda con los cristales con su ayuda, una cuerda que no sólo unía a aquellas piedras preciosas, sino también el destino de dos personas. El chico se mantuvo en silencio unos minutos. -Me enfrenté a mi mismo... Y estuve a punto de perder. -Saitama le miró de reojo mientras seguía trabajando en la corona. Soltó un leve suspiró y volvió a bajar la vista.

-Te llevo diciendo desde que éramos niños qué te exiges demasiado... Deberías haberme escuchado en su momento. No eres un dios, Innei, solamente eres un humano que ama a los pokémon. - El chico apartó la mirada levemente avergonzado. -Eso es lo que me gustaría decirte... La verdad. Decirte que eres normal, una persona como otra cualquiera, un simple entrenador de ruta que combate por diversión... Sin embargo... Por suerte o por desgracia, eres especial. -Saitama se acercó levemente a Innei mirándole a los ojos fijamente, dejando parte de la corona a medio hacer. -No hace falta que me digas qué pasó después. Sé que ganaste. Lo veo en tus ojos, has cambiado de nuevo. -Puso la palma de su mano sobre el hombro del chico dedicándole una sonrisa tranquilizadora. -Muchas veces decís que nosotros al evolucionar nos volvemos mucho más fuertes, que es un fenómeno sin igual y singular de los pokémon. Pero... no sois capaces de daros cuenta de que esa fuerza que tanto nos atribuís también reside dentro de vosotros. -Movió una mano a la cabeza de Innei. -Tanto aquí, que es donde residen todas las estrategias, pensamientos y todas las cosas relacionadas con la lógica.  -Bajó la mano al pecho del chico, justo a la zona donde se sitúa su corazón, un corazón que a día de hoy late con más fuerza que nunca. -Como aquí, donde se encuentra vuestro espíritu, vuestra alma y lo más  importante de todo: donde nacen vuestros sentimientos más profundos. -Innei esbozó una pequeña sonrisa mirando a Infernape fijamente.

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