⚡DÍA DOS: Reuniéndose ⭐

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FECHA DE PUBLICACIÓN: 10 de julio. 7:27 p.m.

FECHA(S) DE MODIFICACIÓN:
•16 de julio. 3:32 p.m.

NOTAS INICIALES:

Post-EndGame

[♡]

Los Guardianes de la Galaxia, además de ser aquello que su nombre proclama, fueron alguna vez un grupo de desconocidos que lo único que tenían en común era un objetivo. Sin embargo, gracias a los sucesos pasados y el cariño y la confianza generados, se convirtieron en un grupo de amigos, cosa que fueron hasta que el afecto era tanto y tan pleno que el título de "amistad" le quedaba por demás chico y de esa manera se convirtieron en eso que cada uno de los Guardianes necesitaba: una verdadera familia.

Estaban tan acostumbrados a sí mismos, a sus bromas, a su carácter, a su comportamiento y a su precencia en general, que para aquella familia el acoplar a alguien ajeno era una tarea ardua. Y eso era algo que Thor pudo confirmar.

A pesar de lo dificultoso que fue para el hijo de Odín congeniar con aquella familia, el tiempo no representó una enorme cantidad, pues el rubio supo ganarse la confianza de la mayoría de ellos con poco tiempo y mucho esfuerzo.

Claro que dicha mayoría excluía a StarLord.

Había algo en aquel híbrido entre un ángel y un pirata que no le agradaba para nada.

Y es que Peter sabía que no debía fiarse por una cara bonita de muy atractivas facciones masculinas (con un ojo cuya mayor cualidad era ser tan profundo y atrapante, simplemente hermoso), sujeta por un cuello que conducía a hombros anchos y firmes donde podría sostenerse si sentía sus piernas desfallecer o por el mero gusto de hacerlo, un par de brazos anchos y fuertes en los que podría cobijarse para ser protegido por los mismos de cualquier peligro, un abdomen deliciosamente marcado y duro como roca, piernas tonificadas y tan musculosas y fuertes como el resto de su perfecta anatomía, con aquella espalda tan ancha acabando en un redondo y firme trasero, muy bien puesto en su lugar y... ¿cuál era el punto?

Oh, sí. Quill simplemente no podía dejarse llevar por ese Dios con una apariencia que hacía honor a su título, pues el mismo había sido recatado por SU equipo y sin embargo, a penas despertó empezó a mandar en SU nave, teniendo, para colmo de males, a todos SUS amigos haciéndole caso como si él llevase la verdad absoluta en cada palabra que esos sensuales labios arrojaban.

Y justo pareciera que el resto de los Guardianes habían realizado un complot para dejarlo a él a solas con el Dios del Trueno, no felices los muy bastardos con todas las bromas ofensivas en las que lo comparaban con el apuesto rubio.

¡Por favor! Era obvio que lo querían hacer sentir mal y es que hasta el ser más hermoso de cada planeta habitado en la Galaxia no era más que un asqueroso trozo de mierda al lado de aquel Dios.

¡Era completamente la culpa de Thor ser tan atractivo!

Y entre aquellos venenosos pensamientos, miró de reojo al silencioso rubio y vaya disgusto se llevó cuando lo observó engullir descaradamente un jarrón de cerveza.

Thor azotó el jarrón de madera en la mesa, devolviéndole la mirada a Quill, quien clavaba sus ojos de manera asesina en el rubio fornido.

—¿Qué?— Resonó la masculina voz del Asgardiano. El mismo levantó el jarrón vacío y lo estiró levemente hacia la dirección del mitad terrano. —¿Quieres?—.

La falta de vergüenza en el Dios fue lo que terminó de joder la paciencia del comandante de la nave. No, señor. Ni aún siendo el adonis más perfecto en tood el universo (cosa que ya era) Quill permitiría esa falta de respeto. —No está permitido beber aquí— Anunció con voz tajante y mirada condescendiente. —si quieres ir a embriagarte hay bares por toda la galaxia, pero aquí no— Finalizó cruzándose de brazos.

Thor le devolvió la mirada seria por unos segundos, después dibujó una sonrisa y se levantó por un segundo jarrón. Quill estuvo observando esa ancha espalda (y de vez en cuando un poco más abajo) hasta que el Asgardiano se volteó con las manos sujetando dos tarros de cerveza y se encaminó hacia su contrario.

—Toma un poco, precioso, y relájate— Sonrió galante el rubio.

Quill frunció el ceño ante el desconcierto por la actitud reciente del contrario. Tomó un tarro, se encaminó al fregadero y vació ahí todo el contenido, bajo la divertida e insistente mirada azul.

—Vaya que eres difícil— Se burló el rubio, dándole un sorbo al líquido, con una delicadeza poco usal en él.

Sin una pizca de gracia, Peter alzó una ceja.

Thor se encaminó frente al Guardián y con un ágil movimiento logró rodear firmemente la ciertamente ancha cintura con un brazo, acercándolos y rompiendo completamente con el espacio que había entre ellos.

Quill echó la parte superior de su cuerpo levemente hacia atrás, lo suficiente para evitar estar tan cerca del rostro ajeno.

—Me gusta tu actitud tan difícil, es digna del trono Asgardiano— Ronroneó Thor con una sonrisa seductora que desordenó todo el sistema de Quill.

—Sé lo que intentas— Afirmó el pelirrojo, poniendo una mano en los fuertes pectorales para marcar distancia.

—¿Y te desagrada?— Cuestionó el hijo de Odín dejando de lado todo el cortejo, retomando la seriedad que tuvo con StarLord al inicio, pero sin soltar el cuerpo contrario.

Peter se mordió el labio inferior, sin saber a ciencia cierta qué responder.

—Si no te gusta, yo pararé— Aseguró el Dios, mientras aflojaba el agarre, sin soltarse completamente.

—Yo...— Ante la expectante mirada azulina, Quill tomó tanto aire como coraje. —solo quisiera que fueras más despacio— Se atrevió a soltar, finalmente.

Thor fue soltándolo de poco en poco, dejando que el pelirrojo tomara su distancia.

—Comprendo— Asintió con una sonrisa al saber que existía la oportunidad. —¿Por qué no te sientas y charlamos? Quiero que me cuentes de ti—.

Sonriendo a causa de la comprensión del rubio, el de orbes verdes tomó asiento. —Por su puesto—.

—El resto de Guardianes tardará en llegar— Anunció el Dios, tomando el tarro que el pelirrojo había abandonado en el fregadero y llenándolo nuevamente del líquido embriagador. —Podemos hacer de esto nuestro secreto, ¿si? Solo un poco de cerveza y ninguno de nosotros se lo dirá a los demás— Ofreció mirando aquellos ojos verdes, con el tarro cerca del depósito donde el Dios había servido la cerveza anteriormente.

Quill no supo negarse a aquellos ojos.

—Bien, pero solo unos tragos— Una vez aceptado el trato, se deleitó con la sonrisa triunfal del rubio.

Y en todo ese tiempo que pasaron juntos, entre tragos y risas, Peter supo la exacta razón por la que el resto de sus amigos habían logrado confiar en Thor en tan poco tiempo.

⚡THORQUILL WEEK 2019⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora