Capítulo 33: Todo es muy difícil antes de ser fácil

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Mis ojos se desplazan por el tejado de madera, giro mi cabeza para contemplar la hora y darme cuenta de que ya son las 5 am, en dos horas me tendré que levantar y todavía no he pegado ojo en toda la noche. Doy un largo suspiro y giro todo mi cuerpo hacia la ventana, está cerrada y las cortinas corridas, pero puede entrar débilmente el reflejo de la luna. Mi mente está hecha un lío y millones de preguntas y sensaciones están instaladas en mi cabeza, pero sobre todo una me tortura. ¿De quién era la casa? Vuelvo a girame acto que hace que la cama resuene  produciendo un ruido horrible. Vuelvo a suspirar y miro el reloj 5:05 am.

Dos horas después suena el despertador, lo apago, me incorporo de la cama y un profundo dolor de espalda lucha por darme lata. Me miro en el espejo maldiciendo por no haber pegado ojo en toda la noche ya que unas ojeras decoran la parte inferior de mis ojos.

Después de vestirme y aplicarme un poco de maquillaje para intentar camuflar las ojeras, me dispongo a desayunar en la cocina.

Cuando entro mamá está observando con mucho interés la televisión, tanto que parece absorta de la realidad.

Me siento a su lado en la mesa, acto que hace que vuelva a la realidad y se de cuenta de mi presencia en la sala.

-Ada- comienza con su habitual serio tono.

-Este fin de semana, los Bradley van a celebrar una elegante fiesta para conmemorar el décimo aniversario de la abertura de la empresa que ambos tienen en común.- Asiento no muy convencida de las riendas que comienza a tener esta especie de conversación.

-Me han invitado y obviamente que he aceptado, quieren que tú también vengas.- Remarca sin dejar de mantener contacto visual conmigo. Suspiro ya que esa idea mas bien me desagrada.

-A mí no me suspires, cuando vuelvas del instituto pásate a comprar un vestido.- Termina su frase levantándose de la silla produciendo que esta cruja al rozar con la oscura madera del suelo.

-Vale- le digo como única respuesta al darme cuenta que aguarda en el marco de la estancia.

Esta asiente y escucho el sonido de sus tacones al alejarse por el pasillo.

-Sí tías, he estado escuchando acerca de las desapariciones, creen que todos están muertos.- Solloza Dakota tapándose la cara entre sus blancas y notablemente cuidadas manos.

Estamos en la cafetería a la hora de la comida mientras escucho la conversación de las chicas sin intervenir en ella. Observo la manera en la que Dakota solloza notablemente dolida y preocupada , siento una punzada atravesarme el pecho ante sus palabras y la angustia y culpabilidad comienza a correr por mis venas.

-Dakota, ya verás como es mentira, les encontrarán- la calma Elisabeth mientras frota su espalda con la mano.

Cada vez me encuentro más y más culpable y solo deseo despertarme en Florida, con mis abuelos esperando abajo, aguardando mi despertar, seguramente mi abuela estaría realizando algún tipo de pastel en la cocina mientras mi abuelo leería el periódico sin enterarse de nada, ya que no sabe apenas leer. Lo contrario que sucederá cuando mis ojos vuelvan a despertase al día siguiente en Bothell, donde una fila de desgastadas vigas decoren el oscuro techo, mientras tengo que ocultar a todo el mundo la catastrófica e imposible realidad.

- ¿Tú qué crees Ada?- Escucho la voz rota y apagada de vida de Dakota haciendo que salga de mi ensemismamiento y fije mi mirada en la suya.

-¿Qué?-

-Sobre George- explica Meghan con voz irritada.

Trago saliva y digo el primer pensamiento que cruza por mi mente.

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