Capítulo 24: Precaución

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- Porque es demasiado egocéntrica para aceptar a nadie - Pienso mientras nos vamos acercando al camping sin poder contener las lágrimas, me encuentro hecha un mar de ellas .

Cuando llegamos, Mike me acompaña y me invita a sentarme en un grueso tronco al lado de la hoguera, tengo mucho frío ya que tan si quiera he cogido un abrigo , Mike se percata de que estoy tiritando y me coloca sobre los hombros una sudadera .

- Gracias - Le digo y él se coloca a mi lado cogiéndome la mano

- Tranquila, ya verás todo va a salir bien - 

De repente Jack, el anciano del otro día se acomoda en el otro lado libre y con una voz desgastada me dice:

- Que bien volverte a ver por aquí-

Me seco las lágrimas y finjo una sonrisa.

Esa noche cuando es la hora de dormir, maldigo ver a Tiffany en la tienda de campaña quitándose el maquillaje.

-¿Enserio tiene que quedarse ella aquí?- Le susurro a Mike señalando con la cabeza a la persona que se halla delante de mí.

-También vive aquí- se encoje de hombros y me dirijo al único saco que queda libre una vez que Mike se ha acomodado en el suyo. No entiendo como pueden dormir en este sitio tan incómodo, pienso mientras observo la manera en la que el fuerte viento mueve la tela que nos resguarda del mundo exterior al igual que siento la manera en la que las minúsculas piedras del suelo se acomodan en todo mi cuerpo produciéndome un sentimiento mas bien desagradable. Entonces mi mente vaga en mi madre lo preocupada que debía estar en aquellos instantes, cierro los ojos y me sumerjo en un profundo sueño.

Mi vista se alza en una pradera, todo lo componente en mi alrededor es de color verde, los árboles, la hierva, el tallo de las flores. Es un día soleado en el que el sol alumbra y calienta mi piel resguardada en una fina sudadera y mallas. Escucho el curso del río a mi lado derecho y el sonido de los pájaros escondidos seguramente en algún lado de los árboles que componen el rocoso camino, en mi tranquilo paseo escucho algo a mi lado izquierdo, pero no hay nada, solo árboles y una fina y escasa capa de hierva, lo ignoro y continúo andando ya que algo de la pradera que casi he alcanzado llama mi atención, una hoguera sale de la misma, prosigo mi caminata esta vez a un paso más ligero e intento alcanzar lo que se presenta a mi vista, pero otra vez el sonido a mi izquierda llama mi atención produciendo que pare de andar, no hay nada, pero decido ir a descubrir si es verdad mis suposiciones, me adentro allí donde no hay camino solo árboles similares presentan mi camino, entonces, noto la forma en la que una mano de gran tamaño se posa en mi hombro, produciendo que gire todo mi cuerpo para encontrarme con el rubio de George.

-¿Qué haces aquí?- Le pregunto y una amplia sonrisa empieza a dibujarse en mi rostro.

-Ten cuidado con Mike- ignora mi pregunta formulando un aviso.

-¿Qué?-

-Ten cuidado con Mike- repite.

De repente las palabras de George se reproducen una y otra vez en mi cabeza, George ha desaparecido de mi vista y todo el paisaje se empieza a difuminar dejando solo que esas palabras ocupen mi mente.

Me despierto lentamente para darme cuenta de que no sé el lugar donde me hallo, giro mi cabeza, no hay nadie, solo dos sacos de dormir vacíos ocupan el suelo. Me levanto y salgo de la tienda de campaña un poco confusa por el sueño, pero decido no darle importancia, ya que es solo eso, un sueño. Cuando salgo el cielo está despejado de cualquier rastro de nubes al igual que una fresca pero suave brisa azota mi cabello. Me acerco hacia donde se encuentra Jack sentado solo en uno de los troncos , no hay nadie a su alrededor, en realidad no se halla  nadie en el resto de la zona, solo un profundo silencio invade el lugar.

-Hola- me sonríe cuando me ve llegar y acomodarme a su lado.

-Hola, buenos días- le devuelvo el gesto.

-¿Quieres desayunar algo?

Recuerdo la comida que me ofrecieron el anterior día y decido rechazarla con la simple escusa de que no me encuentro bien.

-¿Y Mike y el resto?- Rompo el silencio.

-Han ido al bosque seguramente estén haciendo alguna de esas cosas que hacéis los adolescentes.- Acomoda el bastón de madera a un lado del tronco, el cual antes sostenía con ambas manos enfrente de él.

-¿Qué hacemos los adolescentes?- Una suave risa se escapa de mis labios invadiendo el lugar.

-Ya sabes, tirarse desde las rocas al río y rarezas semejantes. -

Entonces el sonido de unos pasos acercarse interrumpe nuestra conversación haciendo que capte todos mis sentidos, todos se acercan realizando piruetas y riéndose, a veces me siento como si este lugar no fuese para mí, como si no encajase.

-Algún día aceptarás que si encajas- me susurra Jack como si me hubiese leído el pensamiento. 

-Buenos días- me saluda Mike una vez que ha llegado a mi altura.

-Hola- le sonrío aunque mas bien con una sonrisa forzada.

-Mike, me tengo que ir a casa.- Le informo mientras me levanto y pongo a su lado.

-Déjame acompañarte.- Asiento.

-Un placer Ada, espero volver a verte.- Me indica Jack.

-Lo mismo digo.-

Una vez que he terminado de despedirme volvemos a casa, el paseo es tranquilo, no hablamos hasta que la pregunta que me he estado formulando durante toda la mañana fluye por mis labios.

-¿Dónde estabas esta mañana?-

-Cazando-

Lo dice de forma atropellada como si no quisiese que me hubiese enterado, pero lo desecho de mi mente cuando delante de mí se halla la casa que compartimos mamá y yo.

-Bueno.. eh...- Comienzo, pero Mike me interrumpe cuando captura mis labios con los suyos y me da un beso rápido pero apasionado.

-Suerte.- Me susurra mientras me acaricia la mejilla.

-Gracias, la necesitaré.-

Me despido de él y mis pies se mueven con desgana hacia la casa. ¿ Qué me dirá cuando me vea?¿ Habrá estado preocupada? Me formulo todas aquellas preguntas mientras introduzco la metálica llave en la cerradura, la puerta cruje produciendo aquel espantoso sonido y me introduzco dentro de la casa bañada en una ténue luz, la que entra por las ventanas, no se aprecia ningún otro sonido, solo el de una cuchara al mover una taza, este sonido proviene de la cocina a la cual me acerco solo con el deseo de que no sea mamá la propietaria del sonido, cuando llego a ella maldigo al visualizar el pelo rubio teñido, al igual que unos ojos azules mirando la taza mientras mueve su contenido con una cuchara, levanta la vista de la taza y compruebo que en su cara en vez de excesivo maquillaje está sustituido por un recorrido de lágrimas que comienzan en los ojos inyectados en un color rojo sangre y descienden por toda la cara. Al percatarse de que soy yo la que se halla en el umbral de la puerta se levanta de la silla produciendo que esta chirrie contra el suelo, me sorprende cuando envuelve sus brazos a mi cuerpo y sigue sollozando en mi hombro, mamá y yo tenemos una similar estatura considerando cuando lleva aquellos tacones.

-¿Dónde te habías metido durante toda la noche? Me habías metido un susto de muerte-

Me sorprende que mamá se derrumbe de aquella forma enfrente mía aunque lo que más me sorprende es escuchar el sonido de la puerta principal al abrirse. 

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